Ningún argumento resulta más mentiroso que el que esgrimió el gobierno de Alberto Fernández para elevar cerca de 8 puntos las retenciones a los granos y reservarse la posibilidad de aplicar otra suba de 3 puntos. Se repitió varias veces que ese aumento de la presión impositiva sobre el sector productivo era necesaria para enfrentar los crecientes problemas de hambre y pobreza extrema que existen en el país. Se pidió “solidaridad”.
Néstor Roulet, ex dirigente rural de Córdoba y ex secretario de Alimentos en los primeros años del gobierno de Cambiemos, se propuso destrozar ese argumento notablemente falaz. Para hacerlo, realizó un puntilloso cálculo de cuántos alimentos aportan los productores locales y a cuántas personas se podrían alimentar con ellos, tomando como base el porcentaje que el Estado toma de esa producción por vía de los actuales derechos de exportación.
Resultó ser de estas cuentas que el aporte por retenciones esperado en 2020 alcanzaría para cubrir las necesidades alimentarias de 66 millones de personas. Es decir una vez y media toda la población de la Argentina.
El cálculo de Roulet está muy bien elaborado: Parte de estimar “las kilocalorías que produce la Argentina” como recurso para medir así la cantidad de personas que pueden alimentarse con los alimentos producidos en el país. Esto siempre teniendo en cuenta que “la ración básica de alimentación del Programa Mundial de Alimentos es de 2.100 Kilocalorías diarias por persona, que equivaldría a 766.500 Kilocalorías anuales”.
Aquí cobra valor el siguiente cuadro:
A partir de este cálculo Roulet determinó que la oferta de Kilocalorías (considerando la mencionada necesidad básica de 766.500 Kilocalorías anuales por persona) fue suficiente en 2019 para alimentar a 419 millones de personas. Es decir, confirmó la vieja y remanida frase de que la Argentina produce alimentos para más de 400 millones de personas.
¿Y qué pito tienen que ver aquí las retenciones? El ex ruralista se quejó de que el gobierno de Alberto reclame a los productores que sean “solidarios” no solo al actualizar las retenciones a la soja y los cereales (al 30% y al 12% respectivamente) sino al aprobar una nueva Ley de Emergencia Económico, donde el Congreso le da la atribución al Poder Ejecutivo de aumentar otro 3% las retenciones.
“Lo que debemos manifestar que en el campo ya pagamos los impuestos ordinarios (Ganancias, Bienes Personales, al cheque, Ingresos Brutos, Rentas Provinciales) como cualquier ciudadano argentino. Pero desde hace 18 años también pagamos un impuesto extraordinario sobre las ventas al exterior conocido habitualmente como Retenciones. Si calculamos lo que va aportar el sector en el 2020 por retenciones, con el actual esquema (sin tener en cuenta el aumento de la Ley de Emergencia Económica) podríamos alimentar a 66 millones de personas”, estableció Roulet.
¿Y cómo llegó a ese cálculo? De la siguiente manera:
Lo que hizo el dirigente agropecuario fue calcular cuántas Kilocalorías teóricamente pasan a manos del Estado por vía de las retenciones, y así (dividiendo esa cifra por la cantidad mínima requerida por un ser humano para alimentarse durante un año), determinó que las retenciones alcanzan para nutrir adecuadamente a 66.203.675 personas. Es decir, a una Argentina y media.
Las conclusiones de este ejercicio teórico son que “en el país se producen alimentos para 419 millones de personas” y que “la producción agropecuaria aporta las herramientas necesarias a la política para que no haya hambre en el país”.
Se pregunta Roulet: “El campo cumple la obligación social, moral y humanitaria de producir alimentos… ¿Y la política?”