Cuando le ofrecieron realizar un doctorado en Ciencias Agrarias, en la Universidad Nacional de Entre Ríos, la ingeniera agrónoma Cintia Michelin no dudó en enfocar su estudio en la producción de maíz y, en particular, en las “muchas preguntas” que los productores no han podido aún responder en la provincia.
“El rendimiento en Entre Ríos ronda los 6 mil kilos y, por las condiciones del suelo y ambientales, podríamos tener entre 11 y 12 mil en sistemas de secano. Nos queda una brecha importante por cerrar”, señaló la agrónoma en conversación con Bichos de Campo, que en aproximadamente un año y medio espera arribar a conclusiones útiles para el sector.
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Aquella brecha, claro, tiene que ver no solo con cuestiones de manejo sino también con propiedades particulares de los materiales implementados, como su plasticidad o, en criollo, su capacidad de adaptarse a distintos ambientes.
En Entre Ríos, en particular, se combinan dos cuestiones: una gran demanda de maíz, tanto para la producción lechera como para la de carne y hasta de etanol; y una producción deficitaria del mismo. Esto está dado principalmente por el tipo de suelo disponible.
“Es una provincia que tiene ambientes mucho más limitantes si lo comparamos con algunas áreas de la zona núcleo como Santa Fe y Córdoba. Nosotros tenemos muchos suelos que son vertisoles, que se caracterizan por tener una textura fina que no retiene el agua y no la dejan tan disponible para el cultivo”, explicó Michelin.
A eso hay que sumar que, en el caso de las siembras tempranas, la floración ha caído, en los últimos años, en momentos de gran estrés térmico.
“La floración es donde se determina el rendimiento. Nos suele caer en enero y en estos últimos años hemos tenido muchos eventos de estrés. Ahí quedan muchas preguntas. En mi caso, mi tesis analiza la eficiencia en el uso del nitrógeno en estos ambientes, evaluándolo en diferentes mecanismos de plasticidad”, sostuvo la entrerriana.

Aquí entran cuestiones como la prolificidad del maíz, su macollaje, su flexibilidad de espigas, entre otros aspectos.
“En nuestro caso también estamos evaluando la capacidad del cultivo para compensar con peso. Si durante el llenado de los granos las condiciones son favorables, quizás el peso nos permite aprovechar los recursos y aumentar un poco el rendimiento”, analizó la agrónoma, que afirmó que también es clave considerar la nutrición que se aplica en el cultivo.
-¿Finalmente tu trabajo identifica momentos en que se podría actual productivamente mejor, con recomendaciones para cerrar esa brecha?
-Exactamente. Dentro de los años que hemos evaluado tuvimos campañas que fueron secas, otras que fueron más húmedas, y ahí estos mecanismos han contribuido, en mayor o en menor medida, con el número o con el peso de los granos para cerrar un poquito esa brecha.
-¿Buscás llegar con recomendaciones a los productores?
-Sí, al manejo al manejo y al momento de las decisiones del productor, que es donde se juegan las cartas.




