Las asociaciones de criadores redoblan constantemente la apuesta por la mejora genética. Mientras en la Asociación de Criadores de Brangus trabajan en indicadores sobre la incidencia del largo de pelo en la productividad de la raza, en Angus están insistiendo con la investigación sobre la conversión de alimento en carne.
El DEP genético (diferencia esperada de progenie) correspondiente ya está a disposición de los criadores que comercializan sus toros, y ya se están concretando ventas de animales con esa información.
Lo importante de esto es que se puede identificar una nueva característica que los animales trasladan a su descendencia, y que tiene que ver nada menos que con la eficiencia en el engorde de los futuros terneros y novillos.
Con solo 31 años, el genetista Agustín Curuchet es uno de los que lidera las investigaciones y programas genéticos de la Asociación Argentina de Angus, que en la reciente exposición de primavera dio detalles del tema.
Curuchet es ingeniero en producción agropecuaria, estudió en Universidad Católica Argentina y mientras cursaba la carrera empezó a formar parte del ateneo de Angus.
“Siempre le dio a los jóvenes la posibilidad de aprender y desarrollarse, y gracias a eso me fui metiendo más en las actividades que organizaban. Así logré involucrarme en el programa ERA (Evaluación de Reproductores)”, contó a Bichos de Campo.
En mayo del año pasado volvió a país tras realizar un máster en genética en la Universidad de Connecticut, Estados Unidos. Esa experiencia, dijo, la encaró “con todas las energías porque hay mucho por hacer”.
El parámetro para medir la eficiencia de conversión es a través del Residual Feed Intake o consumo residual, que según Curuchet no es tan fácil de medir como puede ser un peso al nacimiento o al destete. “Acá se requiere un protocolo más detallado”, afirmó.
En Angus evaluaron esta característica en más de mil animales durante 15 pruebas, que duran 90 días cada una. Pero eso no fue todo, ya que “además se redobló la apuesta y se invirtió en su genotipado, es decir, en la evaluación del ADN de todos los animales que han participado de estas pruebas, para construir una población de referencia”, explicó Curuchet.
Al respecto, el secretario de Angus, Carlos Fernández, indicó: “Cada vez hay más toros con información genética sobre la eficiencia de conversión, característica que heredan a sus descendientes, que después terminan en el corral de engorde generando una mayor conversión de alimento en carne. Eso es lo que buscamos, sobre todo para el engorde final: poder poner un ternero o novillito en un feedlot y que se termine en menor cantidad de tiempo y comiendo menos, es decir, siendo más eficiente desde lo productivo y económico”.
Para determinar cuánto alimento consume y convierte en carne un reproductor de pedigree, se toman en cuenta diferentes cuestiones como, por caso, su peso y tamaño. La diferencia entre lo esperado y lo real es lo que se llama consumo residual.
Curuchet detalló: “Ahí está la clave de estas pruebas, poder identificar estos animales para que luego los criadores, siguiendo su programa genético, tomen las decisiones de selección pertinentes”.
Y agregó a continuación: “Los criadores, luego, deciden informar esto a sus clientes en sus remates. Es un dato para nada menor porque, en definitiva, lo que se busca en la ganadería es lograr más eficiencia en toda la cadena, también en el engorde a pasto y a corral”.