Hace algunas semanas atrás cuando el ahora ex presidente del Senasa, Pablo Cortese, dialogó en exclusiva con Bichos de Campo, aseguró que su sueldo como profesor universitario será mayor al que percibía al frente del organismo.
Ese caso es por demás de representativo de lo que sucede dentro de la autoridad sanitaria, porque, si su titular no tiene un sueldo acorde a sus responsabilidades, no puede esperarse que suceda lo contrario entre los casi 5500 trabajadores que se distribuyen en 380 oficinas, 14 regionales y puestos de frontera.
De hecho, previo a que se diera a conocer el proyecto de Presupuesto 2026 -que ayer presentó Javier Milei por cadena nacional- la actual presidenta del organismo, Beatriz “Pilu” Giraudo, también se hizo eco de aquel reclamo de Cortese y lamentó que hoy el Senasa afronta una sangría de sus cuadros técnicos por sus bajos salarios y recursos
No es la primera vez que se encienden las alarmas respecto a la falta de presupuesto en el Senasa, pues es lo mismo que han advertido incluso desde el sector privado durante los últimos meses.
La preocupación concreta es que este ente descentralizado del Ministerio de Economía es el encargado de fiscalizar tanto puertas adentro como afuera, y de cuán efectivo sea ese trabajo depende la sanidad y calidad de toda la producción agropecuaria. No es un dato al pasar que hoy varios trabajadores calificados prefieran irse por la baja remuneración.
Aún con todas esas advertencias debidamente presentadas, parece que desde el gobierno no hay interés alguno en “pegar el volantazo” a tiempo, sino que el plan es continuar en esa misma línea, que hasta ahora ha degradado las funciones y poder de acción del organismo.
De acuerdo a lo estipulado en el Presupuesto 2026, el Senasa sólo tendría un aumento del 6,9% en su partida, lo que corre no sólo por debajo de la inflación proyectada por el gobierno -10,1%-, sino que además profundiza la caída de los últimos años: Respecto al Presupuesto 2023 -el último aprobado- el incremento es de 414%, frente a una inflación que superó el 700% desde entonces.
Durante 2025, según informa la Oficina de Presupuesto gubernamental, este organismo recibió 193.143 millones de pesos. Para el año próximo -siempre y cuando se apruebe el proyecto de Presupuesto- se le destinarán 205.370 millones, de los cuales casi el 80% será utilizado para el pago de sueldos.
Lo curioso es que, al igual que sucede con el INTA, por ejemplo, el Senasa es un organismo superavitario que, generalmente, recauda más de lo que gasta y suele remitir fondos al Tesoro Nacional. En este caso, por ejemplo, lo recaudado en materia de aranceles al sector privado -entre impuestos, tasas y multas, sobre todo- fue 295.409 millones de pesos.
Es decir que, entre lo que recauda y lo que se espera que gaste en 2026, hay 90.000 millones de pesos que irán a las arcas del Estado.
“Un inspector no supera los dos millones de pesos. Los salarios deberían recomponerse de manera urgente porque mucha gente se está yendo. Una de las cosas que a mí más me desmoralizaba es que gente muy calificada”, dijo Cortese a Bichos de Campo.
El pedido esgrimido desde el sector privado corre muy lejos de la política de ajuste que el gobierno ha mantenido sobre los organismos públicos, y es comparable incluso con el de un vecino que pide por seguridad ¿Qué sucedería si, en vez de aumentar la dotación de efectivos policiales, se le recortan recursos a esa fuerza? Es eso lo que sucede hoy con el Senasa, que oficia de policía sanitaria y está lejos en la prioridad de asignación de recursos públicos.