Simón Van den Heede tiene un taller en el Paraje Las Golondrinas, a 7 kilómetros de Lago Puelo,en Chubut. Descendiente de los colonos que comenzaron a hacer agricultura en esas tierras, Simón se dedica a fabricar equipos y maquinaria específica para trabaja sobre pequeñas superficies. Su fuerte son los molinos a piedra, desarrollados para hacer harinas integrales de cereales. “Son ideales para emprendimientos agrícolas, cooperativas, panaderías y casas naturistas”, explicó Van den Heede a Bichos de Campo.
Simón forma parte de una familia de agricultores instalada en esa zona de la Patagonia, donde la principal actividad es la producción de forrajes y cereales. Las unidades productivas de esta región precordillerana suelen ser bastante pequeñas, lo cual implica el desafío de contar con maquinaria apropiada y acorde a la escala de producción. Por eso Van den Heede decidió dedicarse a su proyecto llamado VDH, Máquinas para la agricultura familiar.
“Mi concepto es tratar de darle una solución tecnológica al pequeño productor o panadero, para que pueda darle valor agregado a su producción. Por ejemplo, un panadero que elabore su propia harina y haga panes especiales, ya que yo apunto básicamente a la producción de harinas integrales, donde se conservan prácticamente todas las propiedades del grano. Sería como lograr una micro economía a nivel regional”, remarcó.
Mirá la entrevista completa a Simón Van den Heede:
“Antiguamente, en esta zona había muchos molinos; los había movidos por distintas fuerzas motrices. Luego todo eso se perdió hasta que, en base a una necesidad propia, empecé a fabricar mis propias maquinas. De ahí surgieron los molinos a piedra. Pero también hago limpiadoras de granos y mini trilladoras, todo para pequeñas superficies, especialmente para la agricultura familiar y considerando ahora toda la moda de la agroecología”, agregó el productor sureño.
El fabricante manifestó que vende sus molinos a piedra en muchas casas naturistas que los adquieren para moler los granos a la vista de sus clientes, ya que le compran de modo directo a los productores. Los granos que puede moler uno de estos molinos son varios; desde trigo a centeno, cebada, arroz, maíz, quinoa, legumbres, y todo grano con bajo porcentaje de aceites.
¿Cómo se le ocurrió ir al rescate de la tradición de molinos de piedra? Van den Heede explicó que se basó en “ver la tecnología antigua que se empleaba en Europa o bien en maquinas viejas de acá, y tratar de volver a fabricar esas maquinas, adaptándolas a la necesidad actual”.
Los molinos que antes eran accionados a fuerza hidráulica, ahora Van den Heede los hace con motores eléctricos. “Son de pequeño tamaño. El más pequeño puede ir en la cocina de una casa y se muele en el momento en que se va a hacer la panificación. Lo bueno es que se pueden moler distintos tipos de cereales”, resaltó.
Pero más allá del uso casero, Simón pone el foco en aportarle maquinaria al pequeño productor o industrializador, para que haga su propio desarrollo a partir del grano que coseche. Una forma de propiciar el fortalecimiento de las economías regionales.