¿Puede el peronismo ser pro-campo? ¿Cuál es el problema de fondo en el agro argentino? ¿Es cierto que el Estado es una aspiradora de recursos? ¿Qué papel juega el interior en el desarrollo nacional?
Algunas de esas preguntas fueron las que intentaron responder -o, al menos, debatir- cuatro figuras muy dispares, pero muy interesantes, alrededor de una mesa y con vino de por medio.
Fue en el marco del ciclo Vino por el Desarrollo, en cuyo último programa, publicado en Youtube, participaron el dirigente del Movimiento Evita Emilio Pérsico, el empresario Gustavo Grobocopatel (que acaba de presentar el libro “Desde el campo”), el ex canciller Felipe Solá y el historiador Roy Hora. Entre chicanas, guiños, argumentos y un poco de humor, la charla giró en torno al rol del Estado, el manejo de los recursos, la propiedad de la tierra, las inversiones y el futuro del agro, siempre en tensión con la política.
Aunque se limitó a guardar silencio durante gran parte del programa, tal vez la definición de base más clara la dio Roy Hora, cuando aseguró que Argentina acumula no menos de 50 años de decadencia, con un deficiente rol jugado por el campo. Sobre esa premisa, que tuvo el visto bueno de los demás invitados, giraron en torno las demás definiciones.
A veces con tensión, como cuando se habló de corrupción en una mesa con dos dirigentes muy ligados al peronismo; y a veces con humor, como cuando Grobocopatel dijo no estar lejos de afiliarse a ese movimiento. Lo cierto es que, cuanto menos, este tipo de encuentros demuestran que hay algunos -mínimos- acuerdos básicos sobre el rol del sector agropecuario y lo que se necesita para crecer.
El problema, y eso también quedó demostrado en el ciclo, es la distancia que persiste entre los funcionarios y el interior productivo, como así también entre los movimientos de base y el gran empresariado. Es toda una trama de prejuicios que generalmente obstaculiza la construcción de consensos básicos.
El programa completo:
“En el libro mío que vas a leer está todo eso que decís. Te aviso para que no creas que me estoy copiando, es porque pienso lo mismo que vos”, le dijo en un momento Grobocopatel a Emilio Pérsico. Y no fue un pase de comedia, sino una afirmación sincera que deslizó el empresario agropecuario cuando el dirigente social habló de la necesidad de impulsar los pueblos del interior productivo.
“En esas cosas hay que construir un gran acuerdo nacional”, le respondió Pérsico.
La cuestión de las políticas públicas orientadas al crecimiento por fuera de los grandes cinturones urbanos fue uno de los principales ejes del encuentro. Y es, en el fondo, el histórico reclamo de inversión en infraestructura y de facilidades para trabajar, un aspecto que, concordaron todos los invitados, permitiría aliviar la situación en las ciudades.
“La gente se va del campo por falta de calidad de vida y no vuelve”, señaló Grobocopatel, que lo ilustró con el particular ejemplo de las inundaciones que incluso afectan a su ciudad natal, Carlos Casares.
En la misma línea, pero con un enfoque más radical, se paró el dirigente del Movimiento Evita, que atribuye el alto nivel de urbanización argentino al modelo neoliberal, que “tiende a concentrar a las gente en las ciudades porque se vive del descarte”. En eso sí que no cosechó el apoyo del empresario que tenía enfrente.
Más que el diagnóstico de por qué se llega a eso, la pregunta clave es dónde están los recursos para repoblar el agro y por qué este -que tanto genera y aporta- no los tiene a disposición. “El problema no es sacar las retenciones, sino que queden en el campo. Con eso solucionamos un problema enorme y cambiamos Argentina”, opinó Pérsico.
“¿A dónde va lo que le sacan al interior?”, lo cruzó Grobocopatel, que tocó una fibra sensible para los dirigentes que fueron parte de gobiernos anteriores y estaban sentados alrededor de esa mesa.
“Es una pregunta capciosa. Tiene muy poco que ver la corrupción con el crecimiento. La idea de que Argentina no crece por la corrupción es gorila e injusta, las razones son más profundas”, fue lo que respondió Solá, para quien tampoco se ahorró halagos el empresario al calificarlo como uno de los políticos mejor formado de las últimas décadas.
Puede que el intercambio que luego tuvo Grobocopatel con Pérsico ilustre mejor aún la falta de un idioma común entre los sectores que hoy debaten el rol del campo.
-“El Estado debe ser administrador de los recursos, y debe ser eficiente”-, dijo el referente del Movimiento Evita.
-“¿Y por qué no sucedió hasta ahora?”-, le preguntó Grobocopatel.
-“Ante este nuevo capitalismo, no supimos aún cómo construir un modelo alternativo”-, respondió Pérsico.
-“¿Entonces el problema es el capitalismo? Quiero ayudar a pensar, no soy capcioso”-, insistió el empresario, que esta vez no tuvo respuesta del dirigente social sino del ex canciller.
-“Lo planteás como si vos fueras objetivo y nosotros ideológicos”-, le dijo Solá.
Fue en esas discusiones en la que evitó meterse Hora, en varios pasajes recluido en la espiral del silencio por el intercambio acalorado entre los demás presentes.
Aún así, fiel a su estilo y su profesión, cuando le dieron la palabra dejó algunas reflexiones interesantes. “Argentina no encontró la manera de insertarse creativamente en la economía mundial, y ahí el campo tiene un rol fundamental”, opinó el historiador, que considera que, como paso previo, debe analizarse efectivamente qué es lo que se le quiere pedir a ese sector.
Para la militancia social, es la generación de puestos de trabajo, la creación de alimento y, encima, el aporte de divisas. “No le podemos pedir que resuelva todos los problemas de Argentina”, sostuvo Hora, que enseguida fue cruzado por Pérsico: “A este campo no, al que yo quiero sí”, dijo el dirigente. “Eso es una utopía demasiado optimista”, concluyó el historiador.
En todo caso, lo que hay ahí es una pregunta por las políticas agropecuarias. Si es que alguna vez las hubo porque, al menos en los últimos 20 años, Solá opina que no fue así. “A nadie le importa un rábano el campo y los gobiernos no saben nada”, lanzó el ex canciller, que lamenta que se desconozca lo heterogéneo que es el sector agropecuario del país, con un entramado muy complejo de economías regionales, producciones extensivas e industrias.
Así y todo, Solá sí defiende el rol que debe jugar el Estado para con el campo, y que, dice, lo demuestra cómo han funcionado los organismos de investigación y los programas de fomento que ha habido los últimos años.
Puede que en eso no esté muy de acuerdo Hora, que considera que fue justamente por el mayor poder atribuido al Estado que el campo perdió potencia, ya que se perdió contacto con el mundo y se cerró la economía en vistas de la distribución del ingreso.
“Muy bueno eso, es la historia sin gente”, lo chicaneó Pérsico, que defendió las políticas de subsidios y ayuda estatal como una de las primeras respuestas ante el cambio de modelo y la llegada del neoliberalismo, pero sí admitió que la política argentina no ha podido superar ese paliativo y avanzar al crecimiento.
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¿Grobocopatel es peronista? ¿La revolución agraria empieza en la agroindustria? Ni una cosa, ni la otra, claro está, pero con un poco de ironía, y un poco de tono reflexivo, el empresario sí aseguró que comparte mucho con la evaluación que hacen los dirigentes ubicados más bien en las antípodas de su pensamiento.
“Descubrí que puedo participar del mismo partido político que Emilio (Pérsico) y Felipe (Solá). Hagamos un peronismo del siglo XXI, yo me afilio”, expresó, entre risas. Quien está seguro de que no lo acompañaría en su enlistamiento es Hora, que sostiene que “el peronismo no ha tenido una buena comprensión de la economía del siglo XXI”, y que por eso ha fracasado también la relación con el campo.
Lejos de disentir, Solá llamó a “ver qué pasó” en esos años y a pensar el crecimiento hacia el futuro lejos de las ideas “vintage”, como los libros de Jauretche y la vieja revolución que todavía se escucha en algunos rincones.
Sola y Persico nunca trabajaron en el sector privado, siempre colgados, puedo no estar de acuerdo con Grobo o Roy Hora pero son honestos. Cuando dicen basta de kirchnerismo hablan de esa gente, hace años que lo escucho y tenian razon. Argentina es una trampa.
Es el mismo Grobocopatel que vacío a los Grobo y a otras empresas relacionadas estafando a todos los productores que les entregaron granos? Ese es el que nos representa en este evento?
Y además edita un libro!!
Solo faltan los Navilli. Y los directivos de Cañuelas hablando de subsidios y comercio de harina de trigo.