La sociedad del confort hace estragos en la agricultura europea. Muchos jóvenes migran de los campos familiares en busca de nuevos horizontes en las ciudades, ya que las rentabilidades de la actividad rural no son tan prometedores -a pesar de la batería de subsidios para sostenerla- y la vida es mucho más rigurosa. Otros, los que quedan en el terruño, no logran acceder a la tierra, que es cada vez más cara. Por eso, según un estudio del Parlamento Europea, cerca del 30% de la superficie agrícola del viejo continente “corre riesgo de abandono”.
Son cerca de 56 millones de hectáreas las que se ven amenazadas por este fenómeno sumando los 27 países de la Unión Europea (UE). Para un plazo no muy lejano, el 2030, el documento de loos parlamentarios define en situación crítica unas 5 millones de hectáreas, el 2,9 % de la superficie agrícola útil actual en ese bloque.
Desde esta perspectiva, los países con un riesgo más elevado de sufrir estos procesos de éxodo rural son Austria, Chipre, Estonia, Finlandia, Grecia, Letonia y Rumanía. Según el tipo de región, las montañas, islas, zonas costeras y regiones poco pobladas son las más amenazadas por el abandono.
Cuenta el sitio español Agrodiario que “los problemas de gestión y la adaptación estructural siguen siendo los principales factores de un problema que se ve agravado por el cambio climático, la globalización y las crisis sanitarias”.
El Parlamento abordó este asunto en el marco de una nueva renegociación de la Política Agraria Común (PAC), el paquete de subsidios que nació luego de la segunda guerra mundial y las hambrunas vividas por los países europeos. En aquel momento histórico la prioridad era garantizar la alimentación de los europeos, pero ahora la PAC está atravesada por estos nuevos problemas.
En este contexto, el vicepresidente del Consejo Europeo de Jóvenes Agricultores (CEJA), Sean Finan, instó a incorporar en las negociaciones actuales sobre la PAC el problema del acceso a las tierras por parte de los jóvenes productores. También pide establecer una politica activa para la gestión de las superficies abandonadas.
También reclamó que se busquen fórmulas para alentar la colaboración entre los propietarios de terrenos y los agricultores que deseen producir en ellos. Finan proviene de Irlanda, donde ya existe un programa de transferencia de tierras. Desde su punto de vista, más mecanismos de asociación a largo plazo, incentivos a los agricultores jóvenes y políticas públicas de desarrollo rural pueden ayudar a poner en valor las tierras y evitar su abandono.
Para el representante del Comité Económico y Social Europeo (CESE), Josep Puxeu, cuando se produce el abandono es “muy difícil” que el establecimiento rural se ponga a la venta. Los arrendamientos, a su juicio, pueden ser una solución que “habría que mejorar”.
En el caso de España, el acceso en alquiler a tierras de secano y de menor valor ha permitido la ampliación de las explotaciones de cereales, pero este mismo proceso no se ha notado tanto en cultivos más intensivos en mano de obra como los viñedos.
Puxeu puso de ejemplo las experiencias de cooperativas que han realizado programas de gestión para “respetar bastante” la propiedad de las tierras, manteniéndolas a la vez activas, y las de titularidad compartida de explotaciones. Sin las mujeres “el abandono es automático”, advirtió.
El integrante del Comité de Dirección de ese órgano consultivo de la UE reconoce que para comprar tierras se necesita mucho dinero, lo que dificulta las inversiones en una agricultura más tecnificada. En ese sentido, recomendó: “Hay que priorizar al agricultor profesional y al joven en todo lo que sea posible. La nueva PAC debería dirigirse más a esas agrupaciones de productores o a aquel que quiere dedicarse al campo”, enfatizó.
La organización Unión de Uniones también alertó del riesgo de abandono de 2,3 millones de hectáreas agrarias para 2030 en España, cerca del 10% del total. Entre 2012 y 2019, la superficie agraria en ese país ya se ha reducido especialmente en Castilla-La Mancha, Castilla y León, Comunidad de Madrid, País Vasco, Murcia y Comunidad Valenciana.
El responsable de Desarrollo Rural de esa ONG, Vicente García Fraile, aseguró que los cambios “tan bruscos” en agricultura y ganadería de las últimas décadas han sido “bastante difíciles de asumir” en algunas zonas, castigadas por la falta de rentabilidad en las explotaciones. Consideró que la PAC debería haber servido para destinar más ayudas diferenciadas a esas zonas desfavorecidas y aboga por llevar las infraestructuras y las nuevas tecnologías a los pueblos para mantener los servicios.
Agrodiario consultó además al presidente de la Red Española de Desarrollo Rural (REDR), Secundino Caso, quien consideró que debería haber un “pacto de Estado” para solucionar el problema de las tierras porque se están “perdiendo oportunidades” de explotación. Defiende soluciones como las que se han puesto en marcha para rehabilitar viviendas abandonadas.
El mix es complejo: Muchas fincas siguen sin estar inscritas en el registro de la propiedad, otras figuran en el catastro a nombre de personas fallecidas, por otras no se han pagado tributos, numerosos herederos figuran en el reparto y en general “legalizarlas cuesta más de lo que valen”, comenta.
El coordinador de la Red Estatal de Desarrollo Rural (Reder), Víctor Jolin, reclamó políticas para facilitar que los jóvenes puedan aprovecharlas, con ayudas a fondo perdido o incentivos para créditos y préstamos. Recalcó que el abandono de tierras perjudica tanto al sector agrario como a la población rural, puesto que la agricultura es uno de los principales motores de la economía de las zonas rurales.