Durante años se demonizó al consumo de huevos. Se lo vinculaba con problemas de salud, como por caso el alto colesterol. Pero las últimas tendencias en alimentación revalorizaron esta proteína de origen animal, que está alcanzando niveles récord de consumo, y esto alienta nuevas inversiones para producirla.
“En el primer semestre el consumo fue de 190 huevos per cápita, equivalentes a 380 al año, lo que significa que es el más alto del mundo. Nos pone muy contentos porque significa que el trabajo estamos haciendo da buenos frutos”, dijo Javier Prida, directivo de la Cámara Argentina de Productores Avícolas (Capia).
Atender ese alto consumo es posible gracias a las inversiones hechas en el rubro, que cuenta con 600 millones de gallinas ponedoras que generan 570 millones de huevos diarios.
“Calculamos que la producción va a crecer este año entre 5,8% y 6% y el parque productivo 5,5% este año, porque los animales son cada vez más eficientes y muchos agricultores están dejando sus viejos galpones por otras automáticos con tecnología de punta”, agregó Prida.
En el sector también tienen malas noticias para contar. Una de ellas tiene que ver con el contrabando.
“Tenemos socios en el norte que son fuertes y cuentan con depósitos mayoristas y nos cuentan que dejaron de vender unos 600 mil huevos diarios a los que se suman los de pequeños productores que no se van del sistema porque entra mercadería a valores abajo del costo nuestro”.
Según contó Prida esto tiene consecuencias sociales concretas y otras potenciales ya que esto “pone en riesgo el status sanitario que tiene el país que está libre de Newcasttle, salmonella e influenza aviar”.
El referente avícola además se refirió a los cambios que se vienen dando en los costos sectoriales por las subas que tuvieron los granos consecuencia de la reducción de retenciones y la devaluación. El productor recibe unos 1500/1600 pesos por maple que, luego de la intermediación, llega al consumidor en 5500/6000 pesos.
“La renta es muy finita y la estamos logrando en el volumen y la eficiencia. El costo de la alimentación aumentó 3,1% pero subieron también otros insumos, servicios, combustibles, la mano de obra. En total el incremento en los últimos dos meses fue de 8% y no tuvimos otra que absorberlos porque estamos en la época de más oferta y precios a la baja. Por suerte había un colchón hecho en los meses previos”, contextualizó.