La semana pasada, durante su cóctel de fin de año, celebrado en la sede central de la institución, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) presentó el Índice de Actividad de la Cadena Agropecuaria (IACA), una nueva medición que inaugura con su primer informe de octubre y que mide la evolución de todos los sectores que componen al agro nacional.
Desde la entidad lo definen como “el índice que le faltaba al análisis de la economía argentina”, pues no existía hasta el momento otra medición que hiciera un seguimiento pormenorizado de todas las cadenas del agro, responsables del 20% del PBI y del 60% de las exportaciones.
Representantes de la Dirección de Información y Estudios Económicos de la BCR explicaron cómo se compone este índice y por qué en octubre se inaugura con números en rojo.

Para medir la evolución general de la actividad agropecuaria mes a mes, el IACA-BCR toma como base 3 ejes o subíndices: la producción primaria de granos (IACA-Cultivos), la producción agroindustrial (IACA-Agroindustria) y el sector exportador (IACA-Agroexportación). Dentro del agroindustrial, a su vez, contempla el avance de la molienda, la faena, la producción lechera y la de biocombustibles.
En total, entonces, se mide la evolución de 12 series representativas: avance mensual de labores agrícolas, molienda de soja, girasol, trigo pan y cebada, faena aviar, bovina y porcina, producción de leche, biodiesel y bioetanol y exportaciones de los complejos agroindustriales. Como se trata de actividades y sectores muy dispares, para unificar su análisis se los pondera según el valor agregado que aportan al Producto Interno Bruto (PIB), se los ajusta por estacionalidad y se los expresa en variaciones porcentuales.
Es así como, tras recuperar la información de esas series de años anteriores, la Bolsa de Comercio rosarina también elaboró un gráfico que muestra la evolución histórica de este índice desde 1993 hasta la fecha.

La primera medición del flamante IACA-BCR se inaugura con un 0,2% en rojo pero con otros dos buenos datos. Si bien la actividad agropecuaria se retrajo en valor respecto a septiembre, en términos interanuales -es decir, respecto a octubre del 2024- el crecimiento fue del 4%, y, en lo que va del año, del 1,7%.
Aunque, como señala el informe “la actividad agroindustrial se mantiene en niveles récords y la dinámica del sector exportador creció 0,6% respecto al mes anterior”, el número de octubre se explica sobre todo por la caída en el avance en la superficie sembrada de soja. Como las labores agrícolas tienen una mayor ponderación dentro del índice, no alcanzaron los buenos niveles registrados en otros sectores para contrarrestarlo.
En total, 8 de 12 series marcaron números negativos en octubre. Además del 0,4% en el sector de los cultivos, la faena aviar y porcina también retrocedieron (-0,4% y -0,5%), al igual que la molienda de cebada, girasol y soja (-1,3%, -0,6% y -0,2%, respectivamente) y la producción de biodiesel y bioetanol (-7,6% y -3,3%).

En cuanto a la producción agrícola, el informe señala que lleva “cuatro meses consecutivos en terreno negativo”. La demora en la siembra de los cultivos de verano, marcada por los números en rojo para el caso de la soja, está explicada por el exceso de humedad y las lluvias intermitentes en varias zonas productivas.
No obstante, el maíz alcanzó en octubre el 35% del área sembrada, el registro más alto desde 2021, mientras que el girasol llegó al 58% de implantación, el dato más elevado desde el 2018. El sorgo, por su parte, se ubicó levemente por encima del promedio, con un 12% ya sembrado.
La caída en el área sembrada de soja en Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos y San Luis se combina también con las demoras en las tareas de recolección el trigo en el norte, a causa de las lluvias que beneficiaron al cultivo pero demoraron la campaña.
“El índice permite observar rápidamente dónde se aceleran y dónde se frenan los distintos eslabones de la cadena. Esa lectura integral es clave para anticipar tendencias, evaluar políticas y comprender la dinámica real del sector más competitivo de la economía argentina”, señalaron desde la DIyEE.
Estrictamente, eso es cierto, pues a pesar de lo registrado en el subíndice de cultivos, el sector industrial se mostró estable en octubre, en los niveles máximos históricos que ha registrado el último tiempo.
En el caso de la molienda de cereales y oleaginosas, en octubre avanzó solo un 0,1%, traccionada por el trigo y, sobre todo, el girasol, que emerge como la segunda mejor cosecha en los últimos 25 años. El crushing de soja, si bien retrocedió un 0,2% el mes pasado, acumula 18% de aumento en esta campaña, todo lo contrario a la cebada cervecera, que se ubica en los valores más bajos de la última década por la caída en el consumo.
Motorizadas por el girasol y el trigo, pero además por el complejo carne y cueros bovinos, la exportación creció un 0,6% en octubre y acumuló cinco meses en alza.

En el sector cárnico, el único número en verde fue para la faena de porcinos, que creció un 0,5%, pues la baja oferta, los altos precios y las mejoras en la provisión de forrajes motivó una caída en la faena bovina. Temporalmente, el sector muestra una mayor tendencia a conservar la hacienda para aumentar kilos y capturar ese incremento en la cotización, que en octubre fue del 3,7%, por encima del índice de inflación.
La producción de leche, por su parte, volvió a mostrar cifras positivas y acumula 19 meses consecutivos de suba. Uno de los factores determinantes es la mejora relativa respecto a los precios del kilo de soja y maíz.
La mayor caída se observa en el caso de los biocombustibles, medida a través de la elaboración de biodiesel y bioetanol a base de maíz, cuya producción se retrajo un 5,4% durante el mes de octubre.
“Esta caída se enmarca en un panorama de tendencia bajista de largo plazo desde hace varios años”, evalúa el informe de la BCR, que, a la menor demanda internacional, suma también las tensiones internas. Sin ir más lejos, 25 plantas productoras de biodiésel paralizaron su actividad semanas atrás en reclamo por el atraso de los precios.





