Les economías regionales son transcendentales a lo largo y ancho del país. Promueven el arraigo rural, otorgan identidad a la región, dinamizan la producción y las exportaciones y representan el 50% del empleo en el sector agroindustrial. Menudo desafío tienen sus actores en un escenario general donde los insumos están dolarizados, los precios de venta son bastante bajos y el recorrido no siempre resulta tan positivo.
Para conocer la actualidad de la producción tabacalera de Jujuy, Bichos de Campo, conversó con Pedro Pascuttini, actual presidente de la Cámara del Tabaco de Jujuy, quien además es un avezado productor tabacalero y defensor de esta actividad tan arraigada en los valles templados de la provincia y de la vecina Salta.
Datos oficiales explican que Misiones, en la última cosecha, registró 39 millones de kilos, mientras que Salta 37 millones. Jujuy, por su parte, logró cosechar 34 millones de kilos. Pero esta última tiene la mayor productividad por hectárea, promediando los 2700 kilos por hectárea.
La producción jujeña está concentrada en los departamentos de Manuel Belgrano, Santa Bárbara, San Pedro, San Antonio y El Carmen, según la DIPEC (el INDEC provincial), en este último, se produce el 94% del tabaco local, dejando el restante 6% a los otros departamentos.
“La actividad tabacalera ya lleva más de ocho décadas en nuestra provincia. Significa un gran desarrollo desde el punto de vista económico y social, generando un movimiento de mano de obra y económico, del cual se benefician muchos departamentos, pueblos y municipios, en los cuales la actividad se lleva adelante”, comienza diciendo el representante de los tabacaleros.
En sus orígenes, en estos valles, la producción tabacalera se organizaba en minifundios familiares, asociados a cultivos de frutas y verduras, junto a granos y forrajes destinados a la ganadería. También, entre las familias más pudientes, se desarrollaron algunos viñedos de extensiones considerables. En la década de 1940, ya se registraban producciones cercanas a los 50 mil kilos de tabaco. A partir de los años 60, se propuso una fuerte reestructuración y concentración productiva, consolidándose organizaciones como la Cooperativa de Tabacaleros, la Cámara Jujeña del Tabaco, la empresa CJ, entre otras de servicios complementarios, hasta convertirse en un complejo agroindustrial y una actividad tradicional e identitaria.
En la actualidad, esta economía regional consolidó un modelo agroexportador, atravesado por intereses intersectoriales, vaivenes en la oferta y la demanda, efectos del cambio climático, pero con una acérrima defensa de quienes la conforman, algo que se puede leer en las palabras de Pascuttini: “Buscamos hacer el producto cada vez mejor y estar dentro de los estándares internacionales de calidad, rendimiento y todas las condiciones de responsabilidad social empresaria que debemos tener para poder estar activos en el mercado internacional”.
-¿Cómo es la actividad comercial del sector en Jujuy?
-En todo lo que es la actividad de Jujuy, casi en un 90% se exporta. En esta última cosecha tuvimos más de 34 millones de kilos y, en su mayoría, todo eso se exporta. Los mercados más importantes que tenemos son China, Japón, todo lo que es el Sudeste Asiático y Phillip Morris Internacional, lo que significa divisas, ingresos para la nación, además de la permanente regeneración económica y social de la región.
-¿Ese porcentaje del 90% viene siendo así todos los años o está creciendo o disminuyendo?
-No, viene así, sostenidamente, por lo menos en estos últimos 5 años. Hay requerimientos de volumen y para nosotros es importante eso, pero también, tenemos limitantes a la producción como son los altísimos costos que debemos afrontar, sobre todo en el tema de las tarifas de energía, de gas, que ocupamos masivamente para el secado de nuestro tabaco. Después el tema de los fertilizantes, sobre todo el tema de los abonos y los agroquímicos que los tenemos también en dólares y, como en este año, con la inflación, han aumentado bastante. Y después, la alta cantidad de mano de obra que requerimos, porque se trata de una actividad de mano de obra intensiva y artesanal, incluyentemente artesanal.
-¿En base a todo esto, cómo define la economía del productor tabacalero?
-Hoy por hoy es muy difícil para un productor que es una pequeña y mediana empresa. Todo va incrementándose en los altísimos costos que tenemos que soportar para poder producir. Por ende, los ingresos que tenemos son cada día más bajos, están muy menguados, precisamente porque cuando fijamos el precio, no fue el adecuado.
-¿Cómo es eso?
-Un tabaco que hemos vendido el día 2 de enero, recién vamos a cobrarlo 7 u 8 meses después. Entonces el producto que hemos vendido sufre una depreciación enorme, teniendo en cuenta todos los costos financieros que el productor debe soportar por todas las inversiones que tiene que asumir para llevar adelante el cultivo y la cosecha. Además de estar vinculado a todo lo que es el marco impositivo, ya que cada productor comercializa su producto en los acopios, sea nuestra cooperativa, los dealers o compradores internacionales, y recibe una facturación, para lo que tiene que estar totalmente dentro de lo que son las exigencias fiscales. Esa facturación le da derecho a la percepción de lo que son los recursos del FET que es la otra parte del precio que el productor coparticipa de cada fumador. Son circunstancias muy difíciles las que estamos atravesando porque toda esta presión impositiva, sea nacional, sea provincial, con todas las tasas que tenemos que pagar en los municipios, encarece muchísimo. Todo esto nos resta posibilidades de competitividad que debemos tener al momento de exportar, nos saca de esa ecuación ingreso-egreso donde podamos tener hablar de rentabilidad y de competitividad internacional.
-¿Qué puede pasar con el Fondo Especial del Tabaco? ¿Están viendo alguna señal de que el gobierno pueda ir por esa caja?
-El FET es la otra parte del precio que es muy importante conservarlo, porque si no lo tenemos, la producción tabacalera no se puede llevar adelante, por todo lo que expliqué anteriormente. Entonces, nosotros buscamos mostrar con hechos concretos, con medidas concretas, cómo es de importante, para la vida de las siete provincias tabacaleras, el hecho de contar con esta actividad de tanto arraigo e importancia económica. En el caso del NEA, es desarrollada por toda la familia, porque son minifundios y son producciones familiares. En el caso del NOA, en la provincia de Tucumán o Catamarca, tienen un sistema mixto, donde encontramos producciones familiares y otras que ocupan la mano de obra personal. También está el caso de Salta y Jujuy donde somos, excluyentemente, tomadores de mano de obra.
Para Pascutini, entonces, “todo ese desarrollo económico y social, que representa la producción tabacalera debe tener ese aporte a través de los recursos del Fondo Especial. Siempre lo miramos con mucho cuidado, por eso es que trabajamos para fortalecer cada día la actividad tabacalera, pero buscando otras alternativas de producción, buscando otro sustento por cualquier circunstancia desastrosa que nos toque pasar”.
“Hoy el FET es un elemento fundamental, primordial para poder llevar adelante la actividad tabacalera, el desarrollo social de todos los pueblos que viven alrededor del tabaco. Por eso hacemos los deberes que debemos hacer, siempre con respeto, primero con el trabajo, con esfuerzo, con austeridad, con ahorro, impulsando el derrame hacia afuera”, enfatizó.
Y añadió: “Muchos somos familias de inmigrantes que ya vamos por la cuarta generación de toda la producción de tabaco. Entonces, al FET, claro que lo miramos con seriedad, claro que lo miramos con mucho cuidado y tratamos de trabajar en consonancia con el secretario de Agricultura, como con el coordinador de la Oficina de Tabaco, con el ARCA, con el Ministerio de Economía, es decir, en diálogo permanente, para evitar cualquier circunstancia que sea desastrosa, porque eso nos obliga después a buscar soluciones que no son fáciles, o a buscar soluciones que no son las queridas”.