Desde que fue sancionada la Ley 27.279 de Gestión de Envases Vacíos de Fitosanitarios, hace ya nueve años, el sector privado se ha ocupado de cumplir su parte independientemente de la responsabilidad que le cabe al Estado, hasta ahora no cubierta del todo por la falta de implementación de un “Sistema Único de Trazabilidad” (SUT).
Las empresas elaboradoras de fitosanitarios cuentan desde 2018 con su propia asociación civil -CampoLimpio- para recuperar y revalorizar los envases, que opera ya con 92 centros en todo el país y se jacta de ser el único sistema de gestión ambiental que hay en el sector.
Luego de la habilitación de una nueva planta de acopio y tratamiento en Santiago del Estero, CampoLimpio anunció que acaba de firmar un acuerdo de cooperación con el Instituto Petroquímico Argentino (IPA) enfocado en la investigación, innovación tecnológica y la búsqueda de nuevos destinos para el plástico de los envases vacíos de fitosanitarios.

La alianza estratégica entre ambas entidades apunta a desarrollar tecnologías de tratamiento, reciclado y reconversión del plástico posconsumo con el fin último darle un valor agregado a esos desechos y terminar de crear un sistema circular que permita insertarlos en procesos industriales.
“Uno de los mayores desafíos de la industria plástica es la circularidad. Para afrontar este reto, debemos incorporar nuevas tecnologías de reciclado y abrir oportunidades industriales reales”, expresó el director ejecutivo de IPA, Gabriel Rodríguez Garrido, tras la firma del acuerdo.
Por su parte, María Pisanu, directora ejecutiva de CampoLimpio, señaló que de ese modo esperan “acceder a capacidades tecnológicas y conocimiento sectorial” que amplifiquen el impacto de su trabajo y terminen de establecer un modelo circular entre el agro y la industria a gran escala.
La responsabilidad que la cabe al Instituto Petroquímico Argentino en esta alianza es la de servir como plataforma multisectorial que conecte empresas, centros de investigación, expertos técnicos y cámaras, y provea de experticia, contactos técnicos y capacidades de análisis.
El fin último es que, a futuro, se vehiculice finalmente el proceso de recuperación y reinserción de los plásticos provenientes del campo y que los envases se conviertan en recursos reutilizables en la cadena productiva.





