Mire bien la foto que abre este artículo: los que están flanqueando a Emi YamadaA (la mujer de negro) y Akiko Nishiguchi (la de claro) son el ministro de Agricultura, Luis Miguel Etchevehere, y el presidente del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimenrtaria (Senasa), Ricardo “Ricky” Negri. Si se fija bien, ambos funcionarios parecen tener los ojos medio rasgados, de tantas ganas de que estas dos mujeres hagan un informe favorable y la Argentina pueda ampliar sustantivamente sus exportaciones de carne vacuna a Japón, un país que importa unas 600.000 toneladas al año.
Etchevehere y Negri mantuvieron este viernes la reunión final con las dos profesionales que envió el gobierno de Japón para realizar una auditoría en la zona libre de fiebre aftosa con vacunación, que es la que está al norte de la Barrera Sanitaria del Río Colorado. Es decir, todo el país menos la región patagónica, que por ser libre sin vacunación ya pudo exportar algunos cortes a Japón unos meses atrás, pero más bien en lógica testimonial y de promoción. Japón habilitó a fines de junio del 2018 Japón oficializó la apertura simultánea de su mercado para carne bovina y ovina de la Patagonia. La Argentina, por su parte, autorizó el ingreso de la famosa carne wagyu japonesa.
Como para que no se te rasguen los ojos de las ganas de vender carne a Japón. La Patagonia tiene un solo frigorífico exportador habilitado y un stock de poco más de 1,5 millones de cabezas, cuando en el resto del país hay cientos de plantas de faena y 53 millones de bovinos. Japón, además, es la cima a la que pueden aspirar los países ganaderos en materia sanitaria, porque desde los años 30 se mantiene en el exclusivo club de países del circuito no aftósico, que no aceptaban carne de países que vacunaran contra esa enfermedad.
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No hay veredicto de Yamada y Nishiguchi todavía. Las especialistas niponas, como suele suceder tras este tipo de auditorías, se tomarán algunas semanas y hasta meses en responder formalmente al pedido argentino para que se amplíe la zona desde donde poder exportar carne a ese mercado.
Por lo pronto, que un ministro y el jefe del Senasa despidan a la misión veterinaria es todo un símbolo del interés que tiene la Argentina. La reunión se realizó en la sede central del Senasa y luego de participar en ella Negri explicó que “la delegación japonesa ponderó el sistema de control que llevamos adelante y la integración con el sector privado”. Esto es clave, porque en los territorios el control y los programas de lucha contra la fiebre aftosa en el país son realizados por Fundaciones, conformadas en los años 90 por los propios productores.
Las enviadas japonesas “nos agradecieron por haber podido cumplir con todo el programa previsto en la visita y destacaron la integración de los sistemas electrónicos, la trazabilidad y la información que tenemos”, afirmó el titular del Senasa, quien aclaró que “fue una visita de análisis y verificación de todo el sistema sanitario bovino argentino para hacer posible a futuro la exportación de carne bovina de la zona libre de fiebre aftosa con vacunación. Ahora resta esperar el informe técnico final que evaluará los resultados obtenidos”, se ilusionó.
Durante su estadía al país, desde el lunes 21 al viernes 25, la delegación japonesa visitó el Laboratorio Central del Senasa ubicado en Martínez, además de un establecimiento ganadero y un figorífico (el Black Bamboo) ubicado en Hughes, en la provincia de Santa Fe, donde también recorrió la oficina regional Centro del Senasa. Finalmente las inspectoras llegaron hasta el paso fronterizo de Santo Tomé, en la provincia de Corrientes.