Inicialmente, fue gracias a un desafío laboral que Ariel Cortina decidió interiorizarse más en el estudio de los suelos. Le habían encomendado un trabajo grande en una estancia y supo que ahí había un hilo del que tirar.
Con bastante estudio y cursos de posgrado de por medio, el agrónomo llegó a la idea de negocio: Atacar la causa primera de la pérdida de materia orgánica y de rendimiento, que es la porosidad del suelo.
Acompañado, claro está, por un ámbito científico que sigue muy de cerca esas temáticas, Cortina se valió de investigaciones recientes que ratifican la importancia de que el suelo tenga un “sistema de tuberías” lo suficientemente grande para que el agua se filtre y las raíces se desarrollen. Así nació Maxan, su empresa de insumos que tiene un producto estrella.
Su lógica es que, antes que invertir más en insumos, genética y nutrición, se necesita un paso previo, que es ordenar los cimientos. “Hoy se gasta mucho dinero en una tubería que no nos permite tener la misma producción que antes”, aseguró el agrónomo.
Esos cimientos son la estructura del suelo, los poros que lo componen, que se ha demostrado que se cierran con el paso del tiempo y la degradación. Eso, consecuentemente, permite una menor captura de líquido y nutrientes y limita el crecimiento de las raíces y posterior el rendimiento de los cultivos.
Para lograrlo, el agrónomo encontró que el secreto está en el uso de partículas de carbono humidificado con más de 35 millones de años de antigüedad. Y no sólo eso, sino además con un tamaño determinado para que actúen en el suelo.
“Si el carbono es muy grande, se expone a la degradación microbiana, y si es muy chico, entra en la planta. Nuestro producto tiene una molécula que puede meterse entre la arena, limo y arcilla, y evitar ser degradado”, explicó Ariel.
En síntesis, se trata de ir un paso más adelante que la aplicación de calcio, un método que ya es bastante difundido, para lograr formar meso y macro poros y finalmente recomponer el sistema de tuberías.
Para este tratamiento de “rejuvenecimiento” de suelos lo que usan es el método más tradicional de pulverización. Inicialmente, importan leonardina norteamericana -lo más puro y concentrado que hay en el planeta”, afirma Ariel- y la formulan líquido-soluble para que el producto pueda aplicarse en la línea de siembra.
“Así corregimos la física de suelos desde arriba hacia abajo”, destacó el agrónomo, que señala que su producto ya fue probado por la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) y obtuvo muy buenos resultados en pocos meses.
Mirá la entrevista completa con Ariel Cortina:
Sin embargo, el tiempo requerido depende también del grado de degradación de ese suelo o, dicho de otro modo, de las “arrugas” a corregir con el tratamiento de rejuvenecimiento. “Dependiendo de cuánto tenemos que reconstruir, es la dosis de bolsas de cemento que tenemos que usar”, ilustra el agrónomo.
En líneas generales, no es poco lo que hay que recomponer pues lo que vienen advirtiendo los especialistas hace ya bastantes años es que tenemos una deuda de nutrientes muy grande con el suelo, que escala, en algunos casos, al 50% de déficit.
No sorprende que, sumado a los cambios climáticos, allí esté la causa de que no se puedan obtener los mismos rendimientos que décadas atrás.
“La raíz crece solamente donde tiene espacio para crecer. Nosotros somos los que, con el uso de carbono, podemos generar ese espacio para que lo haga de manera estable y duradera”, explicó Cortina, que hoy considera que, finalmente, ha logrado sumar un aporte a la agricultura argentina.
Cuanto Chantun a las vueltas, que esta pasando con el espiritu critico?