Los productores nucleados en el Movimiento Argentino para la Producción Orgánica (MAPO) presentaron su plan estratégico 2020/2030 que fue avalado por el Ministerio de Agricultura y con el que pretenden llegar en el futuro a las góndolas del país y del mundo. ¿Por qué no?
Ricardo Parra es el titular de la entidad. Parra, que produce miel con marca propia (Las Quinas) y también dulce de leche y mermeladas orgánicas, explicó a Bichos de Campo el objetivo que se han trazado. “Nos gustaría que el mundo vea que en la Argentina hay una producción convencional cuidada y una orgánica que lo hace fuerte y distinto al país. Lo que buscamos a 2030 es tener marca argentina orgánica conocida en el mundo”.
De todos modos, el directivo del MAPO aclaró que queda mucho por hacer. “Ojalá podamos llegar al supermercado de afuera, pero es difícil. Entre otras cosas por el tema envases, ya que el mundo no concibe un producto orgánico con envases degradables y amigables con el medio ambiente. Y acá no los tenemos”.
Escuchá la entrevista con Ricardo Parra:
Las dificultades no son un freno para estos emprendedores, que apuestan por esta forma diferente de producir alimentos, sin usar agroquímicos o transgénicos, y certificando que hacen bien lo que se proponen.
“Podemos pensar a 2030 en ver un producto argentino en góndola, pero sobre todo a tener alimentos semielaborados con productos orgánicos, premezclas, harinas inteligentes funcionales. Por ejemplo, una mezcla en formato 20/25 kilos para que un elaborador la pueda usar. Eso es una combinación de producción primaria con ese tipo de presentación y por qué no también llegar a las góndolas. Pero básicamente apuntamos a tener una oferta argentina orgánica”, explicó Parra.
Mirá un especial de Bichos de Campo sobre el sector orgánico:
El dirigente además describió cómo está compuesta la producción orgánica en la Argentina: hay 1.700 productores certificados en las diferentes economías regionales, pero también de cultivos extensivos y ganaderos. Son verificados por algunas de las 4 empresas habilitadas por el Senasa para hacer ese trabajo. Pero la cifra de integrantes de la “familia orgánica” es muy superior cuando se agregan a los elaboradores, comercializadores y también consumidores que tienen su lugar en MAPO.
Parra trazó una semblanza del productor orgánico: “Es uno que libera conocimientos, que piensa en el otro. Es necesario comunicarte porque se trata de una tecnología de procesos. En la elaboración del plan 2020/30 se llegó a la conclusión, entre otras cosas, que falta capacitación en los ingenieros que salen de las facultades”.
De todos modos celebró: “Hay una tecnicatura en la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) y este año por primera vez hay más técnicos en agricultura orgánica que ingenieros tradicionales”.
Para Parra ese es todo un dato. Considera que hay cambios bien notables tanto en la producción como en la demanda de alimentos. “Se vislumbra un cambio y se está sintiendo. Hay que pensar qué se empieza a demandar, qué alimento se está buscan en el mercado externo e interno y adaptarse a lo que viene”.
Luego agregó: “el mundo va en esa búsqueda”.
También explicó que “el productor orgánico elabora cuidando el medio ambiente y al consumidor”, y que “la búsqueda de lo orgánico implica la domesticación de la semilla porque no se pueden usar ni semilla transgénica ni agroquímicos ni fertilizantes de síntesis química (se usan bioinsumos)”.
“Entonces, cuando entrás a trabajar tenés que acercarte a la tierra y entender qué podes hacer en tu territorio, porque no es lo mismo un tomate en provincia de Buenos Aires que en Jujuy, no es los mismos un poroto en el norte que en el oeste del país. Es muy interesante y marca un involucramiento con la tierra muy fuerte. Porque si no, no te va a salir”, avisó.
El presidente de MAPO consideró que la agricultura orgánica puede convivir sin problemas con la convencional, pero aclaró que se requiere de ciertos cuidados y de una buena convivencia con los vecinos. “Si mal aplica o es convencional necesitás de una distancia para que no se va afectada por la traza y no se contamine un sistema con el otro”, indicó.