En muchos patios, quintas o campos siempre aparecen troncos que quedan de una poda, de un árbol caído o de una tala necesaria. Y muchas veces terminan apilados como leña o, directamente abandonados. Pero lo cierto es que pueden convertirse en aliados para darle nueva vida a los espacios exteriores. No hace falta comprar nada ni gastar de más: se trata de mirar lo que ya hay a mano y animarse a usarlo de otra forma.
La madera tiene algo especial: es noble, dura, y sobre todo transmite calidez. En invierno, cuando el verde afloja y todo parece más apagado, los troncos suman textura y presencia. Con un poco de lija y algún impermeabilizante, ya están listos para resistir la intemperie.
Acá van siete ideas simples y posibles, de esas que cualquiera puede hacer en su jardín o patio, que como siempre salen de las tendencias y consejos compartidos en De Raiz
- Asientos para un fogón: Nada más sencillo que acomodar algunos troncos alrededor de una fogata o brasero. Son bancos improvisados, rústicos y cómodos para sentarse a tomar un mate calentito en invierno. Apenas necesitan un lijado para evitar astillas y, si se quiere que duren más, una mano de protector para madera.
- Mesas auxiliares: Un tronco ancho y bajo puede transformarse en la mesita ideal. Sirve para apoyar la pava, una taza de café o hasta un florero con ramas secas. Se pueden dejar al natural o pintarlos para dar contraste, pero lo bueno es que cumplen la función sin vueltas.
- Soporte para macetas: Colocar macetas sobre troncos de diferentes alturas cambia por completo un rincón verde. Levanta las plantas del suelo, les da protagonismo y genera un efecto en capas muy atractivo. Es de las formas más simples de darle otra dinámica al patio usando lo que ya estaba.
- Delimitadores de sectores: Los troncos más finos sirven para marcar espacios. Dispuestos en línea se convierten en bordes de senderos, separan un rincón de lectura o delimitan el sector del comedor exterior. No hace falta cemento ni estructuras: la misma madera va ordenando el terreno.
- Centro de mesa rústico: En una mesa al aire libre, un tronco puede ser el punto de partida para armar un centro rústico. Encima se pueden sumar velas, suculentas en macetas chicas, ramas de eucalipto o piñas. La madera actúa como soporte y le da a la mesa ese aire cálido que invita a quedarse más tiempo.
- Macetas hechas con troncos: Con un poco de trabajo, se pueden ahuecar y convertir en macetas originales. Funcionan bien con plantas rústicas como suculentas, helechos, lavandas o aromáticas. Es una manera de transformar un tronco en un objeto útil que, además, se integra con naturalidad al jardín.
- Escultura natural: Algunos troncos no necesitan nada más. Si tienen una forma rara, raíces retorcidas o una textura interesante, basta con apoyarlos en un rincón, cerca de una hamaca o contra una pared. Funcionan como esculturas naturales que llaman la atención sin adornos extras.
Claro que para que duren más tiempo conviene darles algunos cuidados básicos: lijarlos para quitar astillas, aplicar un protector para madera o barniz al agua, y evitar que queden en contacto directo con la tierra. Así resisten mejor la humedad y los cambios de clima.
Usar troncos en el jardín tiene, además, un costado sustentable. No se trata de comprar objetos ni llenar el patio de plástico: se trata de aprovechar lo que ya está, de darle un nuevo uso a restos de poda o a árboles caídos. Es una manera de decorar los exteriores de forma sencilla, consciente y rústica, que suma calidez en invierno sin necesidad de grandes inversiones.