El Instituto de Promoción de la Carne Vacuna (IPCVA) se creó a inicios de este siglo por ley del Congreso con el fin de difundir en los mercados internacionales las bondades del producto, aunque en los últimos años también dedica buena parte de sus esfuerzos a la capacitación de los productores y a la promoción en el mercado local, donde se compite fuerte con la carne de pollo y en segundo término con la de cerdos.
La ley que lo creó establece que los aportes de productores y frigoríficos son obligatorios (por cabeza faenada) y este año cuenta con un presupuesto que ronda los 12 millones de dólares. Esto significa poco más de 1 dólar por animal que va a la faena estimando que los frigoríficos procesarán cerca de 14 millones de vacunos.
En Argentina el aporte es sólo por la hacienda procesada y no se cuenta con apoyo económico del Estado, lo que no sucede en otros países competidores que también tienen sus propios institutos de promoción de la carne vacuna y de otras especies.
En algunos de esos otros países exportadores de carne, el aporte se realiza cuando el ganado es vendido o transferido entre las fases de producción y transformación. También hay desembolsos del sector público y en todos los casos el dinero que se recauda es mayor, de acuerdo con la investigación que llevaron adelante técnicos del IPCVA.
Por caso, en Estados Unidos el US Meat Export Federation se financia a través de un programa llamado Beef Checkoff, que cuenta con un presupuesto anual de 44 millones de dólares. El primer aporte se hizo en 1986.
El Meat And Livestock de Australia (MAL) se solventa con los aportes del sector privado bovino y ovino, tanto de productores como de frigoríficos, y por cada dólar que aporta la cadena cárnica el Estado hace lo propio en lo que es investigación y desarrollo. Su presupuesto anual es de 184 millones de dólares.
En el MLA cada año se invierten 27 millones de dólares en promover las exportaciones de sus carnes a través de acciones en los principales mercados del mundo, es decir dos veces el presupuesto total del IPCVA.
“Lo mismo pasa con el Reino Unido, que tiene un organismo creado por ley, el AHDB, que cuenta con un presupuesto de 22 millones de dólares para la promoción y el desarrollo de la cadena vacuna y también de la ovina” dijeron técnicos del IPCVA.
En Uruguay funciona el INAC (Instituto Nacional de Carnes), que incluye a la cadena bovina, ovina y otras carnes. Su presupuesto ronda los 29 millones de dólares, más del doble del que tiene el IPCVA para la promoción de un sector que produce y exporta mucho menos que la Argentina.
Allí el sector de la exportación, a donde se destina el 70% de la carne que se produce, aporta unos 21 millones de dólares y el consumo 8 millones más.
“No hay país productor y exportador de carne vacuna que no tenga su instituto de promoción de la carne vacuna”, dijeron los encargados de esta investigación. Y concluyeron: “Si se considera el presupuesto de los cuatro institutos aquí mencionados, disponen de casi 280 millones de dólares cada año para la promoción de sus carnes”.
“Esto muestra la alta competencia que hay en el mercado internacional para poder posicionar el producto. Es cierto, la carne vacuna es conocida, pero hoy tenés todos estos países, a los que se suman Brasil, Nueva Zelanda, Canadá, Irlanda, entre otros, que a través de sus institutos invierten dos, tres, cuatro veces el presupuesto del IPCVA en promocionar sus carnes en los mercados en los que estamos compitiendo. Y lo hacen de forma colegiada, lo hacen en forma conjunta, entre productores y frigoríficos”, agregaron.