Mendoza tuvo cambios en su matriz productiva, y el resultado en los últimos 10 años da, en un resumen general, más concentración en menos manos y un retroceso de la fruticultutra más tradicional, que producía frutas de pepita. En un informe del Instituto de Desarrollo Rural (IDR), pedido en primera instancia por la Cámara de Comercio del departamento Tunuyán, se estudió la evolución de la fruticultura provincial, haciendo foco especialmente en la Zona productiva Valle de Uco.
En dicho informe se relevó que “la fruta fresca en general registra una marcada caída. Salvo en el caso de cereza y durazno, que presentan posibilidades de nuevos mercados y se ven con una superficie estable, los frutales de pepita se encuentran en plena crisis, con un marcado descenso de la superficie productiva. Los frutos secos, contrario al sector pepita incrementaron su superficie, acompañados con modificaciones tecnológicas”.
“El costo laboral es el principal factor de influencia en la actividad. Además, más del 80% de la superficie frutícola de Mendoza está ocupada por productores minifundistas, que tienen explotaciones menores a 8 hectáreas cada uno. Entonces, al no tener volumen suficiente, se complica llevar una rentabilidad positiva”, dijo a Bichos de Campo Cecilia Fernández, ingeniera agrónoma y jefa del área de Gestion de Informacion Estrategica del IDR.
La profesional explicó que, ante dicho escenario, “el IDR está trabajando en planes de mejora competitiva, que consisten en un financiamiento atado a un plan de mejora que requiere un cambio de matriz productiva, con créditos en pesos a tasa subsidiada”.
Según Fernández, “la fruta fresca requiere mayor mano de obra para su manipulación, y eso es lo que eleva los costos. Es el punto principal analizado a la hora de evaluar si seguir o no con el negocio. Por eso las frutas que más cayeron en superficie fueron las frutas de pepita, sobre todo peras y manzanas”.
Escuchá el reportaje completo a Cecilia Fernández:
Caso contrario ocurre con los frutos secos, como los nogales y almendros. Fernández explicó que “estos frutos requieren menor mano de obra para su producción y además pueden mecanizar procesos como la cosecha”.
En cuanto al análisis de costos, la agrónoma describió que “el mercado al cual se puede acceder o no define decisiones, ya que hay productos que van mayoritariamente al mercado interno. Entonces cuando este se satura, principalmente con fruta fresca, se buscan nuevos mercados internacionales. Es el caso de las cerezas y su pronta llegada a mercados como China. Estas habían bajado su superficie, pero ahora encuentran nuevos rumbos”.
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Al respecto de frutas como el durazno, Fernández dijo que “el que va destinado a industria se mantiene estable en el tiempo, y aunque bajó un poco su superficie, aumentó los rendimientos”.
“Debemos decir que Mendoza es prácticamente la única que produce duraznos para industria, por ejemplo, mitades para latas, o pulpa para mermeladas y jugos. Y es un sector que trabaja mucho en buscar siempre nuevas alternativas. Tiene una federación que agrupa a la cadena, y trabajan en un plan estratégico de prospectivas para analizar el rumbo que persiguen, y para hacer medidas de promoción comerciales en canales de televisión por ejemplo”, añadió.
La jefa del área de Gestion de Informacion Estrategica del IDR agregó que “estamos esperando los resultados finales del Censo Nacional Agropecuario, y ahí terminaremos de ver cuánto se ha estabilizado la superficie frutícola y agrícola argentina, ya que los censos de la provincia no son suficientes para ver el panorama completo”.
si la produccion de las economias regionales no son rentables los pueblos se mueren , y el estado debera pagar muchos mas planes no trabajar , debido a las malas politicas que aplica el gobierno