Ya son 36 los biotipos y 20 las especies de plantas que han adquirido resistencia a cuatro productos agroquímicos de acción diferente. Ante semejantes rebelión, las malezas ocupan un lugar central en la agenda de los productores de granos. Desde el INTA Oliveros, en Santa Fe, se advirtió que el aumento de los casos de resistencia y tolerancia a herbicidas requiere combinar diversos métodos para tener chances de un manejo exitoso de este problema. El principal problema de la agricultura extensiva.
“Es improbable encontrar una solución, si no se modifica la manera de llevar adelante el proceso productivo”, fue la conclusión de un experto del INTA consultado sobre este problema, el principal que enfrentar la agricultura extensiva.
El informe del INTA citó los datos estadísticos de la Red de Conocimientos en Malezas Resistentes (REM) impulsada por Aapresid. Allí ya hay constancia que permite afirmar que “en la Argentina existen 36 biotipos y 20 especies de malezas resistentes a cuatro mecanismos de acción diferentes, como glifosato; graminicidas selectivos posemergentes; imidazolinonas, sulfonilureas y triazolpirimidinas y hormonales”.
A este panorama se suman, a partir de 2010, los casos de resistencia cruzada y, al menos, 11 especies con resistencia múltiple. Son malezas super-resistentes.
A esta altura de la batalla, para Juan Carlos Papa, especialista en manejo de malezas del INTA Oliveros, “es importante comprender que, en el contexto actual, no vamos a manejar las malezas exitosamente sólo con herbicidas”. Para lograr un cambio positivo, indicó el experto, “es necesario combinar armónica e inteligentemente diversos métodos para maximizar las posibilidades de éxito”.
Antes de que la ciencia, la tecnología y la industria pudieran aunar esfuerzos para el desarrollo de los herbicidas inhibidores de ALS (como imazetapir, metsulfuron metil, clorimurón y flumetsulam, entre otros) y del glifosato, que permitieron dar el gran salto hacia la agricultura con la aplicación de tecnología meramente de insumos, el manejo de malezas era la etapa más costosa, compleja y exigente en conocimientos dentro del manejo de los cultivos.
Con el paso de los años y la demanda de simplificar los procesos, el sistema productivo avanzó hacia un modelo basado en el monocultivo, el empleo de uno o unos pocos herbicidas, la ausencia de labranzas y el arrendamiento de la tierra por un plazo muy breve. “La reiteración en el espacio y en el tiempo de ese modelo simple y de extremadamente corto plazo es, en gran parte, responsable de la crisis actual en materia de malezas”, justificó el especialista del INTA que ahora promueve un cambio en el modo de producir.
En este sentido, Papa apuntó que para contribuir a la sustentabilidad del agroecosistema sería importante incorporar la filosofía del Manejo Integrado de Malezas (MIM).
“Por lo pronto, es la opción a considerar como vía alternativa para comenzar a mitigar los problemas existentes y ralentizar el desarrollo de los nuevos”, sentenció y replicó: “Consiste en la combinación armónica e inteligente de diferentes métodos de control entre los que se encuentran los culturales, los químicos, los mecánicos y, eventualmente, los biológicos (aún poco desarrollados para cultivos extensivos)”.
Los métodos culturales incluyen la rotación de cultivos, la implementación de cultivos de cobertura y arreglos espaciales competitivos (cultivos y variedades competitivas y menor espaciamiento entre surcos), mantener el suelo cubierto con cultivos el mayor tiempo posible y limitar la duración de los barbechos.
En cuanto a los métodos químicos, Papa expresó que, si bien implica necesariamente el empleo de herbicidas, en el marco de un Manejo Integrado, se debe hacer con extrema racionalidad tanto en su elección como en la dosificación y oportunidad de aplicación.
“La rotación de herbicidas con distintos mecanismos de acción y su combinación inteligente, incrementa la diversidad dentro del programa de manejo de malezas y permite retrasar la evolución de biotipos resistentes”, destacó y añadió: “Se debe evitar la reiteración, en una misma campaña, de tratamientos herbicidas con un mismo mecanismo de acción”.
De todos modos, Papa puso especial énfasis en la prevención y en el monitoreo prolijo y frecuente de los lotes. “Para un control eficaz es clave conocer con precisión la realidad de malezas de los lotes, las especies presentes, la situación histórica y la distribución para tomar las decisiones de manejo más convenientes”, afirmó.
En esta línea, Papa manifestó que “la prevención también incluye la limpieza de maquinarias y vehículos (con especial énfasis en las cosechadoras), el empleo de semilla limpia de origen conocido (certificada) y sembrada sobre el suelo libre de malezas vivas”.
“Somos conscientes que la implementación efectiva de esta propuesta requiere un cambio en el paradigma productivo”, enfatizó el técnico del INTA para quien es necesario capacitar a técnicos asesores y concientizar a productores sobre el diseño de sistemas productivos de largo plazo.