Santiago del Solar es productor agropecuario mucho antes que dirigente político o funcionario. Ese rol lo cumplió apenas dos años, como jefe de Gabinete del ex Ministerio de Agroindustria entre 2017 y 2019, y cuando terminó se volvió a trabajar al campo. En aquel tramo de la gestión el gobierno nacional eliminó por primera vez el “diferencial” de retenciones entre el poroto de soja y sus derivados. Esa diferencia, de dos o tres puntos en los derechos de exportación, estaban vigentes desde los años 90, y hoy existe un fuerte lobby de la industria aceitera por reestablecer ese beneficio, pero Del Solar se planta como Don Quijote ante molinos de viento. Pero este productor no está delirando. Tiene argumentos que expone en este artículo. Bichos de Campo intentó generar un debate entre Del Solar y un referente de Ciara-CEC, pero por h o por b esto no fue posible.
Fueron 34 años de una transferencia silente de recursos de parte del productor a la industria aceitera. Por un lado, 60 mil productores aproximadamente, y por el otro unas 8-10 empresas importantes de crushing.
El “diferencial” aceitero, pasaba de alguna manera desapercibido a los ojos de muchos productores. Y ese fue (en parte) el secreto para que haya durado tanto una prebenda de una magnitud que rondaba entre 300 y 500 millones de dólares por año. Prebenda que tuvo su fin en agosto 2018.
En la práctica, jamás un chacarero tuvo que firmar un cheque a nombre de una empresa aceitera equivalente al 3% del precio FOB de la soja que vendía. Nunca llegó a sincerarse con una factura con logo de la empresa, y en la cual rezara como concepto a pagar: “Por diferencial del 3 % correspondiente a su venta de Soja”. Las sumas hubiesen oscilado entre 8 y 15 dólares por tonelada, y habrían generado seguramente reacciones inmediatas. Esa imaginaria factura nunca llegó, pero en su lugar, el cargo se descontaba sistemáticamente de la liquidación de venta como menor precio al productor. Sutilezas.
Las pocas veces que este tema salía tímidamente a la superficie para discutirlo, al no haber muchos argumentos, solo se alegaba a la pasada que esa es la manera de “agregar valor” a los productos “primarios”. Luego se hacía un solemne silencio, y se cambiaba de tema. Lo mejor era no hacer muchas olas, ya que el 85% del valor agregado y el 71% del empleo de la cadena de la soja lo aporta el “sector primario”.
Para justificar la medida también, se suele aseverar que “sin diferencial, no da el margen del crushing”. Apelan así, a una supuesta desigualdad de oportunidades, en la cual el estado debería mediar a favor del más débil: la industria. Una suerte de “Soja solidaria” que justificaría la transferencia de recursos del campo a las aceiteras. Un razonamiento comprensible y de espíritu socialista. Reconozco que el capitalismo es bastante duro, tiene sus reglas, y la eficiencia se construye con meritocracia y efectividad en los procesos. Y estos suelen ser caminos más tortuosos que el de la búsqueda de soluciones rápidas en los despachos oficiales.
Las transferencias de recursos por alguna regulación palaciega hecha a medida de un beneficiario, y a costillas de otro, no agregan valor alguno. El “diferencial” en definitiva, era transferir dinero del bolsillo del chacarero de Junín o Wheelright y llevarlo al bolsillo de unas pocas aceiteras. Tan sencillo como eso.
El hecho más llamativo fue el de la exportación de biodiesel argentino más barato que el aceite desde 2014 a 2018. El producto elaborado (biodiesel) se vendía a menor precio que su materia prima. La explicación: un brutal diferencial de impuestos entre exportar un producto versus el otro. ¿Y el valor agregado? Eso era simple destrucción de valor, en la cual el chacareo argentino subsidiaba al consumidor europeo que llenaba alegremente y a menor precio su tanque de gasoil en Bruselas o Berlín. No solo el chacarero perdía, Argentina también perdía.
Toda esta obsesión e insistencia de la industria por este tema, no permite ver el elefante que está presente dentro de la sala: La soja argentina está estancada desde 2010. Brasil desde esa fecha aumentó su producción 80%, Paraguay 53%, Bolivia 44% y Argentina la redujo en 8%. Demás está decir que ninguno de estos países tiene ni tuvo una política de “diferenciales”.
El problema radica en otro lado. No en si estamos moliendo más o menos soja. El problema real, es que estamos perdiendo la carrera de la soja frente a nuestros vecinos, y la discusión se dispersa. No enfocamos la raíz del problema. Producir 10 millones de toneladas más de soja en NEA, NOA o soja de segunda en zonas de menor aptitud, es posible y sería la manera de impactar de lleno en la creación de valor.
Muchas veces dudo si no estamos frente a un “Problema de agencia”, donde el interés de los gerentes y cámaras no está alineado con el interés general de las empresas exportadoras. Ya que la fijación por poner en la palestra de manera recurrente el tema del “diferencial” es totalmente inconducente a la hora de aumentar exportaciones. Y es un tema demasiado de cabotaje como para que resista una discusión a nivel comercio internacional. Por ese motivo, en el acuerdo UE-Mercosur quedo taxativamente aclarado que Argentina no va a utilizar estos mecanismos que enturbian el mercado.
Lo que necesitamos es poner foco en lo que si cambiaría la situación actual para que se siembre más y con más tecnología. Y para eso, las medidas concretas son tender a bajar presión impositiva, atender los temas ambientales, unificar el tipo de cambio, alentar ley de semillas, y explicar de manera sencilla que “atajolandia” no existe.
Es hora de archivar este tema y terminar con cabriolas argumentativas para defender un punto que no incide en los grandes números a la hora de producir, exportar, agregar valor y generar divisas.
Momento de dar vuelta la hoja, y enfocarse en lo conducente, si es que de verdad estamos preocupados por la producción y las exportaciones de Argentina.
Santiago del Solar
Muy buena nota. Ahora entiendo porque estos k insisten tanto con el valor agregado y la instalacion de plantas de molienda. Algun amigo del gobierno va a pegar un credito y la produccion se la van a subsidiar los agricultores.
Hace años, Randazo, mando plata a chivilcoy para reabrir una planta de molienda de soja. Nunca funciono. La guita?…..bien gracias. Los responsables?…..algunos de esos hoy son funcionarios municipales del intendente Britos.