La crónica de Bichos de Campo publicada el 28 de junio de 2024 no deja lugar a manipulaciones ni mentiras políticas: En materia de fiebre aftosa, el Senasa no anunció nada nuevo que debamos aplaudir sino que simplemente dejó de cajonear una definición sanitaria que había sido tomada hace más de un año atrás. cuya normativa incluso había sido redactada y es casi idéntica a la que se publicó ahora en el Boletín Oficial.
En aquel momento (junio de 2024) ya se sabía -porque lo anunció nada menos que el ex vicepresidente del Senasa, Sergio Robert- que la Argentina estaba en condiciones de dejar de aplicar dos dosis anuales de la vacuna a las categorías mayores de bovinos, porque ya tenían suficiente inmunidad. Eso permitiría ahorrar bastante plata, porque se achicaría el número de dosis de la vacuna a aplicar. En síntesis, eso es lo que se estableció ahora con la Resolución 711/2025, firmada por la nueva presidente del Senasa, María Beatriz Giraudo.
En esta nota de junio de 2024, Bichos de Campo publicó incluso el borrador de la resolución que el Senasa pensaba aplicar en ese momento, pero que manos misteriosas detuvieron. Puede el lector comparar los textos si desea, pero inevitablemente se dará cuenta que es casi el mismo que se publica ahora. Solo cambiaron los años: Donde decía 2024 debe leerse 2025. Y donde decía 2025, ahora debe leerse 2026.
“En la segunda Campaña de 2024 dejaremos de vacunar los novillos y en la Segunda Campaña de 2025 se sumarán las categorías de vaquillonas, novillitos, toritos, incluyendo los machos enteros jóvenes. Es decir, a futuro en las segundas campañas solo se vacunarán terneros y terneras para mantener una inmunidad anual. En la primera campaña de cada año se vacunarán todas las categorías”. Esa fue la síntesis de Robert ante una consulta hace más de un año atrás. Y eso mismo es básicamente lo que ha anunciado ahora el ministro de Economía, Luis Caputo, como si se tratara de una gran novedad, cuando la verdad es que todo se aplazó durante más de un año.
El título que nos propone la prensa oficialista será: Caputo tomó una decisión a favor de la ganadería que permitirá a los productores ahorrar 25 millones de dólares.
Pero el título correcto debería pasar por un interrogante: ¿Quién cajoneó durante más de un año una medida sanitaria, provocando que los productores deban gastara 25 millones de más en 2025?
Repetimos, en junio de 2024 la decisión sanitaria estaba tomada por el organismo técnico pertinente, el Senasa, e incluso se pensó que iba a ser confirmada como gran novedad en el discurso que el presidente Javier Milei pronunció un mes después, en julio de 2024, en la Exposición Rural de Palermo. Pero no sucedió nada: incluso en aquel momento Milei se metió en otro flanco complicado del negocio de la vacunación contra la aftosa: impulsado por su ministro Federico Sturzenegger, prometió una habilitación de la importación del inóculo desde Brasil a mitad de precio, que todavía no se ha concretado.
Este “cajoneo” evidente de la medida por parte de las autoridades del Ministerio de Economía incluso sorprendió a los dirigentes de las entidades rurales, que no se ponen de acuerdo sobre si la Argentina debe dejar de vacunar, o en la defensa de la barrera patagónica, pero en esta reducción de la cantidad de dosis sí estaban completamente alineadas, porque era absurdo seguir gastando dinero en vacunas sobre animales que ya tenían suficiente inmunidad.
Por esa dilación en el anuncio, el 28 de febrero pasado Andrea Sarnari (Federación Agraria), Lucas Magnano (Coninagro), Carlos Castagnani (CRA) y Nicolás Pino (Sociedad Rural) enviaron una carta al secretario de Agricultura, Sergio Iraeta (concuñado de Juan Pazo), insistiendo en que se apliquen las modificaciones al cronograma de vacunación que ya estaban debidamente consensuadas. “En primer lugar, queremos dejar explicitado que los cambios que proponemos cuentan con el suficiente respaldo técnico y científico, por lo que no alterarían de modo alguno la seguridad sanitaria de los rodeos argentinos”, afirmaron en ella los ruralistas.
Frente a esta presión de los propios productores, incluso se especulaba que el presidente Milei, ahora sí, en la Exposición Rural de 2025, iría a anunciar este alivio para los ganaderos. Pero tampoco sucedió nada. Era evidente que había algo o alguien que estaba impidiendo, un escollo, que esta modificación se concretara. Quién y por qué, son las preguntas que hay que hacerse.
Y la respuesta seguramente está muy cerca del propio Caputo, en su entorno más cercano.
Sergio Robert, el vicepresidente del Senasa que había impulsado esta modificación y que ya la tenía escrita, fue echado de mal modo por el alter ego de Caputo, el ex coordinador de Producción y actual presidente de ARCA, Juan Pazo, en agosto de 2024. Luego el mismo funcionario de Economía intentó dominar todo el Senasa enviando allí una suerte de intervención encabezada por María Eugenia Barbieri, a quien colocó de gerente general.
Esta ofensiva de Pazo por controlar y disciplinar un espacio técnico luego condicionó seriamente a toda la línea histórica del Senasa, y el ex presidente Pablo Cortese atravesó varios meses de gestión en medio de una tumultuosa interna. Para resistir se apoyó bastante en Sturzenegger, el archirrival de Caputo dentro del gabinete del gobierno libertario. En los hechos, esta lucha casi fraticida por controlar espacios y lotear el poder, desencadenó en una severa parálisis en el organismo técnico sanitario.
En medio de la guerra por la vacuna anti aftosa, renunció Pablo Cortese a la presidencia del Senasa
En medio de esta pelea, el gobierno tampoco logró desanudar todavía la promesa de Milei en aquella Rural de 2024 de bajar a la mitad los precios de la vacuna contra la fiebre aftosa. La guerra declarada por el laboratorio Tecnovax (que se propuso importar la vacuna desde Brasil acusando a sus competidores de ejercer un monopolio) para empezar a competir con los proveedores históricos de ese medicamento (Biogénesis Bagó y CDV), se prolonga hasta nuestros días sin visos de solución. Y responde también a la puja entre diversas líneas internas de la administración de Milei.
Hace unas semanas, y casi sin tener un banco de suplentes capacitado, Economía decidió reemplazar a Cortese por la ex vicepresidente del INTA, Pilu Giraudo, quien no tiene ningún antecedente en materia de planes sanitarios (y mucho menos veterinarios) pero ha mostrado ser suficientemente leal a la causa libertaria. Es ella la que firmó ahora la demorada resolución que ya estaba escrita hace más de un año, mientras que Caputo se ufana en las redes sociales del “ahorro” que la medida permitirá obtener a los productores ganaderos.
¿Qué sucedió en el medio como para que el gobierno haya cambiado de opinión y dejara de “cajonear” esta medida? Es más que visible lo que pasó el fin de semana pasado en la elección de la Provincia de Buenos Aires, donde Milei y los suyos recibieron un sonoro cachetazo electoral. Quizás allí esté la explicación de este cambio.
Y quizás por el temor de volver a perder en las elecciones nacionales de octubre alguien en el nudo del poder haya leído correctamente el mensaje de las urnas: ¡Muchachos, bajen un poquito los niveles de soberbia, dejensé de peleas intestinas para poder hacer negocios y dedíquense a gobernar, que de eso se trataba!