Por Matías Longoni.-
“Buenas noticias para las cabras: después de años de esfuerzos, brincos, saltitos y sustos, llega el progreso a vuestra vida”.
Eso escribió Ludovica Squirru, la astróloga especializada en el Horóscopo Chino, la hacer su pronóstico para ese signo en 2017. Definitivamente iba a ser un buen año para ellos.
Se acercaba fin de año y nada hacía suponer que las palabras de Ludovica iban a cumplirse, como tantas otras veces. Hasta que esta semana llegó finalmente la buena noticia. ¿Después de años de esfuerzos, brincos, saltitos y sustos, llega el progreso a vuestra vida? Es la pregunta que deberemos hacerles a partir de ahora a los productores de caprinos.
Soy incrédulo, perdón. Cuando leí la noticia por primera vez confieso que dudé mucho mucho: era demasiada plata junta. ‘Es una promesa de campaña’, pensé, pero las elecciones ya habían pasado.
La información del Ministerio de Agroindustria decía básicamente que:
- Buryaile puso en marcha el Programa de Desarrollo de las Cadenas Caprinas (PRODECCA).
- Contará con una inversión de más de 23 millones de dólares, la mitad de un crédito del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA).
- La idea es “mejorar los ingresos” de 8.000 productores de cabras de Chaco, Formosa, Mendoza, Neuquén y Santiago del Estero.
Hice cuentas. 23 millones de dólares divididos entre 8.000 productores de cabras de esas provincias me da una suma de 2.875 dólares por productor. No estoy del todo seguro, pero hace mucho mucho tiempo que no escuchaba hablar de una inversión semejante en el plano de la agricultura social. No voy a hacer el chiste fácil de preguntar por qué no reparten esa guita entre la gente y listo, que seguramente la sabrán gastar mejor que el ejército de consultores que debe andar detrás de este programa.
Busco el proyecto original del PRODECCA y está en la página de la FIDA. Dice sobre la población objetivo del programa: “La producción caprina en estas provincias involucra familias campesinas e indígenas, generalmente dispersas en áreas rurales y con altos índices de pobreza. Del total de hogares rurales con Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), cerca del 90% se encuentran en un área rural dispersa”. Me pellizco y repito que está muy bien que destinen para ellos tanta plata.
Los datos del SENASA relatan que más del 60% de las existencias de ganado caprino y más del 50% de los emprendimientos se encuentran en las provincias de Chaco, Formosa, Mendoza, Neuquén y Santiago del Estero. “Si bien el Programa realizará acciones de alcance nacional, tales como la promoción de mercados y el apoyo a las políticas del sector, los recursos para inversiones productivas se realizarán en las cinco provincias citadas”, me dice el FIDA.
El stock caprino nacional era a marzo de 2015, último dato oficial disponible, de 4,720.674 cabezas, contando todas las categorías. Se me ocurre dividir entonces el dinero que utilizará este programa de fomento por la cantidad de cabras que tiene el país y me da nada despreciables casi 5 dólares por cabeza. Al tipo de cambio actual son cerca de 90 pesos por animal. Es mucho dinero.
¿Llegará tan significativo aporte realmente hasta los productores de caprinos? ¿Servirá tanto dinero para mejorar las condiciones de vida de comunidades tan postergadas? Es la pregunta del millón pero no la voy a formular antes de tiempo, porque soy de los que creo (aunque no siempre confío) en las virtudes de la política pública. El tiempo dirá cómo se gastó tanto dinero.
Por lo pronto, algunas de las acciones propuestas parecen bien orientadas, aunque dentro de todos los capítulos aparecen objetivos que me hacen sospechar que buena parte del dinero terminará en consultoras alfombradas de la ciudad de Buenos Aires. ¿Será posible de otro modo? Es una pregunta que no logro responder por mi mismo.
“El Programa prevé atender en forma directa a 8.000 familias rurales pobres (aproximadamente 40.000 personas), de las cuales 5.600 familias adoptarían las innovaciones con éxito (tasa de adopción de 70%). Los indicadores de desempeño de los sistemas caprinos familiares muestran un aumento del beneficio neto que oscila en promedio entre 96.200 pesos por año (en el caso de producción de leche) y 42.900 pesos por año (en el caso de producción de carne). Esto significa un aumento promedio del 33% en los beneficios netos de los productores apoyados por el Programa. El análisis económico demuestra que el Programa es económicamente factible, y por lo tanto una buena inversión para el Gobierno de Argentina. La Tasa Interna de Retorno económica del Programa en su conjunto es de 23,3%. El Valor Actual Neto económico del beneficio neto incremental es de 19,6 millones de dólares y la Relación Beneficio-Costo es de 2,12”.
Esto es lo que dicen los expertos del FIDA que recomendaron al organismo multilateral aprobar el otorgamiento de fondos a la Argentina, y a nuestro país le recomendaron que los tomará, a largo plazo y bajos intereses.
El pronóstico anticipado de los consultores suena casi tan lindo como aquel augurio inicial de Ludovica.
“Buenas noticias para las cabras: después de años de esfuerzos, brincos, saltitos y sustos, llega el progreso a vuestra vida”.