Unos 200 productores autoconvocados del norte de la provincia de Buenos Aires se reunieron ayer con tractores en San Nicolás, a la vera de la autopista que va a Rosario, para expresar su enojo por la suba de retenciones dispuesta por el gobierno y los amagues de otro aumento de ese tributo. Pero la visible molestia ahora también alcanzó a la Mesa de Enlace, a la que se emplazó a definir en el corto plazo una protesta.
Los “autoconvocados” han sido históricamente -desde el conflicto de 2008- uno de los actores más críticos y menos conciliadores dentro de la inmensa fragmentación que muestra el agro. Este verano han estado particularmente activos y venían de protagonizar un ruidoso tractorazo en Pergamino. Aunque la intensidad de la protesta de este sábado en San Nicolás no fue la misma, alcanzó para hacer notar el malhumor que reina entre muchos productores.
Ariel Bianchi, uno de los productores más activos en esta protesta, informó que en esta nueva asamblea hubo mucha molestia. Pero no solo con el gobierno de Alberto Fernández por la fuerte presión impositiva sobre el sector sino también con los propios dirigentes de la Mesa de Enlace, el bloque integrado por Confederaciones Rurales (CRA), Coninagro, Federación Agraria y la Sociedad Rural Argentina.
¿La razón? Los autoconvocados recordaron que en la asamblea de Río Cuarto, a mediados de enero, la Mesa de Enlace emplazó al gobierno a responder antes de que terminara enero al planteo que había hecho el 23 de diciembre en la reunión con el presidente Alberto Fernández. Allí el ruralismo pidió que el nueva gobierno de marcha atrás con la suba de retenciones -que llevó el tributo el 30% para la soja y a 12″ para los cereales-, desactiva la amenaza de un nuevo aumento de 3 puntos y establezca un cronograma para la desaparición del tributo.
Pasó el 31 de enero y nada. No hubo respuesta oficial y tampoco se convocó a la Mesa de Enlace. En el Ministerio de Agricultura se reúnen con grupos cercanos ideológicamente a su posición, mientras barajan diferentes escenarios frente a una definición difícil. Lo reconoció en las últimas horas el ministro Luis Basterra.
En este escenario de indefinición, que para muchos productores es premeditado, la asamblea de San Nicolás votó un par de decisiones bastante pesadas:
Como mucho se criticó a la Mesa de Enlace por no haber convocado a un paro nacional después de que venciera el plazo del 31 de enero, se emplazó a la cúpula rural para que dentro de siete días decrete una medida de fuerza, por lo menos testimonial en esta instancia.
Para incrementar la presión sobre el gobierno, la asamblea también votó a favor de hacer una “asamblea nacional” nada menos que el 11 de marzo frente a la Expoagro 2020, que se realizará en el autódromo de San Nicolás.
Bianchi relató que para más adelante “se habló de cosechar y guardar y comenzar con un paro de tiempo indeterminado, después de mayo”. Según otra fuente, para ese momento también se podría planificar una marcha de tractores y camionetas sobre Buenos Aires.
Un documento que se leyó en el lugar dejó claro que el principal reclamo de los chacareros pasa por las retenciones. Reclaman 0% como filosofía, aunque para desanudar este conflicto piden volver al nivel previo al cambio de gobierno (25% para soja y 7% para cereales) y a un cronograma de reducción.
Pero además, y cada vez con mayor fuerza, este grupo de productores empezó a protestar por el “desdoblamiento cambiario que nos afecta a todos”. Esto es, los productores venden sus granos al valor oficial cercano a 60 pesos menos retenciones, pero cuando deban comprar sus insumos temen deber pagar cada dolar a 80 pesos o más.
Otro punto del petitorio de San Nicolás insiste en la necesidad de que el sector público haga un ajuste y no reclame solidaridad solamente de otros actores de la vida social. “Que la política ahaga su ajuste reduciendo 50% tanto sus ingresos como sus gastos”, se exigió.