La industria aceitera argentina, principal demandante del poroto, comenzó a experimentar una pérdida de competitividad que ya se refleja en las estadísticas públicas.
En julio pasado la molienda de soja en la Argentina –según datos oficiales– fue de 3,78 millones de toneladas, una cifra 14% menor a la registrada en el mismo mes de 2024.
Luego de que en abril y mayo de este año se registrara una caída del procesamiento de soja como resultado de la salida de producción de las fábricas aceiteras controladas por la concursada Vicentin, a partir de junio, con el reingreso de esa empresa a la actividad, la molienda de poroto se reactivó.
Ese fenómeno coincidió con el último mes de vigencia del régimen de rebaja temporaria de derechos de exportación, lo que llevó a muchos productores a acelerar ventas de poroto para poder aprovechar el beneficio.
Sin embargo, desde julio el nivel de actividad en las fábricas oleaginosas empezó a declinar. El mes pasado se registró una auténtica “sequía comercial” luego del aumento de las retenciones agrícolas. Sin el aporte de la soja importada, el nivel de actividad en las industrias aceiteras argentinas habría caído a niveles críticos.
Debido a esa debacle, el gobierno de Javier Milei se vio forzado a reintroducir en el presente mes de agosto la rebaja de retenciones vigente hasta fines de junio, lo que impulsó mayores ventas de poroto por parte de los productores, aunque en niveles más moderados que los registrados hasta junio pasado.
El espejo de las pobres ventas de soja es un virtual congelamiento de las registraciones de Declaraciones Juradas de Ventas Externos de productos del complejo sojero; además, de los pocos embarques que se registraron la mayor parte corresponden a poroto.
Adicionalmente, en las últimas semanas el factor geopolítico comenzó a jugar a favor de la exportación de soja sin procesar, que ganó protagonismo como producto de la agresiva demanda china de poroto en el Mercosur para así evitar compras originadas en EE.UU.
La Secretaría de Agricultura actualizó esta semana las estimaciones del balance de oferta y demanda de soja para ubicar ahora la proyección de exportación de poroto de soja 2024/25 en 8,50 millones de toneladas versus 4,56 millones en 2023/24, aunque es muy probable que esa cifra termine siendo superior por el ímpetu de la demanda china de poroto.
Argentina actualiza las proyecciones de demanda de soja (aunque es muy probable que se quede corta)
Por otra parte, en julio pasado la Argentina importó 542.694 toneladas de poroto de soja, las cuales en su mayor parte provinieron de Paraguay y una porción minoritaria de Brasil. Se trata de una cifra equivalente al 14,3% del volumen de soja procesado en el país en dicho mes.
Eso implica que en los cuatro primeros meses del ciclo comercial 2024/25 la participación de la soja importada en la molienda argentina fue del 18,4% versus 19,7% en el mismo período del año pasado.
El ingreso de soja al mercado argentino se realiza en el marco del régimen de “importación temporaria de mercaderías destinadas a recibir perfeccionamiento industrial”, el cual –implementado por el decreto 1330/2004– facilita el ingreso de insumos con la obligación de que los mismos, una vez procesados en territorio argentino, sean exportados como harina, aceite y biodiésel para generar divisas.