Nadie debería alegrarse, porque el dato marca el grado de pauperización a que ha llegado la industria argentina y de otras actividades productivas que no tienen base agropecuaria. Lo razonable, en tiempos más normales, era que los productos con origen en el campo representaran entre 55 y 60% del total de las ventas externas del país. Pero este primer semestre de 2020, signado por la crisis económica y la pandemia, llegaron a representar casi 75%.
Lamentablemente esta mirada no está presente en un informe que circuló el Ministerio de Agricultura a través de la agencia Télam. Allí, por el contrario, parece celebrarse que “las exportaciones de origen agroindustrial representaron el 73% del total exportado por el país durante el primer semestre y sumaron ventas por 19.993 millones de dólares, con una caída de apenas 0,6% (122 millones) respecto al nivel alcanzado en el mismo período del año anterior”.
Parece celebrar el documento la desgracia ajena: “Esa casi estabilidad de los envíos agroindustriales, aún durante la pandemia de coronavirus, se registró en el marco de un descenso de 11% interanual de los embarques totales del país entre los meses de enero y junio”. Es decir, los otros cayeron y yo zafé.
Los datos confirman que, como cayeron los embarques de otros rubros, se lucen mucho más los envíos del agro.
El rubro más dañado es el de las manufacturas de origen industrial (MOI), donde suele haber más presencia de Pymes y de sectores que crean fuentes de trabajo.
El complejo sojero, que en general se lucía con 25 a 30% de las exportaciones totales, en este primer semestre llegó al 36%. El complejo cerealero, que tampoco es un lechado de valor agregado, representa otro 27%. Es decir que entre ambas cadenas primarias (aunque el aceite y los pellets de soja son considerados manufacturas de origen agropecuario), sumaron la friolera de 63% de las exportaciones totales.
En ningún país serio eso debería ser festejado. Más bien, debería ser un toque de atención.
Como pobre consuelo, Agricultura informó que las exportaciones no tradicionales y de economías regionales totalizaron durante el período analizado 4.135 millones de dólares (el 21% del total embarcado por el sector agroindustrial), lo que representó un 9% de aumento con respecto a 2019.