El Parlamento Europeo votó este miércoles una nueva prórroga de un año a la aplicación del Reglamento 1115/2023, que ya sufrió una postergación similar en su intento de evitar que ingresen a ese continente productos importados producidos en tierras que hayan sido deforestadas recientemente. Esas reglas, que afectan especialmente en nuestro caso a la soja y la carne vacuna, iban a empezar a regir originalmente en 2025, fueron luego postergadas a 2026 y ahora se vuelven a aplazar hasta 2027.
Un comunicado de la Comisión Europea terminó con los cabildeos de las últimas semanas, oficializando esta segundo prórroga.
“Según la posición del Parlamento, las empresas dispondrán de un año adicional para cumplir con las nuevas normas de la UE destinadas a prevenir la deforestación. Los grandes operadores y comerciantes deberán cumplir las obligaciones de este reglamento a partir del 30 de diciembre de 2026, y las microempresas y pequeñas empresas a partir del 30 de junio de 2027”, se informó.
La explicación esconde un reconocimiento de que los sistemas informáticos necesarios para garantizar el cumplimiento de estas exigencias no están listos: “Este plazo adicional pretende garantizar una transición fluida y permitir la aplicación de medidas para reforzar el sistema informático que los operadores, comerciantes y sus representantes utilizan para realizar las declaraciones electrónicas de diligencia debida”.
Como sea, además de postergar su entrada en vigencia, los eurodiputados votaron una propuesta para simplificar la ley de deforestación de la UE, que se adoptó en 2023 para garantizar que los productos vendidos en la UE no provengan de tierras deforestadas a partir de 2021.
En este sentido, se deposita una mayor responsabilidad sobre los operadores mayoristas, en especial las empresas importadoras de esos commodities. “Los eurodiputados consideran que la responsabilidad de presentar una declaración de diligencia debida (el certificado que garantiza el origen de la mercadería desde campos libres de deforestación) debería recaer en las empresas que introducen primero el producto en cuestión en el mercado de la UE, y no en los operadores y comerciantes que lo comercializan posteriormente”.

Los cambios introducidos por los eurodiputados también reducirán las obligaciones de los micro y pequeños operadores primarios, que ahora sólo tendrán que presentar una declaración simplificada única.
En un texto que fue aprobado por 402 votos a favor, 250 en contra y 8 abstenciones, el Parlamento Europea solicitó una revisión de simplificación antes del 30 de abril de 2026 para evaluar el impacto de la ley y la carga administrativa.
“El Parlamento está ahora listo para iniciar negociaciones con los Estados miembros sobre la forma final de la ley, que debe ser aprobada tanto por el Parlamento como por el Consejo y publicada en el Diario Oficial de la UE antes de finales de 2025, para que el plazo de un año entre en vigor”, se aclaró en el comunicado.
El Reglamento 1115 fue adoptado por este mismo Parlamento el 19 de abril de 2023. Muchos países exportadores a la Unión Europea lo consideran una intromisión paraarancelaria, pues fija por primera vez reglas ambientales sobre el comercio. En rigor, al permitir solo el comercio de bienes agropecuarios producidos en zonas libres de deforestación, “busca combatir el cambio climático y la pérdida de biodiversidad” en áreas donde se producen cacao, café, aceite de palma, soja, madera, caucho, carbón vegetal, papel impreso y productos ganaderos.
Una prórroga no significará un renuncio. Y la Comisión Europea intentó dejarlo claro: “La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que, entre 1990 y 2020, se perdieron 420 millones de hectáreas de bosque (una superficie mayor que la de la UE) debido a la deforestación . El consumo de la UE es responsable de alrededor del 10% de la deforestación mundial . El aceite de palma y la soja representan más de dos tercios de esta cifra”, avisó.





