Venezuela es para los productores argentinos como el cuco para los niños: el caso del país caribeño se utiliza siempre como ejemplo de lo que podría suceder aquí si se siguen haciendo las cosas de cierto modo reñido con las leyes de mercado y el respeto a las instituciones.
¿Pero qué problemas atraviesa realmente el agro venezolano? Gilberto Esteva Grillet dirige hace 20 años el portal Visión Agropecuaria desde el estado Portuguesa, en la parte occidente de Venezuela, una zona clave en agricultura extensiva, resumió a Bichos de Campo la situación de los productores de su país con una fase lapidaria: “Hemos regresado a los años ´60”, declaró.
“En maíz supimos sembrar hasta 250 mil hectáreas llegando a rindes de 5 mil a 6 mil kilos por hectárea y hoy no se siembran mas de 100 mil hectáreas con rindes de 3.500 kilos por hectárea. En arroz manejamos la misma cifra de hace años. En café éramos autosuficientes y desde antes del petróleo vivíamos de él, y aunque todavía quedan algunos vestigios de ese reconocimiento mundial por ese producto, lo cierto es que hoy quedó relegado a producciones marginales en los cerros de no más de 2 o 3 hectáreas y el Gobierno se apoderó de la mayoría de las marcas que había, las expropió e hizo lo que quiso”, remarcó el periodista venezolano.
Según Esteva, las cosas en su país han cambiado mucho porque el mismo Gobierno, a partir del liderazgo de Hugo Chávez, expropió empresas y las puso a trabajar con personas que actúan en su favor, sobre todo a partir de los negocios de importación de alimentos. “El gran negocio de Venezuela es la importación. En el momento de la cosecha el Gobierno importa y la finca más grande es un puerto por donde llegan los productos importados”, aseguró el periodista.
Semejante política justo en el momento de cosecha provoca por lógica un derrumbe en los precios agropecuarios y les genera más incertidumbre a los productores. “La idea es llenar los silos de las agroindustrias del Gobierno. Entonces el precio se cae y el productor debe darle su cosecha al mejor postor. Normalmente vienen muchos compradores de Colombia a rematar”, relató.
Mirá la entrevista completa a Gilberto Esteva:
Según esta mirada, muy distinta era la realidad venezolana hasta cerca del año1998, cuando Venezuela registraba excedentes de arroz y se los vendían a Colombia. Según Esteva, “hoy ya no vienen tanto porque la producción de arroz bajó mucho y el productor se reinventó y siembra la soja o el frijol chino luego de la siembra de maíz, que por supuesto es la mas importante de Venezuela, ya que las arepas son el pan nuestro de cada día. Entonces, es la variedad de alternativas lo que le hace seguir insistiendo al agricultor venezolano”.
El chavismo, a principios de este milenio, inauguró una política de intervención muy fuerte del Estado sobre la economía, pero para Esteva claramente no fue una política en favor del productor local sino hacia los negocios de importación.
“Siempre fue negocio la importación de alimentos en Venezuela y no sólo con este gobierno socialista sino que anteriormente también, pero por lo menos algunos como Iván Colmenares, que gobernó Portuguesa en los ´90, hizo paros en la carretera y apoyó a los productores prohibiendo el ingreso de camiones de maíz de afuera hasta tanto la cosecha de aquí estuviese recogida y pagada”, comparó.
Uno de los problemas más acuciantes de los productores venezolanos es el precio al que entregan sus productos. “Antes de este gobierno socialista había tres actores para determinar un precio: la agroindustria que compraba el producto, el productor que llevaba el producto a esa agroindustria y el Gobierno como el réferi o mediador. De todo esto los que siempre salían golpeados eran los productores, porque sólo sobre el momento de la cosecha se enteraban cuánto iban a cobrar”, manifestó el comunicador venezolano.
Para Esteva, los productores “hacían (su trabajo) casi a ciegas y por eso yo los llamo héroes. Estoy en esto de la información agrícola hace 20 años y no he visto personas más entregadas a su labor que ellos, que no saben hacer otra cosa, pero lo que hacen lo hacen bien”.
El periodista aseguró que, para enfrentar esa situación de vulnerabilidad, “en el estado de Portuguesa muchos productores se convirtieron en agroindustria, porque se asociaron a corporaciones fuertes. Entonces los mismos productores se pagan y se dan el vuelto; siempre el Gobierno mete la mano y determina los precios porque tiene que pasarles los costos, pero últimamente obtuvieron cierta rentabilidad”.
Otra gran preocupación para los productores venezolanos es la falta de financiamiento. “Anteriormente el sistema de Gobierno tenía una cartera agrícola de préstamos con intereses bonificados y había un cierto subsidio. Los fertilizantes producidos por nosotros estaban subsidiados y lo mismo el alimento concentrado para animales, pero hoy no hay nada de eso”, explicó Esteva.
“Antes teníamos varios fertilizantes para los cultivos. Hoy hay uno solo y encima costoso porque se importa, y lo mismo ocurre con el petróleo: ya no producimos gasolina sino que se la compramos a Irán”, agregó el periodista.
Para Esteva, Venezuela podría autoabastecerse de muchos de los alimentos que produce porque tiene tierras, agua y una posición geográfica privilegiada. “Tenemos toda una agroindustria montada aunque no esté mantenida. Tenemos los agricultores pero no tenemos tractores nuevos. Todo lo que hay en el campo está avejentado. Teníamos todas las marcas de maquinaria, pero hoy se traen tractores chinos y de la India sin mucha garantía de repuesto o servicio técnico”, se lamentó.
En este contexto, asoma otro problema en lo inmediato, que tiene que ver con el cuidado forestal porque al no tener petróleo los habitantes no tienen gas para cocinar. “Estamos echándole cada vez mas leña al fuego. No es lo mismo cocinar con leña al aire libro que en un departamento, y más si hay que subirla por escaleras, porque el mantenimiento de las centrales eléctricas fue dejado de lado”.
Acerca de la situación energética de Venezuela, Esteva declaró que “supimos enviar electricidad al norte de Brasil y le podíamos dar electricidad a las islas del Caribe, porque el caudal del río Caroní que es un afluente del Orinoco es tan grande, que supimos tener una de las electricidades más baratas del mundo, pero no hubo tampoco generación de energías alternativas, por eso podría decir que hasta estamos peor que Cuba”.
En lo agronómico, Esteva dijo que “es viable la soja, debido a una serie de variedades que logró adaptar la fundación venezolana Danac, dedicada a investigación agrícola. Se la intenta sembrar desde hace un par de años pero las políticas no han ayudado a producirla”.
En un momento la soja y el petróleo valían mucho en el mercado internacional y el comunicador expresó que “el ex presidente Hugo Chávez hizo convenios con Néstor Kirchner y Lula Da Silva para sembrar 500 mil hectáreas; se inauguraron plantas de procesamiento y se decía que iba a salir de todo con la soja, pero como muchas de las cosas fue dinero sin fondo y todo quedó en nada”.
Ahora, si hay miseria que no se note, dice el refrán. Esteva dijo que “uno va al mercado y consigue todo. Aquí hay un boom de lo que damos a llamar bodegones, que son supermercados o abastos pequeños pero que tienen muchas cosas importadas. Podés conseguir aceite de oliva, carne de Paraguay o de Argentina, café o azúcar de Brasil, café de Colombia, pero solo el 20% de esas marcas son venezolanas. El negocio pasa por montar una empaquetadora, ponerle una marca, comprarle a al Gobierno esa importación y comercializarla”.
Según Esteva, “el sueldo promedio de un venezolano de 0,80 centavos de dólar mensual solo le permite comprar medio kilo de queso al mes”. ¿Y cómo viven?. Esteva dijo que “hay un gran oficio que se inventó en estos tiempos que es el bachaqueo, es decir, la reventa de productos, un fenómeno laboral ilegal que surgió alrededor de 2013 con la crisis económica en Venezuela y que consiste en la compra de bienes subsidiados para posteriormente revenderla por un precio real, quedando el subsidio como ganancia personal, y según Esteva, el Gobierno no escapa a este negocio.
Cómo puede hacerse política para destruir riqueza en un país como Venezuela, se preguntarán. “Eso hay que preguntárselo a estos políticos que dicen llamarse como tales. Hoy hablan de Venezuela pero no conocen cómo es. Hay una hegemonía comunicacional que todos los días repite que estamos bien, que estamos avanzando y que ahora sí vamos a cambiar, y entonces sacan a dos o tres productores y te muestran cómo lo ayudan, y le entregan semilla, pero es todo una mentira, una gran farsa, y lo peor es que hay mucha gente que sigue creyéndolo”, respondió Esteva.
Muy interesante la nota. Gracias!.