Los rumores respecto de cambios en los derechos de exportación de los últimos días volvieron a crispar a los productores agropecuarios. Algunos de ellos tomaron posiciones más radicalizadas que otros respecto de cómo encarar el reclamo hacia el gobierno. Lo cierto es que -más allá de que se produzca un nuevo aumento de la presión fiscal en las próximas horas o días- al descuento que se produce en el precio del producto hay que agregar otro no menor al primero, y que es consecuencia del desdoblamiento cambiario.
En el caso de la soja el descuento consecuencia de ambas medidas llega a 50%, respecto del valor internacional o FOB del producto. Suponiendo que la soja que exporta la Argentina se cotiza a un precio de 324 dólares por tonelada (así cerró Chicago el miércoles), y que se le aplica el 30% de retenciones, queda para el productor un precio de 224 dólares. Si a este valor se lo multiplica por un dólar oficial en torno a los 60 pesos, significaría un ingreso al productor de 13.500 pesos, porque recordemos que el productor cobra en pesos y no en la moneda norteamericana a la que cotiza su producto.
Pero a la vez, si a ese valor se lo multiplica por el único dólar que se consigue en el mercado formal, es decir el dólar ahorro, que vale 30% que el que informa el Banco Nación, con el dinero que le estaría entrando a su bolsillo el productor podría comprar nada más que 164 dólares.
Esto significa que por la soja que vendió cobraría la mitad de lo que su grano realmente vale en el mercado internacional. Algo que valía 324 dólares termina cobrándolo a 164 dólares, si quisiera -como casi todos los argentinos- mantener su posición en dólares.
Y eso sin contar otros descuentos propios de la comercialización del producto. Por cierto, además, con ese dinero el productor debería encarar lo que viene, que es la compra de insumos de la próxima campaña por ejemplo, mucho de los cuales están dolarizados. Y a un dólar más cercanos a los 80 pesos.
El efecto del desdoblamiento cambiario se siente también en los demás productos agropecuarios, aunque con menos dramatismo.
Por caso, el novillo de exportación -según estadísticas privadas- cotiza por kilo vivo en 1,45 dólares. Si ese valor se multiplica por 60 pesos y luego se lo divide por el dólar “ahorro”, su precio real no superaría los 1,05 dólares. De este modo, el precio del novillo en Argentina sería 30% inferior al de Brasil y Paraguay, que anda en torno a 1,50 dólares y hasta 55% más barato que el de Uruguay, que cotiza en 2,21 dólares por kilo vivo.
La pregunta que cabe hacer es por qué el desdoblamiento cambiario, que resta tanto ingreso a los productores, no generó en su momento el enojo que está causando el rumor sobre la suba de 3 puntos porcentuales de derechos de exportación al complejo sojero.