En 1866, Henri Nestlé, un farmacéutico suizo nacido en Frankfurt, ideó una fórmula láctea capaz de alimentar a los bebés que no podían ser amamantados. Aquel producto, “Farine Lactée”, fue el punto de partida de una empresa que, más de siglo y medio después, es una de las líderes mundiales en el negocio de los alimentos y las bebidas. De esa idea humanitaria surgió un grupo que hoy factura más de 100.000 millones de dólares al año, emplea a unas 270.000 personas y tiene presencia en 180 países, con más de 2.000 marcas que van desde Nescafé, Maggi y KitKat hasta Purina y Nespresso.

Nestlé, con sede en Vevey, Suiza, combina escala industrial y poder de marca con una estructura descentralizada que le permite adaptarse a los hábitos de consumo locales. Posee 344 fábricas distribuidas en 77 países y 21 centros de investigación y desarrollo, donde se diseñan innovaciones que luego se expanden globalmente. Sus seis grandes divisiones (bebidas, alimentos preparados, lácteos y nutrición infantil, confitería, salud y nutrición, y PetCare) conforman un portafolio equilibrado y altamente diversificado.
En su ejercicio 2024 Nestlé alcanzó ingresos por 101.000 millones de dólares (91.354 millones de francos suizos) y un crecimiento orgánico de 2,2%, sostenido en buena medida por aumentos de precios, mientras que el crecimiento real fue de 0,8%. La utilidad operativa alcanzó 17.400 millones de dólares y la ganancia neta sumó 11.000 millones. En tanto, la deuda financiera neta fue de 62.000 millones, un nivel que la empresa busca moderar a través del plan “Fuel for Growth”, que apunta a generar 3.300 millones en ahorros hasta 2027.

Las divisiones de café y alimentos para mascotas fueron las más dinámicas, mientras que los negocios de lácteos y confitería sufrieron el impacto del encarecimiento del cacao y la leche. Por regiones, América del Norte aportó el 35% de las ventas, Europa el 27%, Asia-Oceanía-África el 25% y América Latina el 13%.
A su vez, el desempeño de los primeros nueve meses de 2025 muestra una leve mejora en volúmenes, pero aún marcada por la volatilidad cambiaria. Nestlé reportó ventas por 73.000 millones de dólares (65.869 millones de francos suizos), con un crecimiento orgánico de 3,3% y un aumento real de 0,6%. El avance provino de las divisiones de café, confitería y nutrición médica, mientras que el impacto de la apreciación del franco suizo restó 5,4% a las ventas reportadas. El canal online creció 13% y ya representa el 17% de las ventas totales, consolidando un cambio estructural en la estrategia comercial.

En este marco, en 2025 anunció una reestructuración global que implicará una reducción de 16.000 puestos en dos años, medida que busca optimizar funciones administrativas y acelerar decisiones. “Queremos mejorar la calidad del crecimiento, con menos lanzamientos y más impacto”, definió la compañía.
Por su parte, América del Sur ocupa un rol estratégico en ese esquema, y la Argentina es parte central.
Nestlé opera en el país desde 1930. Su primer producto local fue la leche condensada y desde entonces incorporó marcas que se volvieron parte de la cultura cotidiana: Nesquik y Nido en los 60, Bananita Dolca en los 70, y luego Nespresso, Dolce Gusto y Purina.

Hoy Nestlé Argentina cuenta con siete plantas y 2.300 empleados, y exporta a más de 30 países. El 80% del portafolio se produce localmente, con ingredientes nacionales salvo insumos específicos como el café. En 2024 la filial invirtió 20 millones de dólares en modernización y eficiencia energética, y trabaja con más de 600 proveedores locales. Desde Firmat (Santa Fe) exporta leche en polvo y fórmulas infantiles; en Villa Nueva (Córdoba) produce alimentos para bebés; y en Magdalena (Buenos Aires) elabora chocolates, cafés y productos culinarios.
Nestlé articula buena parte de su operación con productores y cooperativas locales. A nivel global trabaja con más de medio millón de agricultores y procesa alrededor de 13 millones de toneladas de materias primas al año, entre leche, café, cacao y cereales. En América Latina mantiene convenios con cerca de 1.200 tambos y cooperativas, y en la Argentina el 90% de la leche que utiliza proviene de productores de Santa Fe y Córdoba.
Desde sus plantas en Firmat y Villa Nueva, la firma elabora leche en polvo y fórmulas infantiles que exporta a más de 30 destinos. Además, impulsa programas de “agricultura regenerativa” para garantizar trazabilidad, eficiencia hídrica y reducción de emisiones en toda la cadena de valor.
El hecho más simbólico del último año fue el regreso a la producción de tabletas de chocolate en la Argentina, tras dos décadas. Con una inversión de 12 millones de dólares, la empresa reactivó la línea de la planta de Magdalena para fabricar chocolates con leche, con almendras y semiamargo. Hasta entonces esas líneas provenían de Brasil. La decisión buscó sustituir importaciones, reducir costos logísticos y reconectar con el consumidor local.

Finalmente, la red sudamericana de Nestlé se completa con plantas en Brasil (su principal polo regional), Chile, Colombia, Ecuador, Perú y Uruguay. En conjunto, la región emplea más de 30.000 personas y genera ventas cercanas a 13.000 millones de dólares anuales. Desde Brasil, la compañía abastece al mercado del Cono Sur con café y productos lácteos, y coordina programas de sustentabilidad agrícola y reducción de huella de carbono.



