Tal parece ser que el gobierno cambia de ropaje pero no de mañas ni de intenciones. Es una buena síntesis de lo que estaría por suceder dentro del INTA.
Derrotado en el Congreso Nacional, que en agosto derogó el decreto de Javier Milei que degradaba ese instituto tecnológico y le otorgaba todo el poder a un presidente delegado del Ministerio de Economía, el Ejecutivo asumió ahora una actitud mucho menos prepotente. En ese sentido, avaló la reconfiguración del tradicional Consejo Directivo de la entidad como máxima instancia de conducción.
Ese es el cambio de traje: de la noche a la mañana el mismo gobierno que “iba por todo”, como el kirchnerismo, aceptó los límites que le impuso el Congreso y reestableció el orden de mandos histórico del INTA. De hecho, hace quince días hubo una primera reunión de “reencuentro” del Consejo Directivo (conformado por tres representantes del Ejecutivo, pero también por cinco de las entidades rurales y dos de las universidades), y este jueves se está realizando un nuevo encuentro. La idea de los nuevos consejeros es poner en marcha a un organismo que, aunque evitó la estocada final, quedó casi paralizado por la prepotencia de la motosierra.
Pero debajo del ropaje, lo que no parece querer cambiar el gobierno es la agenda de temas que propone para el INTA, y que básicamente apunta a un ajuste en el personal del organismo y la puesta en venta de miles de hectáreas de campos experimentales, como ya ensayó exitosamente con la venta del edificio histórico de la calle Cerviño.
Vale recordar que Nicolás Bronzovich, el presidente del INTA que se ha puesto arriba del hombro este proceso de ajuste, nunca presentó públicamente el plan estratégico que supuestamente elaboró para modernizar el INTA y que prometió contar a Bichos de Campo en febrero de este año. Por eso, toda la agenda se resume a un intento de ajuste que está muy lejos de los debates que se deben producir en torno a este tipo de instituciones en todo el mundo.
En este contexto, cambia el ropaje pero no las intenciones. Y al parecer el gobierno sigue teniendo los mismos objetivos que nos trajeron hasta aquí y que nos han hecho perder tanto tiempo.
Según distintas versiones, en esta nueva reunión del Consejo Directivo (el cual está rengo, porque faltan los representantes de CRA y la Facultad de Veterinaria) el gobierno presentará “sobre tablas” (es decir, fuera del temario previsto) una nueva propuesta de “modificación de la estructura organizativa del INTA” que, en el fondo, no apuntaría a otra cosa que a lograr los mismos objetivos: desprenderse de personal y poner campos a la venta. En este contexto, el gremio Apinta ratificó que está en alerta.
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— APINTA (@APINTA_Nacional) November 26, 2024
La iniciativa -según las fuentes- incluye cambios de las estructuras vigentes, la unificación de varias regionales actuales en unas pocas macro-regiones, y la creación de una suerte de “coordinación nacional regional” de la cual dependerían jerárquica y funcionalmente los Centros Regionales y Centros de Investigación. También se habla de la supresión de tres de estos centros que agrupan la investigación dentro del INTA.
En los hechos, estos sería una gran reforma administrativa para lograr lo que los libertarios no han podido hasta ahora, que es diluir el poder del director nacional del INTA elegido por concurso, y que representa a los “inteanos” puros, es decir la línea histórica de investigadores. Actualmente ese cargo está en poder de Ariel Pereda, quien por ley tiene la función de “ejecutar” las órdenes que emanen del Consejo Directivo. El funcionario fue despedido por Economía porque se oponía al ajuste propiciado por Bronzovich, pero recuperó su cargo luego de que el Congreso derogara el decreto de intervención.
Luego hay otro punto del nuevo ropaje que apuntaría a lograr una “estandarización” de las estructuras internas, un eufemismo que podría esconder una nueva tanda de despidos, retiros voluntarios, jubilaciones anticipadas y fusiones. Aquí los rumores hablan de la necesidad de reducir por distintas vías en 1.700 personas más una plantilla de personal que ya se redujo en 800 personas desde que arrancó esta gestión. En diciembre de 2023 el INTA tenía 6.600 trabajadores y ahora quedan 5.800.
La verdaderas intención de esta nueva reforma, según las fuentes, “es poder pasar a disponibilidad personal”, como ya se intentó a mitad de año.
“La propuesta es que el personal afectado en las estructuras estandarizadas de los Centros Regionales y Centros de Investigación sería invitado a adherirse al programa de retiro voluntario, junto con el resto del personal del organismo y que, el personal perteneciente a las áreas alcanzadas por la eliminación de estructuras pasará a disponibilidad”, amplió el informante.
En la nueva vestimenta que propone Bronzovich para el mismo ajuste que no se pudo realizar hasta ahora, los Centros de Investigación se achicarían de 6 a 3, habría 4 macro regiones (NOA, NEA, Centro y Sur) para distribuir los 15 centros regionales que existen en la actualidad, y desaparecerían los programas o proyectos de alcance nacional.
Además el INTA perdería cualquier matiz que recuerde que en la agricultura existen también los pequeños productores. A la eliminación ya consumada de la EEA AMBA (que se ocupaba de la llamada agricultura periurbana) se le sumaria la del CIPAF (que creaba tecnología específica para los pequeños productores). El CIEP (Centro de Investigación en Economía y Prospectiva) se podría mantener, pero el Centro de Investigaciones Agropecuarias (CIAP) se podría fusionar con el Centro Nacional de Investigaciones (CNIA)
La frutilla del postre es que el representante de La Libertad Avanza (LLA) insistirá en el cierre de 293 Agencias de Extensión Rural desplegadas por todo el territorio, que serian reemplazadas por mecanismos de transferencia tecnológica digital a cargo del sector privado.
La reorganización que impondría el nuevo ropaje no solo queda así, sino que apunta al resto de las estructuras del Grupo INTA, que incluye a INTeA (empresa dedicada a transferir las tecnologías al sector rivado), la Fundación ArgenInta y las cooperadoras de todas las experimentales del país.
En este sentido, las propuestas oficialista serían transferir las acciones en manos del Estado, tanto en INTEA como en la Fundación, a los socios privados, que son las cuatro entidades de la Mesa de Enlace, o directamente se apunta a la liquidación de estructuras compartidas con el sector productivo.
-¿Y qué pasa con la venta de campos?- preguntamos a nuestros informantes.
-Lógicamente la agenda de hacer negocios con las tierras continua. Está bajo análisis de venta unas 25.000 hectáreas.
Este sería la agenda que, con una nueva vestimenta supuestamente más dialoguista y democrática, insistirá en colocar el gobierno de Milei en la nueva reunión del Consejo Directivo que se realiza este jueves. Allí, sin dos representantes de dos organizaciones que usualmente pusieron reparos a este tipo de propuestas, sesionarán 8 miembros y el gobierno podría obtener las mayorías que necesita, pues además de sus tres votos propios hay entidades de la Mesa de Enlace que apoyan activamente estos objetivos.





Excelente decisión del gobierno. El inta no tiene razón de existir. Toda investigación e implementación de tecnología tiene que ser privada. Proceda!
Tu nivel de ignorancia no merece ser educada.
La traición. El personal de INTA votó abrumadoramente a JUNTOS POR EL CAMBIO en su momento, como ahora votaron a la Libertad Avanza. En las presidenciales en la legislativa. En agradecimiento, los van a echar a todos, les venden las tierras y les manotean los fondos de las tasas importaciones y del CIF que les corresponden por ley. Cumplirán el destino reservado a los colaboracionistas y traidores.