Con un marcado optimismo y un escenario climático que parece mucho más favorable que en los últimos años, la Bolsa de Comercio de Rosario proyecta que el maíz podría volver a ser protagonista en la campaña gruesa 2025/26.
Las estimaciones apuntan a un crecimiento del 16,8% en la intención de siembra respecto del ciclo pasado, lo que llevaría el área total a 9,5 millones de hectáreas, apenas por debajo del récord histórico de 10,3 millones registrado en 2023/24. De cumplirse este pronóstico, la producción nacional podría alcanzar las 61 millones de toneladas, una cifra inédita que superaría en 8,5 millones al mejor registro anterior.
El contraste lo da la soja, que retrocede en la intención de siembra y perdería 1,35 millones de hectáreas frente al ciclo pasado. Así, la foto inicial de la gruesa muestra una apuesta renovada por el maíz, a diferencia de la oleaginosa.
Esta recuperación del cereal llega después de un 2024 marcado por la falta de agua y, sobre todo, por el fuerte impacto de la chicharrita y el spiroplasma en el centro y norte del país, que recortaron en un 18% la producción de la campaña anterior.
El escenario de inicio es completamente distinto al de los últimos cinco años. Después de varias primaveras frías y secas, con cuatro Niñas en el medio, esta vez los perfiles se presentan cargados de agua, incluso en zonas del oeste del país. La contracara está en el este y, en particular, en Buenos Aires, donde los excesos hídricos generan dudas sobre si podrá concretarse la fuerte intención de siembra temprana.
Si la primavera suma nuevas lluvias, existe el riesgo de que parte del área prevista para maíz deba derivarse a soja, lo que podría ajustar las estimaciones actuales. Por ahora, el pronóstico climático habla de lluvias normales, con neutralidad en el Pacífico y un Atlántico cálido que se extendería hasta fin de año.
En la región núcleo, el arranque de la campaña se vive con expectativas muy altas. El 95% de los suelos presenta reservas de agua de adecuadas a abundantes, un escenario inédito en los últimos cinco ciclos. Los técnicos coinciden en que se están destinando todos los recursos para aprovechar al máximo las siembras tempranas, con la idea de obtener los mayores rindes posibles.
Con un área de 1,95 millones de hectáreas de maíz, de las cuales 1,6 millones se cosecharían para grano, las proyecciones marcan un rinde promedio de 97 quintales por hectárea y una producción total de 15,5 millones de toneladas. Si se cumple, sería la mejor cosecha en 15 años, superando incluso a la de 2018/19, cuando se lograron 15 millones de toneladas con una superficie menor.
La comparación con el ciclo pasado es elocuente: tras un año signado por el temor a la chicharrita, el maíz de la región núcleo podría crecer en un 30% en términos de producción. Y aunque todavía hay lotes anegados, como en el sur santafesino o en el norte bonaerense, ya comenzó la siembra temprana. El sudeste de Córdoba y el centro-sur de Santa Fe fueron los primeros en aprovechar la tregua climática y sembraron unas 60.000 hectáreas, que representan el 3% del área intencionada. En localidades como Bombal, los técnicos advierten que los campos están pasados de agua y esperan que no se registren nuevas lluvias para avanzar sin problemas.
En Rojas recomiendan aguardar una semana más a que suba la temperatura del suelo, mientras que en Junín, una de las zonas más complicadas por los excesos hídricos, señalan que el agua comenzó a escurrir y ya no hay inconvenientes.