El 16 de diciembre de 2020 el chamamé fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco en reconocimiento a “su trascendental aporte a la cultura en todo el continente”.
Ahora bien, ¿qué significa esto en lo concreto? Gabriel Romero, presidente del Instituto de Cultura de Corrientes, lo explica en esta entrevista.
¿Por qué el chamamé obtuvo esta distinción mundial?
Por muchas razones. Cuando uno ve la evaluación de la Unesco, primero se refiere a una expresión que se transmite de generación en generación, que abarca un gran territorio, que existe una enorme identificación de las personas con esa música y que es una cultura viva y en constante transformación. Y todo eso se cumple.
O sea que es más que un ritmo musical…
Desde ya. Es música, danza y cultura chamamecera. Como ritmo musical representa una región amplia que abarca Corrientes, Chaco, Formosa, Misiones, sur de Brasil y parte de Paraguay y Uruguay y que se consolida muy especialmente en nuestra Provincia. También involucra historias y leyendas y surge como una fusión de tradiciones culturales, con influencia de los guaraníes, de las misiones jesuíticas en la incorporación de instrumentos y una influencia española. No es casual que esta región que se identifica con el chamamé coincida con el lugar donde se desarrollaron los guaraníes y los jesuitas.
¿Y fuera de estas provincias, también hay presencia?
Sí, porque a diferencia de otros ritmos en este caso la territorialidad es muy amplia. Por ejemplo, hay más de un millón de correntinos que viven en Buenos Aires, así que podemos decir que también es una provincia chamamecera.
¿Cuáles son los temas principales del chamamé?
Lo que hay que destacar es que siempre es un mensaje positivo: habla del amor hacia una persona o hacia la tierra, con un profundo vínculo con el paisaje que hoy cala profundo porque estamos en un momento donde se revaloriza la naturaleza. También hay temas de religiosidad popular e integración entre pueblos con Brasil, Paraguay y una porción de Uruguay.
¿Es igual para hombres y mujeres?
Sí, y también para jóvenes y niños, es una expresión popular que todos vivimos de la misma manera.
¿Y el sapukay también?
El sapukay pertenece a la cultura chamamecera y es una expresión espontánea de alegría o de tristeza. Y hago hincapié en lo de “espontánea” porque es algo que no se pide, no se planifica ni a todos les sale. El sapukay, tanto en hombres como en mujeres, aparece cuando las palabras no alcanzan.
¿Se puede decir que hay un chamamé urbano y otro rural?
El chamamé se mantuvo intacto en la ruralidad y a nivel urbano hubo una gran revalorización debido a que la Fiesta del Chamamé, que se hace aquí en Corrientes fue creciendo y aparecieron distintos artistas poniéndolo en valor. A la vez también hubo un trabajo del Estado, que reconoció al chamamé de otra manera y puso recursos para revalorizarlo. Al mismo tiempo, las letras de Tarragó Ros (hijo), Teresa Parodi y Mario Bofil hablan de otros temas que se acercan al urbano., como ocurre con el tema “Estudiante del interior”, que muestra una realidad nunca había sido contada en el chamamé.
¿Por qué cree que dentro del folklore se conoce menos el chamamé que otros ritmos, como la chacarera?
Durante mucho tiempo el chamamé fue tomado como una hermana menor del folklore. Pero es curioso, porque por ejemplo los Hermanos Barrio y Tránsito Cocomarola batieron records de ventas, incluso más que los Beatles.
Después de todo lo conversado y en sus palabras, ¿qué es el chamamé para un correntino?
Es el ñanderecó, nuestra manera de ser.