Días atrás, cuando el Consejo Directivo del INTA mantuvo su primera reunión tras meses de inactividad, Bichos de Campo reveló que parte del temario del encuentro estaba dedicado a recuperar algunas aristas clave del plan de ajuste que se intentó por decreto y que fue obstaculizado por los rechazos en ambas cámaras del Congreso.
Además de un “nuevo plan de retiro voluntario”, los representantes dentro del espacio de gobernanza también pusieron en agenda un “proceso de análisis de tierras asignadas”, lo que, en otras palabras, se traduce en evaluar qué extensiones pueden ponerse a disposición para su venta, un proyecto inmobiliario en el que el gobierno nacional ha demostrado bastante interés.
Y es tal la prisa por dar rienda suelta a esos proyectos, que hace algunas horas técnicos de la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE) comenzaron a realizar mediciones y relevamientos en los terrenos del INTA AMBA, ubicados entre Ituzaingó y Castelar, muy cerca del estratégico Acceso Oeste.
Esta mañana, empleados de la AABE llegaron en un auto particular a las instalaciones de la Estación Experimental INTA AMBA. “No eran medios ni altos mandos. Eran un piloto de dron y otro técnico que tomaba notas y corroboraba con imágenes satelitales”, confirmaron a Bichos de Campo fuentes del organismo.
En el tiempo que estuvieron tanto allí, en los campos que posee el INTA Castelar (aunque por catastro le corresponden al partido de Ituzaingó), los funcionarios recorrieron la totalidad de los terrenos mientras tomaban además imágenes por aire. En el caso de los edificios, también los visitaron para compararlos con los registros satelitales que llevaron impresos.
Según señalaron fuentes de la entidad, se trata de un aparente “procedimiento de rutina” que hace muchos años no se hacía y que se ordenó por la vía institucional adecuada: la agencia infirmó previamente a la Dirección Nacional del INTA de esa visita y sus intenciones, que sólo indicaron como parte de los relevamientos que lleva a cabo la AABE en varias dependencias del Estado.

Lo curioso es justamente dónde y cuándo se hizo, precisamente en una estación que meses atrás fue vaciada de recursos y de personal, y a pocas horas de que se reactive la propuesta de desprenderse de inmuebles pertenecientes al organismo, en el marco de un Consejo Directivo mucho más afín al ajuste que hace mucho tiempo se intenta llevar adelante.
“Nos comentaron que algo de eso hay”, deslizó una de las fuentes consultadas, que descree que lo de hoy haya sido simplemente un relevamiento rutinario, y lo vincula directamente con el plan de cierre impulsado hace ya 4 meses.
Sin ir más lejos, la base operativa de esa experimental está ubicada en una de las zonas más codiciadas del área metropolitana, Parque Leloir. Sus 600 hectáreas no sólo son el epicentro de investigaciones agropecuarias, sino también una interesante oportunidad para los negocios inmobiliarios en ese llamativo barrio del partido de Ituzaingó. “Seguramente están afilando los cuchillos por lo valioso que es esto”, expresó un trabajador.

Lo cierto es que hace ya un año que el gobierno nacional “coquetea” con la chance de hacerse de parte de las propiedades de este organismo agropecuario. Un proyecto que este mismo medio había develado en noviembre del 2024 señalaba que la Administración de Bienes del Estado tenía en la mira unas 27.000 hectáreas en diferentes dependencias. Esos anhelos fueron luego confirmados por el ministro Sturzenegger y el entorno del ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo.
Tras la venta del edificio de la calle Cerviño 3101, en diciembre del año pasado, por 18,5 millones de dólares, hace pocas semanas atrás Javier Milei cedió por decreto unas 41 hectáreas del INTA Cerrillos -ubicado en Salta-. Lo hizo, una vez más, sin la autorización del Consejo Directivo del INTA.
Las sospechas en torno a lo que ocurrió horas atrás en los predios del INTA AMBA en absoluto son infundadas. Cabe recordar que el primero de ellos fue vaciado a fines de junio, cuando se dispuso la transferencia del 80% de sus empleados y el posterior cierre de esa estación que funciona desde hace 15 años.
Tras el rechazo del Congreso al decreto 462/2025, esa empresa se vio frenada, más no suspendida definitivamente. “El futuro cercano es impreciso”, indicaron desde la experimental, donde sólo queda un puñado de trabajadores intentando cubrir algunas de las tantas tareas que tenían a su cargo.

Es que, si bien el regreso del director nacional, Ariel Pereda, a sus funciones implicó la reactivación de las funciones habituales y hasta los traslados, que estaban frenados durante el tiempo que duró la intervención, no se ha vuelto atrás con la reestructuración de los puestos de trabajo. Los más de 100 trabajadores que recibieron órdenes de mudarse hace ya 4 meses, no regresaron a la experimental del conurbano bonaerense.
“Se van perdiendo roles, misiones y funciones, y nosotros estamos motorizados por nuestra propia voluntad”, agregó otra fuente, que confirmó a este medio que ninguna de las agencias de extensión que corresponden al INTA AMBA están hoy operativas. Los pocos técnicos e investigadores que no fueron transferidos se concentraron en las actividades primordiales, desde manejar el tractor hasta continuar con los ensayos que allí se realizan.




