¿Se podrá volver a jugar polo? ¿Y qué sucederá con las carreras de caballos? Santiago Ballester, que es presidente de la Asociación Argentina de Criadores de Caballos de Polo (AACCP) y forma parte de la flamante Cámara Nacional de la Industria Equina (Camine) se ilusiona con una vuelta a la actividad en septiembre, aunque quizás sea sin público. Es lo que espera un montón de gente que vive de y junto a los caballos en el sector rural, y que pasaron meses muy largo de inactividad desde que se declaró la cuarentena.
En el país, los torneos más importantes de la agenda del Polo, en especial el Abierto de Palermo, suelen jugarse a mediados de noviembre. Todavía se está a tiempo de llegar. Ballester comentó que “la Asociación Argentina de Polo tuvo reuniones hace poco con el intendente Federico Achával de Pilar, y también hizo lo propio el consejo (con otras autoridades), porque se prevé que prontamente los hipódromos de Palermo y San Isidro retomen su actividad en septiembre”.
Los criadores creen que esto será posible “en medio de muchos protocolos, tal como se hizo en Europa, sin presencia de público, como por ejemplo se hizo con La copa de la Reina en Inglaterra”, según contó Ballester a Bichos de Campo.
Mirá la entrevista a Santiago Ballester:
La primavera pasada se lanzó la Cámara Nacional de la Industria Equina para aglutinar a todas las razas, a los hipódromos, las destrezas gauchas y a la industria en general que existe alrededor del caballo. “Hay cerca de 67 oficios detrás de la industria del caballo, y un estudio de Mora y Araujo estima que hay de 600 a 700 mil personas solamente en lo que abarcaba el mundo de las carreras. A eso le tenés que agregar los caballos criollos, los de polo, los de cuarto de milla, los carruajes y demás actividades que le dan tanta vida y empleo al interior argentino”, dimensionó Ballester, que cría caballos de polo en San Luis.
¿Y qué sucedió con los que crían caballos de polo o para otros deportes ecuestres durante estos meses de pandemia? “En marzo se paralizó el deporte del polo en todo el mundo. Cuando se instauró la cuarentena acá, todavía los polistas, junto a los petiseros argentinos, estaban varados en Estados Unidos sin poder volver, porque los había agarrado la cuarentena en plena temporada americana”, relató
“Al volver a la Argentina, debíamos ver qué iba a pasar con la temporada europea, y con esto hablo del polo en Francia, en Inglaterra, España, Italia, Alemania, y después se van agregando Yugoslavia o Hungría, países que no conocemos tanto y que también tienen la práctica del polo aunque con menor intensidad. A esos lugares llegan nuestro producto calificado, que es la mano de obra que exportamos, y nuestros caballos”, agregó el criador en diálogo con Bichos de Campo.
En el caso de los caballos de carrera, de a poco se ve el regreso de los pura sangre a las pistas. Europa, por ejemplo, empezó a retomar de forma paulatina la actividad y en Argentina, se espera que en septiembre próximo, los hipódromos de San Isidro y Palermo abran sus puertas.
Ballester recordó que hace casi 130 años que la Argentina produce caballos de polo, consolidándose en el primer puesto a nivel mundial en la crianza. “Es una industria sin humo, sin chimeneas, silenciosa y que se hace en medio de otras producciones. Hacer un caballo de polo lleva unos siete años de trabajo. Atrás de esos 130 años la Argentina exporta trabajo y conocimiento. Este mérito se debe, en parte, a que tenemos los mejores polistas del mundo. Pero también tenemos los mejores caballos y la mejor mano de obra calificada detrás”, manifestó.
El presidente de la AACCP comentó que todos los caballos que ya estaban listos para el arranque de la temporada del polo de otoño no pudieron salir a las pistas, lógicamente, por la cuarentena, y ahora esperan ilusionados la temporada de primavera.
“En las distintas provincias donde se juega el polo, pero sobre todo en el gran Buenos Aires, en la zona de PIlar, General Rodriguez, Open Door en el partido de Luján, donde está minado de canchas de polo, la gente llevaba sus caballos para aprestarlos en la temporada de otoño, que es más corta que la de primavera. Todo eso se suspendió, junto a la cantidad de extranjeros que venían a practicar el deporte”, declaró el productor.
Ver: Santiago Ballester: “La pampa húmeda es como una tabla y se parece a una gran cancha de polo”
Sin juegos, Ballester explicó que “todos esos caballos que posiblemente podían exportarse no pudieron moverse ni venderse. En cuanto a los centros de doma y la cría, sí continuaron su actividad, pero sabiendo que el resultado final no podría venderse”.
“En 2018 se exportaron 2150 caballos de polo; en 2019 se vendieron 2450 caballos, y en lo que va del 2020 no exportamos nada. Eso te habla a las claras de que se viene acorralando todo a ver si en los meses que quedan del año podemos exportar, pero no creo que pase”, expresó el criador.
Aunque se suspendió todo el calendario fijo de eventos, hay toda una estructura de gastos alrededor de la actividad de polo que debía mantenerse: domadores, veterinarios, petiseros, herreros, ingenieros agrónomos, alambradores.
“Recordemos que un caballo es un atleta al cual hay que seguir entrenando de modo permanente. Lleva todo un proceso de mantenimiento con mucha mano de obra detrás. La Argentina se hizo a caballo, y está demostrado lo incorporado que está el caballo en nuestra vida, cuando vemos que en Capital Federal tenemos dos canchas de polo, un hipódromo y tres clubes hípicos. Se ralentizó toda la industria, y hubo que soportar todo en lo económico con un quebranto importante”, resumió Ballester.
Ballester resaltó que hace poco firmaron un convenio en conjunto con el ministerio de Agroindustria, para realizar capacitaciones de oficios vinculados a la industria del caballo. “Uno de los pilares de la AACCP es la dedicación que le ponemos a hacer capacitaciones en oficios como petiseros, domadores, herreros, etc. Y ahora en tiempos de pandemia, empezamos a dictarlas de modo online en agosto, con 54 personas inscritas y de distintas partes de Argentina y Latonoamérica”, describió.