El 1° de mayo próximo comenzará la zafra azucarera, que es una larga etapa del año en que los ingenios prenden sus calderas para hacer mover los trapiches que recibirán la caña de azúcar recién cosechada. La actividad dura hasta fines de octubre o incluso noviembre, dependiendo de cada empresa. Pero esta temporada arrancará con un interrogante crítico: no se sabe cuánta azúcar deberán destinar estas plantas a la fabricación de uno de sus principales subproductos, el bioetanol.
El presidente del Centro Azucarero Argentino, el tucumano Jorge Feijóo, explicó que esto es así porque el gobierno no ha decidido todavía qué va a hacer con al Ley de Biocombustibles, que vencerá los primeros días de mayo y que debería ser prorrogada o modificada por el Congreso. Como nunca antes este poder se muestra como una “escribanía” del Ejecutivo, ya que el Senado votó la prórroga el año pasado y todo parecía encaminado para que Diputados hiciera lo mismo en enero pasado. Pero algo sucedió y Máximo Kirchner ordenó a los suyos demorar esa votación.
En este escenario, Feijóo dijo que pese a la indefinición reinante sobre la continuidad de la Ley de Biocombustibles, la zafra azucarera comenzará como todos los años el 1° de mayo y confirmó que “como todos los meses, el 20 de abril los ingenios informarán la cantidad de bioetanol que le corresponde al sector, para abastecer el corte del 12% de las naftas durante mayo”. Esto es el martes que viene.
“La industria azucarera cumplirá con sus obligaciones y empezará produciendo bioetanol, para garantizar el abastecimiento que el país necesita”, indicó el directivo de los azucareros. Lo que puede suceder es que esa producción no encuentre comprador, pues si no se vota una nueva ley fenecerá el régimen de promoción de los biocombustibles y las petroleras ya no estarán obligadas a comprar bioetanol o biodiésel para cortar la nafta o el gasoil.
En el caso del sector azucarero, se debe hacer responsable de proveer la mitad del bioetanol para el corte obligatorio de las naftas, que llega al 12%. Los restantes 6 puntos los aportan las plantas que elaboran ese renovable a partir del maíz.
Para tener una dimensión de cuánto implica esto para los ingenios, hay que decir que el bioetanol se elabora a partir del alcohol obtenido tras la molienda de la caña. En general, se suelen destinar entre 500 mil y 600 mil toneladas de materia prima a ese producto, sobre una producción total (equivalente azúcar) que supera -según el año- las 2,5 millones de toneladas. Es decir, sobre ese importante volumen se mantiene la incertidumbre. Que semejante cantidad de caña pueda ser volcada a la producción tradicional de azúcar podría provocar una catástrofe en materia de precios.
“La zafra implica un intenso movimiento de cosecha, transporte y molienda de unas 25.000.000 de toneladas caña de azúcar, que se extenderá hasta el mes de noviembre”, recordó el Centro Azucarero. El rendimiento industrial de la caña es de entre 9 y 10%.
“Queda en manos de las autoridades y miembros del parlamento la responsabilidad de dictar la norma necesaria para garantizar la continuidad de este plan tan exitoso e importante para el país, 10 provincias, el medio ambiente y 65.000 trabajadores”, dijo Feijóo, para quien a esta altura “no hay margen para un vacío normativo, no hay causas para ello; ya demasiado daño hizo esta incertidumbre, innecesario”.
“Sin el bioetanol la actividad azucarera entrará en un abismo, similar al del año 1966, cuando cerraron once ingenios. Las autoridades conocen este peligro y tienen los medios para evitarlo”, enfatizó el dirigente empresario.