El trabajo infantil en Argentina ya alcanza a más de 763.000 víctimas. La cifra es de 2017, ya que no hay cifras más actuales, y se desprende de la Encuesta de actividades de niñas, niños y adolescentes (EANNA), que busca proporcionar información estadística sobre chicos de 5 a 17 años de edad involucrados en actividades económicas y no económicas, especificando características demográficas, educativas y socioeconómicas, para tratar de entender las principales razones que sustentan esta problemática.
La oficina argentina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) se hizo eco de esta cifra, y por eso trabaja fuerte en la detección y prevención, a través de la conformación de alianzas institucionales que contribuyan a su erradicación.
Bichos de Campo dialogó con Gustavo Ponce, punto focal de trabajo infantil de la OIT Argentina, para entender cómo se da ese trabajo mancomunado en tan difícil tarea.
¿Cuándo y cómo formaron las alianzas institucionales para contribuir con la erradicación del trabajo infantil?
Las alianzas se vienen conformando desde hace poco más de 15 años, cuando se puso sobre la agenda la prevención y erradicación del trabajo infantil como problema público. Algunas empresas lo vieron como un problema, y fueron entendiendo cada vez más que el trabajo infantil va en contra de la producción y de la sostenibilidad del trabajo de una empresa, y además es una violación a la ley argentina, que establece que los chicos pueden trabajar solo a partir de los 16 o 17 años, y en condiciones de protección.
Hubo una serie de alianzas donde se combinaron los esfuerzos públicos con los del sector sindical y con las políticas que desarrollaban las empresas. Todo eso fue una especie de red que se fue tejiendo y paralelo a eso se fue generando institucionalidad y un primer plan nacional que data del 2006, el cual preveía la conformación y el fortalecimiento de comisiones provinciales para erradicar el trabajo infantil, y todo eso generó alianzas inclusive dentro de los mismos organismos. Por ejemplo, el ministerio de Trabajao tenía un área de investigaciones y otra área de ejecución de políticas, y a partir del desarrollo de estos planes, comenzaron a trabajar de modo más coordinado.
El ministerio de Salud, es otro organismo que no era un actor tradicional dentro de la prevención y detección del trabajo infantil. Sin embargo, si los chicos tienen lesiones o algún inconveniente, asisten a los centros de salud, y por eso es importante que los agentes sanitarios también estén involucrados.
Otra alianza fundamental es con el ministerio de Educación y con los sindicatos como la Confederación de Trabajadores de la Educación (Ctera), los cuales también han estado muy activos en torno a esta problemática.
La alianza más reciente es la del proyecto Offside: Marcando la Cancha, a través del cual se hicieron acuerdos con organismos como el INTA, y se empieza a participar más activamente con otros como la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (Uatre) y el Registro Nacional de Trabajadores Rurales y Empleadores (Renatre). Esto tiene que ver con el fortalecimiento de la inspección laboral.
¿Cómo participa la OIT en este tipo de trabajo?
La oficina provee una asistencia técnica para el cumplimiento de las políticas públicas que implementa el Estado a partir de la aprobación de los convenios. Cuando se ratifican los convenios 138 o el 182, ambos sobre prevención y erradicación del trabajo infantil, se ponen compromisos por delante, los cuales implican alinear las normativas nacionales con los acuerdos internacionales. Pero la clave pasa por generar políticas más que por adecuar la ley.
Por eso la oficina OIT en Argentina, trabaja para dar esa asistencia técnica que apoye políticas de Estado. Por ejemplo, el prier plan nacional demoró un año en elaborarse y se hizo en conjunto con muchos sindicatos, ministerios y empresas. Se puso de común acuerdo en muchas provincias, pero para ponerlo en práctica hubo que ponerse en coordinación con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud) para dar apoyo a la puesta en marcha de ese plan nacional.
¿Qué balance hacen de campañas argentinas en las que trabajan como la de 100 años, 100 voces, en donde exponen el trabajo infantil en primera persona, conociendo relatos de personas que debieron trabajar durante su niñez?
La campaña 100 años, 100 voces es sumamente positivo, porque, justamente, lo que muchas veces falta en los estudios y documentos es justamente una narración acerca de cómo ha impactado en su trayectoria de vida la incorporación temprana al trabajo. Escuchar estos relatos de personas de varios puntos del país, de distintas regiones, con distintos trabajos y con distintas realidades, nos da un balance positivo, y los testimonios coinciden en su mayoría es que el trabajo desde temprana edad les incidió de modo negativo en la trayectoria escolar.
La mayoría de los entrevistados dijo no estar de acuerdo con el trabajo infantil, y aquellos que no lo veían como algo problemático, cuando fueron consultados sobre si les gustaría que sus hijos trabajen desde temprana edad, rápidamente te dicen que no.
¿Qué herramientas ponen a disposición?
Herramientas como el Modelo de Identificación del Riesgo de Trabajo Infantil (Mirti) son solo algunas de las que tenemos, pero son potentes y novedosas, ya que permite identificar a las provincias, cuáles son sus áreas más críticas respecto a tener riesgo de trabajo infantil, y eso te permite identificar dos tipos de mapas: dónde estás poniendo los recursos y dónde está el problema. Esos mapas no siempre concidirán, pero permiten una re administración de los recursos, lo que implicará un salto cualitativo en las políticas públicas a nivel provincias y territorios.
En 2019 también apoyamos a la Comisión Nacional de Erradicación del Trabajo Infantil, para elaborar una serie de manuales y de guías, porque creemos que hace falta democratizar el conocimiento. Es decir, vemos que muchas veces está pero no circula. Por eso necesitamos facilitar el acceso a ese conocimiento y poniéndolo en un lenguaje comprensible y pedagógico para aquellos que toman las decisiones en las políticas públicas.
Hemos desarrollado un manual para equipos de atención primaria de la salud. Hay mucha información que hemos tratado de reunir en la campaña 100 años, 100 voces, y en la cual hay un gran paraguas que es la política pública, pero debajo de ese paraguas hay muchos documentos que resultan útiles para empresas, sindicatos, los gobiernos y la población en general.