De cada silobolsa que se rompe intencionalmente, del total de los granos que no se recuperan por este hecho vandálico el 70% son divisas que pierde el país, por no percibir las retenciones, ni IVA, Ganancias, Ingresos Brutos, etcétera. Lo dice el licenciado Luis María Migliaro, productor agropecuario en Pergamino y consultor especializado en el comercio de granos, en esta nota de opinión. La publicamos porque nos parece muy sensato lo que dice.
En la década del 90 el productor de granos incorpora una nueva herramienta que fue diseñada en otros países, para almacenar forrajes, por ejemplo maíz picado. Nos referimos al “silobolsa”. En el país se lo comenzó a utilizar para almacenar granos en las nuevas zonas donde históricamente no se hacía agricultura extensiva, carente de infraestructura, como Entre ríos, Chaco, Santiago del Estero, Salta, Tucumán, triplicando en pocos años la producción total de granos.
Básicamente fueron tres los factores que facilitaron el adoptar el uso del silobolsa:
- Falta de caminos y camiones para sacar las cosechas.
- Carencia de plantas de acopio en estas nuevas zonas, para cubrir la demanda.
- El silobolsa es hermético y no permite el ingreso oxígeno. Por lo tanto se pueden almacenar granos húmedos, que no se descomponen como si ocurre si se los almacena con humedad en un silo tradicional, donde necesita ser previamente deshidratados o secados.
La inquieta y permanente inventiva de los productores y de los fabricantes los llevó a desarrollar y perfeccionaron las maquinas dedicadas al llenado de los silobolsas, como también diferentes modelos para la extracción de los granos.
Esta dinámica logró incorporar al silobolsa como un instrumento más, que vino para quedarse y sumarse a los elementos necesarios para la producción y comercialización de los granos.
Ya comentamos el motivo por el cual se comenzó a utilizar el silobolsa en las zonas marginales o nuevas zonas agrícolas. Pero también se empezó a utilizar en la zona núcleo de producción de granos. Veamos cuáles fueron las razones más relevantes de esta modalidad.
Un productor, cuando hace un análisis de costos, ya sea en zona núcleo o marginal, y analiza el Margen Bruto por hectárea de un cultivo, uno de los ítem que más impactan son los gastos de comercialización y fletes cortos (del campo a la planta), además de que existen diferencias impositivas entre compra/ventas versus los canjes de granos por bienes o servicios.
Con el uso del silobolsa, ese productor tiene la opción de administrar el flujo de las entregas de granos, es decir coordinar los pagos de la campaña actual, armar la compra de los insumos o bienes que necesita adquirir para la próxima campaña (ya sea en el sistema de compra/venta o canje, como más le convenga). El silobolsa le permite organizar los cupos de entregas y eliminar el costo del acarreo a planta, ya que los granos van directamente al destino final. Así pagan un solo flete en lugar de dos movimientos, como también se ahorran los gastos operativos de descarga y carga en las plantas intermediarias.
El uso del silobolsa es un hecho que demuestra que el productor, que ya es eficiente tranqueras adentro, también puede negociar desde una posición de mayor fortaleza su cosecha tranqueras afuera, ya que opta por vender o canjear y negocia el lugar y fecha de la entrega de sus granos. También negocia el transporte mejorando su ecuación comercial.
Esto se llama eficiencia, no es especulación.
Es un instrumento virtuoso, es móvil, no es una instalación fija. Su valor no es comparable al de construir una planta de acopio, que es para muchos es un objetivo inalcanzable.
La difusión del silobolsa no es producto de la improvisación sino la acumulación de muchos años de trabajo. De más de 100 años. El productor argentino es herencia del proceso en el que el país recibió a inmigrantes del viejo continente (italianos, españoles, alemanes y de tantos otros lugares del mundo) que vinieron huyendo de las nefastas secuelas de la Guerra, se afincaron en nuestras pampas, con ese conocido slogan: venían para “hacer la América”.
Muchos de ellos lo lograron, lo hicieron con trabajo y esfuerzo, luchando contra la adversidad, en precarias condiciones de vida, contra las inclemencias del clima, las enfermedades e injusticias. Continuaron convencidos de que había futuro y mucho por hacer.
Así se formó la denominada “Patria Gringa”, con hijos y nietos de inmigrantes que persistieron con la voluntad para seguir luchando. Ellos no detuvieron el ingenio y la inventiva permanente para mejorar la producción.
Los chacareros comenzaron trabajando con maquinarias y herramientas que provenían de Europa y de Estados Unidos, como arados, guadañadoras, espigadora, todos elementos para ser traccionados por caballos. Luego vinieron los tractores y las primeras cosechadoras autopropulsadas, toda una revolución.
La zona agrícola de la Argentina se concentraba principalmente en tres provincias, el norte de Buenos Aires, el sureste de Córdoba y en el sur de Santa Fe, donde ya existían infinidad de herreros, que moldeaban los hierros a fuerza de fragua, yunque y martillo.
Podemos identificar que en esa zona nacieron las pequeñas fábricas de maquinaria. Muchas de ellas crecieron llegando a ser grandes industrias de implementos agrícolas que hoy tiene el país. Esas herramientas se fueron inventando con la idoneidad de esos herreros, verdaderos artesanos, con el aporte e ingenio y experiencia de los chacareros, que sabían lo que necesitaban.
Hoy se sigue escuchando la opinión del chacarero, mezclado con la de un nuevo actor, el contratista rural, sumando la incorporación de la Ciencia y Tecnología que cruzó en forma transversal a todas las actividades, dando un salto cualitativo, con siembras de precisión, con dosificadores variables de fertilización, monitores de siembra, foto-lectores de malezas para economizar el uso de herbicidas y cuidar el medio ambiente, cosechadoras con mapeo satelital de los rendimientos georreferenciados.
Nada está más alejado de la realidad es escuchar a alguien decir que un silobolsa es sinónimo de “especulación”. Esto es lo que algunos afirman y es una gran mentira, propia solo de ignorantes o de voceros tendenciosos. Son los que dicen en forma despectiva e irónica que el productor que hace silos bolsas es un “especulador financiero”.
Lo que está haciendo es demostrar mayor eficiencia, defendiendo el trabajo que hizo durante todo el año, tratando de buscar la mejor forma de vender sus granos, ya sea para pagar los impuestos, mantener a su familia, obtener una renta y comprar los insumos que necesita para continuar sembrando.