En un contexto de indefinición sobre los recientes dichos del presidente Donald Trump en torno a la importación de carne vacuna desde Argentina, han crecido las versiones (por ahora extraoficiales) de que se cuadruplicarán las compras desde ese país.
En línea con lo anticipado días atrás por Bichos de Campo, los sitios Político y Bloomberg aseguraron que en la Casa Blanca se está discutiendo la suba de la cuota arancelaria que mantienen con la Argentina de las actuales 20.000 toneladas a 80.000 toneladas a partir del año 2026.
“Funcionarios de la administración Trump han comunicado a republicanos del Congreso y representantes del sector agrícola que consideran comprar 80.000 toneladas de carne de res, aunque esa cifra no es definitiva y las negociaciones continúan”, publicó Político.
“El gobierno, buscando aliviar el aumento de los precios internos de la carne vacuna, está cuadruplicando la cuota arancelaria”, citó por su parte Bloomberg, en función a los dichos de un funcionario de ese país, cuyo nombre no trascendió.
Frente a esta posibilidad, los ojos de los industriales cárnicos locales deberían posicionarse ahora sobre las calculadores. Sucede que de confirmarse la decisión de Trump, la cuota americana pasaría a representar un mejor negocio para Argentina incluso que la histórica Cuota Hilton con Europa.
Teniendo en cuenta que la Hilton representa la exportación de cortes selectos del vacuno (sobre todo cuadril, lomo y bife angosto) por unas 29.500 toneladas, multiplicado por 19.000 dólares la tonelada –el precio más alto registrado en lo que va del año- la cuenta supera los 560 millones de dólares.
Trump: “The only price we have that’s high is beef, and we’ll get that down. And one of things we’re thinking about doing is beef from Argentina.” pic.twitter.com/I32e151KU8
— Aaron Rupar (@atrupar) October 20, 2025
La cuota americana, en cambio, se mantiene desde la reapertura de las exportaciones en 20.000 toneladas anuales, incluyendo todo tipo de cortes, e inclusive pudiendo conformarse con carne enfriada (de mayor valor) y carne congelada (de menor valor porque se destina a la industria).
Tomando como referencia los valores registrados en septiembre pasado, la carne enfriada exportada a ese país alcanzó valores cercanos a los 13.000 dólares, mientras que la congelada rondó los 7.000 dólares.
Si se realiza una multiplicación con un valor promedio de 8.000 dólares la tonelada, en un contexto de suba de la cuota a 80.000 toneladas, el negocio para Argentina escalaría hasta los 640 millones de dólares.
Aunque esta cifra representa una mejora respecto de la obtenida en el intercambio de carne con Europa, cabe aclarar que nos encontramos en valores históricamente altos para la cuota americana. Por caso, la comercialización de estas 20.000 toneladas nunca superó con demasiadas creces los 150 millones de dólares, algo que se vincula a que gran parte de lo enviado es carne de menor valor (el año pasado fue un 54% del total).
También hay que mencionar que, desde la modificación realizada por el gobierno en 2022 respecto al sistema de acceso a la cuota americana, un aumento de las exportaciones no se traduciría en un aumento de las plantas frigoríficas que participarían del negocio. Por el contrario, dado que el cupo se distribuye en función de la performance de cada planta, la concentración de las ventas en pocos frigoríficos –tal cual sucede con la cuota Hilton- se repetiría.
No se debe perder de vista aquí que la actual cuota de 20.000 toneladas paga un arancel del 10%, mientras que lo exportado por fuera de ella paga tasas elevadas del 36,4%.
En paralelo, tampoco se puede dejar de mencionar que el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) se encuentra trabajando en un plan para fomentar la actividad ganadera en ese país, así como para impulsar la producción nacional de carne, en un contexto de inflación.
“La cadena de suministro de alimentos de Estados Unidos es una prioridad de seguridad nacional para la Administración Trump. Nos comprometemos a garantizar que el pueblo estadounidense tenga una fuente asequible de proteínas y que los ganaderos estadounidenses tengan un entorno económico sólido que les permita seguir operando durante generaciones”, declaró en un comunicado Brooke Rollins, la secretaria de Agricultura de ese país, según el medio Iowa Capital.
El plan pretende “acelerar las reformas desregulatorias y aumentar la capacidad de procesamiento”, además de trabajar “en todo el gobierno para solucionar las barreras de sentido común de larga data para los ganaderos”.
Entre sus principales puntos incluirá medidas para facilitar el pastoreo del ganado en tierras federales, el aumento de los subsidios a los seguros y la reducción de los costos para los pequeños procesadores.