“Hasta la fecha no se sabe ciertamente cuál es la extensión total de los humedales en el país. Hay diversas estimaciones que van desde aproximadamente el 12% hasta el 23% de la superficie del país, habiendo una brecha casi del 100% entre ellas”, explicó María Fabiana Navarro, investigadora del Instituto de Suelos y coordinadora del Proyecto Nacional del INTA denominado Humedales de la República Argentina: distribución, usos y recomendaciones co-participativas para una producción sustentable.
Esa enorme distancia en el cálculo de la superficie nacional que debería ser considerada como humedal es una espada de Damocles que amenaza al agro local en el marco de la discusión en el Congreso de una nueva Ley de Humedales, que podría concretarse en 2021. Esa normativa establecería diversas restricciones en los permisos de usos productivos en ese tipo de ecosistemas. La gran pregunta que se hacen muchos productores es cómo se puede regular lo que no se conoce a ciencia cierta.
De allí la importante de un anuncio realizado por el INTA este 2 de febrero, justo cuando se celebra en todo el mundo el Día de los Humedales, en conmemoración de la Convención Internacional sobre los Humedales. El organismo, a través de una gacetilla de prensa, informó que “inició el mapeo de la distribución y usos de humedales” del país. Y enfatizó que para 2022, la Argentina contará con un mapa completo y actualizado de todos sus humedales.
Allí debería quedar en claro si ocupan 12% del territorio, como dicen algunos (en especial más ligados a los sectores productivos), o el 24%, como suelen decir los movimientos pro ambientalistas, que luchan a favor de una ley muy restrictiva. ¿De qué lado juega el INTA? Esperemos que de ninguno y que le den el tiempo necesario para hacer un impecable trabajo técnico.
Navarro (en la foto arriba), que participará de este mapeo, explicó el por qué de tanta diferencia entre uno y otro cálculo de los humedales. “Estas estimaciones fueron realizadas a partir de escalas espaciales de simple reconocimiento y qué, por lo tanto, no permiten identificar fehacientemente estos ambientes, pudiendo llevar a sobreestimaciones o subestimaciones de la superficie y, por ende, podrían ser poco fiables para la toma de decisiones”.
Salta a la vista que desde el organismo agropecuario se pide precaución a los legisladores a la hora de analizar este complejo asunto. El mapa de humedales debería ser para ellos una herramienta clave. Pero en el Congreso se han presentado una docena de proyectos de ley y hay bastante premura en tener una nueva legislación.
Hace unos meses, Bichos de Campo retrató esta discusión y a sus diversos protagonistas:
En su informe de prensa, el INTA (que no está a salvo de este tipo de debates tan intensos y muchas veces con alta carga ideológica), afirmó que existe una “dificultad intrínseca para la detección y cartografía” de los humedales por una sencilla razón: los mismos dependen de las dinámicas hidrológicas de corto y largo plazo. Se trata de una dinámica que en la mayoría de los casos se expresa de forma poco “visible” y hace que los trabajos de evaluación deban ser realizados con diferentes aproximaciones.
El INTA cuenta con un Proyecto Nacional que tiene entre sus objetivos determinar su distribución en la Argentina. El mapeo de humedales es uno de los objetivos principales de este proyecto que nació en el 2019 para dar respuesta a una serie de demandas tanto de la sociedad como del ámbito de ciencia y tecnología.
El proyecto propone, por un lado, determinar la distribución de los humedales de la Argentina e identificar sus principales usos productivos, generando mapas probabilísticos de presencia de humedales a través de la clasificación de imágenes satelitales de diferentes sensores y escala espacio-temporal, y del uso de plataformas de análisis de grandes volúmenes de datos y diversos algoritmos de clasificación.
Los humedales están desapareciendo más rápido que ningún otro ecosistema. Desde 1700 se ha perdido casi el 9⃣0⃣% de las zonas húmedas del mundo.
De la buena salud de los #humedales dependerá la salud de muchas especies, entre ellas la nuestra.#DíaMundialDeLosHumedales pic.twitter.com/EWqWIf1lhf
— Fundación Biodiversidad (@FBiodiversidad) February 2, 2021
En 2020 se dio comienzo al trabajo con una serie de cursos direccionados a la detección de humedales y manejo de tecnología para análisis de gran volumen de datos (Big Data), a los que asistieron técnicos e investigadores de otras instituciones como el Ministerio de Ambiente, el de Agricultura, la Universidad de San Martín y el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS).
“Actualmente estamos llevando adelante la determinación de los humedales y, si bien es un proceso que lleva tiempo, creemos que para fin de 2021 tendremos los primeros resultados y para mediados del 2022 podremos contar con el mapa de distribución de humedales en el país y fines del mismo año el mapa de usos de humedales”, indicó la especialista del INTA.
Con esto, y a partir tanto de los mapas de humedales y sus usos, como de las Guías de Buenas Prácticas (GBPs), se espera contribuir a la planificación y ordenamiento de los usos productivos de los humedales.
“El gran desafío para el INTA está en generar conocimiento que contribuya a maximizar las oportunidades productivas de alimentos y bienes en estos ambientes, a partir de reducir al mínimo posible los impactos ambientales y sociales negativos”, razonó la especialista del organismo.
#Humedales ¿ecosistemas en tensión?
El estudio de estos ecosistemas es clave para promover la adopción de buenas prácticas para una producción sustentable.
Reviví este encuentro, con miradas desde la investigación, el desarrollo y la innovación.
💻 https://t.co/uFtBnzooGf pic.twitter.com/v46EQToTKv
— INTA (@intaargentina) February 2, 2021
José Volante, coordinador del Programa Nacional de Recursos Naturales y Gestión Ambiental del INTA, también se mostró cauto en sus definiciones. “Tenemos que entender que no hablamos de ecosistemas, sino de ‘socio-ecosistemas’, donde se encuentra involucrada la actividad humana con la utilización de recursos naturales para las economías regionales”, explicó.
Así las cosas, “la producción agropecuaria, el transporte, la purificación de desechos, entre otros, hacen que en estos territorios se produzcan competencias, conflictos de intereses y tensiones como manifestación de la disputa por el uso de recursos naturales imprescindibles para la vida”, explicó el especialista.
carlosmnazar@yahoo.com.ar Me pregunto en que ayuda el estado para los que deseamos producir en Las Lechiguanas. Tierra desperdiciada actualmente