Édgar Ávila es ingeniero agropecuario y técnico de la Experimental INTA San Juan, donde conduce un desafiante ensayo ganadero. Consiste en colocar ovejas tanto en plantaciones de olivos como en las viñas, con el objetivo de que estas controlen la población de malezas y a la vez engorden.
El sistema propuesto apunta a productores pequeños de 5 a 10 hectáreas que podrían ahorrar insumos al reemplazar por las ovejas el uso de agroquímicos. Al mismo tiempo podrían lograr un doble ingreso, ya que sumarían a sus ventas de aceitunas o uvas para vinificar la carne de los ovinos.
“La maleza le produce daño a los olivos y a la vid porque compite por nutrientes y tiene otros efectos negativos para el sistema productivo, pero para la producción animal es un forraje, de modo que unimos ambos sistemas para que la oveja controle la maleza y así el productor evita hacer aplicaciones de insumos. Por otro lado logramos que esa maleza se transforme en carne”, dijo Ávila a Bichos de Campo.
Explicado por el agrónomo, la maleza vista desde el punto de vista de la oveja es alimento y desde el punto de vista de la planta es una enemiga. Por eso se le ocurrió ubicar a la oveja en el medio para que reemplace al agroquímico y se convierta en una aliada de la planta comercial.
“Queremos tratar de disminuir la aplicación de insumos porque ya sabemos que las malezas generan resistencia con el tiempo. Es el caso del sorgo de Alepo o cañota, que es la principal maleza de los sistemas agropecuarios en la provincia”, reveló Ávila, quien cuenta con una maestría en Producción Ganadera de Zonas Áridas.
El sorgo de Alepo es una planta atractiva para los ovinos. En los ensayos que coordina Ávila han comprobando un aumento de peso de los animales que se alimentan de ese yuyo. “Al pastorear alimento tierno como son las hojas de esta pastura -que para los cultivos es una maleza-, notamos que les dio a los ovinos una buena calidad proteica”, informó el técnico.
Mirá la entrevista completa a Édgar Ávila:
Los primeros resultados que obtuvieron de estos ensayos de probar ovinos en fincas con parrales y olivos en San Juan les permitió controlar malezas al punto de, según el técnico del INTA, no haber necesitado ninguna aplicación. “En los pastoreos el ovino come los brotes tiernos, lo que hace que la pastura no pueda brotar y entonces se mantenga controlada”, describió.
Las expectativas de la Experimental sanjuanina son las mejores porque si logran controlar las malezas con el pastoreo y consiguen que la oveja aumente de peso y logre parir corderos, podrían establecer un sistema mixto con un tinte de agroecología. El productor local aprovecharía la misma superficie y produciría dos cosas, incrementando sus ingresos.
Por otro lado, en los últimos cuatro o cinco años repuntó la producción de ovinos en San Juan y además se sumó una nueva planta de faena en la provincia, lo que aumenta las chances de formalizar la venta de este tipo de carne. “Si esto funciona habrá que trabajar sobre las bondades de esta carne para que la gente se acerque cada vez más a su consumo y generar ese hábito con una buena campaña de difusión”, declaró Ávila.
En los ensayos apelaron a usar un planteo de cría donde las dos majadas de ovinos están integradas por animales adultos en su mayoría. “Nuestra idea es producir corderos livianos de 13 kilos, los cuales podemos lograr sólo con la leche materna. Por eso hay que tener a las madres bien alimentadas y con buena producción de leche. En consecuencia sacaríamos corderos livianos para la venta y sin suplementos en un principio”, argumentó.
La carga que manejan es alta, a razón de un promedio de diez animales por hectárea y de acuerdo a Ávila, los ensayos son tres: uno donde controlan las malezas con ovinos mediante pastoreo, otro donde aplican control tradicional con rastra o control mecánico, y otro donde manejan un grupo de parcelas con control químico. “A partir del tratamiento diferente de estas tres parcelas podremos determinar los costos y veremos si es factible esta alternativa para el productor de la zona”, diagnosticó.
El resultado de tratar el manejo de ovinos en olivos y parrales es el mismo, aunque el técnico sí aclaró que notaron ciertos niveles de daño en el caso de los parrales, dado que como quedó con tan poco forraje la oveja comenzó a comerse las uvas. Incluso tuvieron un caso de intoxicación. “Fue una excepción porque el resto de las ovejas están bien. Al momento no tenemos daños significativos”, dijo.
A medida que se incorporen más ovinos al sistema, Ávila apuntó a que deberán evaluar otras alternativas tales como la siembra de verdeos de invierno. “En lo que tenemos que jugar mucho es con el estacionamiento del servicio para tratar de que la parición se de en el momento en que más malezas haya, de modo que el productor evite sacar de su bolsillo para suplementar. Dependiendo de la escala de producción será el manejo que se haga”, concluyó.
Año 1986, los viajes a Chile para ver el comportamiento de la fruticultura en ese momento era muy común. Viajábamos desde el Alto Valle y en varias oportunidades vi como los parrones de Vid y de Kiwi los mantenían limpios de malezas y de cobertura verde con alta densidad de lanares, limpieza total. Eso si los vigilaban constantemente