En Santiago del Estero, como en muchas otras regiones del país, el girasol no para de propagarse. A nivel nacional, el cultivo mostró una notable expansión durante los últimos años, y para esta campaña se espera que el área sembrada se incremente en un 10% con una producción que podría alcanzar las 5.750.000 toneladas.
Según datos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, la estimación preliminar del área argentina de girasol 2025/26 es de 2,6 millones de hectáreas, una cifra 18,2% superior a la del ciclo previo y un 30% por encima del promedio del último lustro.
El cultivo viene registrando un fuerte crecimiento en zonas que no eran tradicionalmente girasoleras, ante las anteriores perspectivas negativas para el maíz por plaga. Ejemplo de esto es el gran avance del girasol en la campaña pasada: Terminó con un récord histórico de 4,7 millones de toneladas, una cifra 30,6% superior a la del ciclo pasado, gracias al avance tecnológico que viene registrando el cultivo en muchas zonas no tradicionales.
Por estos días, el girasol vuelve a llamar la atención por su crecimiento, esta vez con reportes que llegan desde Santiago del Estero. En esa provincia, según el último informe de la Bolsa de Cereales de Córdoba, la superficie implantada alcanzó un crecimiento del 63% respecto a la campaña anterior, consolidando al cultivo como protagonista de la rotación agrícola provincial. Según la entidad, hay sembradas ya casi 45 mil hectáreas solo en Santiago del Estero.
En un avance por demás de veloz, más del 90% de los lotes se encuentran en estado bueno a excelente, aunque el calor prematuro y la falta de lluvias ya empiezan a generar estrés en algunos campos. Bandera, Quimilí y Colonia Alpina son los epicentros de este auge, donde los productores celebran la expansión, pero siguen atentos a la evolución del clima.
En términos sanitarios, la situación es estable. Las plagas y enfermedades se mantienen en niveles bajos, y los daños por cuises y aves son moderados y puntuales. Esto permite que, por ahora, la campaña siga su curso sin sobresaltos mayores.
A pesar de la sequía parcial en varias zonas, el aumento del 63% en la superficie sembrada evidencia el interés creciente de los productores por el girasol, que combina rentabilidad y adaptación al clima santiagueño. La expectativa ahora está puesta en las lluvias que puedan acompañar la floración, para que el récord de siembra se transforme en buenos rindes.