Uno no sabe si alegrarse o llorar cuando ve cosas como éstas: La empresa Salvita, la mayor productora de bananas en la Argentina, “invitó” por estos días a la conductora televisiva Wanda Nara a recorrer sus cultivos en la provincia de Salta para poder mostrar así que en la Argentina también se pueden producir esa fruta con gran eficiencia y calidad. Por un lado se celebra el hecho porque muchos otros argentinos se enterarán gracias a las redes sociales de esta mujer, tan turgentes en clicks y escándalos. Pero también se teme por la banalización -justamente- de este realidad productiva.
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Las bananas banalizadas (a ritmo de salsa) no son lo nuestro. Por eso en Bichos de Campo hace unos días entrevistamos en al sede del INTA Yuto, ubicado en el límite tropical entre Jujuy y Salta, al ingeniero agrónomo Daniel Poelstra, que se viene especializando en el cultivo de banana dentro de Salvita desde que comenzó este ambicioso proyecto hace unos años.
-Mucha gente no sabe que producimos bananas en el norte del país. Hay un sector en Formosa, pero también ha crecido la producción en Salta.
-Sí, tenemos producciones de bananas, las encontramos en lo que es Orán, camino a Bolivia.
La firma fundada por Salvador Muñoz -que venía dedicándose a otros rubros agrícolas dentro de la provincia de Salta- arrancó con este cultivo aproximadamente por 2018, dedicando a la banana una superficie considerable dentro de sus planes de expansión. La zona ya producía la fruta tropical, pero el objetivo central de la firma fue probar que se podía hacer con niveles de calidad que permitan competir contra la banana importada, fundamentalmente desde Ecuador, que acapara la mayor parte del mercado.
“La idea era darle valor agregado a la banana que tenemos, a través de la implementación de cable carril, que mejoraba la post cosecha de la fruta”, explicó Poelstra a este medio. Esa fue una innovación tecnológica central frente a los otros bananales de la zona, mucho más tradicionales, donde los manojos de bananas eran cosechados de modo manual, sin el debido cuidado.

“Lo que hacen los bananeros de la zona es cosechar como tradicionalmente se acostumbra, que es cortar el cacho y depositarlo en un acoplado. Ahí lo que pasa es que se golpea la fruta y todos esos golpes no los ves en el transcurso hasta el embalaje sino que todo eso vos lo vas a ver después ya de cosechado, ya de madurada esa fruta. Son esos golpes negros que se van viendo en la banana, que posteriormente reducen el tiempo útil de esa fruta, la vida en góndola, ocasionando que se madure muchísimo más rápido que una banana bien tratada y cosechada a través del sistema de cable carril”, contó Daniel.
-¿Así que una gran decisión de Salvita desde el principio fue incorporar el sistema de cable carril?
-Exactamente, así como tienen las producciones de Ecuador y Colombia, los países que son insignia en producción bananera.
-¿Y empezaron de cero en bananales nuevos o incorporaron el cablecarril en bananales que ya existían?
-Un poco y un poco. Teniamos bananales ya en producción pero además trajimos plantines de Biofábrica, realizados de forma in vitro desde Misiones. Nosotros le mandamos los hijuelos de las mejores plantas para que esa empresa nos los reproduzca. Entonces nos aseguramos inocuidad y una gran homogeneidad a la hora de las cosechas, de las primeras apariciones.

-¿Cuántas hectáreas están trabajando ahora?
-Nosotros actualmente poseemos 500 hectáreas que están en producción y tenemos unas 110 hectáreas que estamos plantando. Sacamos alrededor de 1800 a 2000 cajones por hectárea por año. Y tenemos cajones que van de 19 a 20 kilos.
Daniel, que es uno de los pocos agrónomos especializados en un cultivo inusual para la Argentina, destaca que esa economía regional “tiene una parte social muy importante, porque damos trabajo a muchas personas. Te diría que son aproximadamente más de 130 personas por finca. Actualmente tenemos tres fincas en producción y una finca que estamos plantando”.
-¿En qué parte del proceso se requiere tanta mano de obra?
-Nosotros realizamos trabajos culturales siempre asemejándonos a la producción de Ecuador y de Colombia. Son trabajos que se van haciendo a lo largo del ciclo. Por ejemplo realizamos trabajo de despique, que consiste en sacar las flores en la punta de la banana. Hay un tiempo en el que se deben realizar estas tareas para que no se manche la fruta, porque si no tiene una especia de látex y se hace tarde. Ese látex que tira y mancha la fruta, eso no sale después en el empaque a pesar de que la lavamos, de que la ponemos en condiciones, esa mancha nunca va a salir. Con lo cual en ese desflorado se ha ocupado una gran cantidad de mano de obra.
Otra de las tareas culturales incorporadas por la empresa agrícola es el “desmane”, que consiste en identificar la “falsa mano” de la planta y eliminar dos o tres, dependiendo de la época del año, para que el resto de la fruta “engorde” en el cacho.
“Si uno se pone a observar un cacho, las manos más grandes son las de arriba. Entonces hay que buscar una homogeneidad de todo el largo y calibre de esas manos en el cacho”, nos educa Poelstra.
Mirá la entrevista:
-Han intentado mostrar que se puede hacer banana de modo mucho más profesional en la Argentina, copiando a los grandes países exportadores. ¿La sensación después de estos casi ocho años es que se puede?
-Sí, la verdad que la gente, el público, el cliente responde y prefiere la banana Salvita, porque es una banana de mejor calidad. Se nota en el trato que tiene, al incorporar el cable carril, esta fruta no se golpea. Esa fruta después sufre el proceso de maduración y es una fruta que aguanta mucho más tiempo en la heladera. Es una fruta que no está golpeada, es una fruta que no tiene detalles.
-¿Y hay alguna diferencia con la banana ecuatoriana que domina en mercado?
-Una de las principales diferencias que tenemos, como ventaja para la banana del norte de Argentina con respecto a la colombiana y la ecuatoriana, es el sabor que tiene la fruta. Es mucho más dulce. En Colombia, en Ecuador, no cortan una banana cuando las condiciones les recomiendan cortar (la cortan verde para que dure más en el mercado). Desde la aparición a cosecha ellos tienen 10 semanas. Nosotros cortamos, según la época del año, entre la 15 semanas y 20 semanas. Entonces, al estar mucho más tiempo esa fruta en la planta, adquiere mucha más cantidad de azúcares. Por lo tanto, es una fruta mucho más dulce.

-¿Y puede crecer más la producción de banana argentina? Porque por ahora la producción nacional es ínfima respecto a la llega desde otros países.
-Sí, la verdad que sí, porque el consumo per cápita por persona es bastante elevado. Es la fruta más consumida. Y también por la facilidad: uno en cualquier lado puede comer una banana, no hace falta más que pelarla y comerla, La posibilidad de producir más en todo lo que es Oran, en Salta, tenemos las condiciones climáticas para hacerlo. Después tenemos lo que es Formosa y una parte en Jujuy. Lo que hay que hacer es profesionalizarla bastante más.
-¿En qué aspectos se puede mejorar?
-Nosotros hasta el día de hoy seguimos profesionalizándonos en cuanto al tema de fertilización, en cuanto al tema de manejo, generalmente con consultores externos que nos ayuden a entender la fisiología del propio cultivo para esta zona. Es replantearse muchas cosas, porque no solamente la información que tenemos se puede basar en Ecuador y Colombia, porque somos climas muy contrastados. Entonces es seguir innovando y seguir aprendiendo sobre este cultivo.

Daniel Poelstra es un orgulloso agrónomo recibido en la Facultad de Ciencias Naturales en la Universidad Nacional de Salta. No será tan lindo como Wanda Nara, pero definitivamente es mucho más útil para el desarrollo de un nuevo modo de producir bananas en la Argentina.





