Hace varios días que la situación del Mercado Central volvió a cobrar notoriedad en la agenda pública. Y es gracias a una puja interna en su conducción, que tiene como protagonista a su actual presidente, Fabián Miguelez, quien se niega a ceder su cargo y desnuda una lucha política entre funcionarios de primera línea en un armado en el que nadie se anima a mover una tuerca.
En realidad, no hay nada nuevo en esta situación particular. El ruido generado es una estructura de antaño que cruje, y obliga a “escarbar” un poco en la trama de manejos y desmanejos que rodea a esta entidad desde hace varias décadas.
Para entender el conflicto actual en el seno del organismo, primero es necesario atender a su estructura. Desde que fue pergeñado en 1967 (aunque comenzó a funcionar recién en 1984), el Mercado Central es una entidad pública administrada por un directorio compartido por el Estado Nacional, la Provincia de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Eso implica que cada uno de esos estamentos está representado y que la gobernanza entre ellos debe alternarse cada 4 años.
No hace falta remontarse más que a lo sucedido en la última década para ver que lo que consta en los estatutos difícilmente se cumple.
Y he aquí la razón del conflicto actual. Fabián Miguelez, un hombre de suma confianza de Mauricio Macri, que ya había sido presidente del mercado entre 2015 y 2018 y fue designado por Milei en 2023, hoy opera con el mandato vencido. Debería haber dejado su lugar a su par dispuesto por la Ciudad de Buenos Aires, Ezequiel Capelli, el 31 de marzo de este año, pero persiste en en el poder y nadie se anima a echarlo.
Ya estamos en agosto, Miguelez sigue como presidente, y Capelli, que es un alfil de Diego Santilli, está a punto de ser desplazado. El hombre ya confirmado -pero aún no designado- como su reemplazante es Leonardo Sarquis, ex ministro de Agroindustria de María Eugenia Vidal y un agrónomo con trayectoria en la industria semillera.
Es un enviado de Jorge Macri para correr a Santilli de la escena, que no es ningún 4 de copas en los agronegocios pero del cual se desconocen intenciones o proyectos en caso de que finalmente asuma como presidente.
¿Por qué nadie mueve a Miguelez? ¿Se espera que renuncie? ¿Existe la chance de que Sarquis, si asume, le ceda el mandato? ¿Qué fuerzas se están jugando el pellejo en este ida y vuelta?
En la búsqueda de responder algunos de esos interrogantes en medio de tantas “figuritas repetidas”, movidas políticas y proyectos inconclusos, Bichos de Campo acudió a una fuente muy conocedora del sector frutihortícola y, por extensión, de este organismo: Mariano Winograd.
“Para entender lo que está pasando hay que primero convencerse de que el Mercado Central es un proyecto en decadencia”, señaló el empresario pyme. Las figuras que elige para describirlo son variadas: “Un portaaviones que se está hundiendo”, “una bomba de tiempo” y el “santuario de la impunidad”; pero todas hablan de una institución que está en crisis, justamente, por su vínculo con la política.
A fin de cuentas, no es ninguna novedad que el mercado de abasto de frutas y verduras más importante del país es también el epicentro de negocios paralelos, alianzas gremiales, extorsiones y acuerdos partidarios.
Es la razón por la que hoy cruje nuevamente esa estructura, con un directorio tripartito formado por referentes de tres sectores enfrentados (Milei en Nación, Macri en ciudad y Kicillof en la provincia) y con un prontuario digno de repasar.
En el caso del presidente, Fabián Miguelez, ya tiene en su historial varias irregularidades. La primera, y más importante, se remonta a 2018, cuando tuvo que abandonar el cargo tras ser acusado judicialmente por abuso de autoridad, violación de deberes de funcionario público, negociaciones incompatibles y defraudación contra la administración pública.
Pero, aunque la causa sigue abierta en el juzgado de Morón -donde, por cierto, se sospecha que Miguelez tiene buenas migas-, en 2023 fue nuevamente designado como director del Mercado Central por parte de Nación, puesto al que asumió en abril del 2024.
Ya no fue recibido como en 2015, cuando luego de la gestión morenista se veía su llegada como una “bocanada de aire fresco”, como recuerda Winograd, sino como el signo de que, aparentemente, la lucha contra la casta no era tan a fondo: Se sabe que Miguelez guarda un vínculo muy estrecho con Mauricio Macri, con quien supo compartir partidos de golf, con un hermano del ministro Luis “Toto” Caputo, y con importantes referentes de la cúpula judicial y policial.
Diego es la síntesis de lo que necesita la provincia de Bs As: método, compromiso, sensibilidad, planificación, gestión y disciplina. Además de gran funcionario, aún mejor persona. No podemos desperdiciar esta oportunidad de salir hacia adelante de una vez por todas. #FaltaMenos pic.twitter.com/r4jDNnMigm
— Ezequiel Capelli (@ezecapelli) February 15, 2023
Tal como está configurado el mapa hoy, quien debería sucederlo sería el director dispuesto por la Ciudad de Buenos Aires. Hasta que se haga efectivo el nombramiento de Sarquis, es en esa silla está Ezequiel Capelli, quien, señala Winograd, desembarcó como “un emisario de Santilli destinado a juntar votos para él en La Matanza”.
Y así fue, porque este funcionario “verde”, que llegaba de la cartera medioambiental de la ciudad de Buenos Aires cuando aún gobernaba la dupla Larreta-Santilli, fue siempre conocido en el sector como un armador del “Colo”, a cargo de esas microgestiones y ubicado en lugares estratégicos.
Producto de esa filiación con el ex dirigente del PRO, ahora teñido de violeta, es que Capelli fue finalmente desplazado por Sarquis. La primera lectura política es que Jorge Macri y Vidal, enfrentados hoy con Santilli, hacen uso de sus espacios de poder para poner gente de su confianza.
Pero, lo que llama la atención a un conocedor de estos entretelones es que no se eligió a un dirigente de poca monta, o a un 4 de copas, sino a un ex ministro provincial y un importante referente en el sector privado. Y que, encima, se rumorea que, al asumir, ceda su mandato nuevamente a Nación y permita que Miguelez siga en funciones hasta marzo del 2026.
“Es un poco raro que un señor que fue ministro de Agricultura venga a parar al directorio del Mercado Central, que es una organización que está en decadencia. Me llama un poco la atención”, expresó Winograd.
Ahora bien, volviendo al ruido que recién ahora genera la demora de Miguelez de ceder su mandato, también cabe preguntarse qué fuerzas son las interesadas en que se le dé curso legal. A fin de cuentas, cuando fue designado en 2023, ya contaba con antecedentes penales y, hasta el momento, había tenido la banca política de Mauricio Macri y de “Toto” Caputo. Si Milei le baja el dedo, como anuncian algunos ¿a qué se debe?
A esa compleja situación, hace algunos días, se sumó un informe del Síndico del Mercado Central, revisado luego por la SIGEN, que determinó que en su gestión Miguelez sólo cumplió con el 5% de sus obligaciones. No parece ser novedad para nadie.
“¿Quién está agitando ese escándalo? ¿En beneficio de quién?”, se preguntó el empresario. Por ahora, la respuesta parecería estar en la próxima asamblea del organismo, en la que finalmente debería conocerse el movimiento que hará Sarquis.
En la otra vereda mira atentamente Alberto Jesús Olmos, que es el director por parte de la provincia y alineado con Kicillof. Hay ahí otro dato que ilustra el intenso vínculo que mantiene el Mercado Central con la política partidaria: El hijo de este funcionario es Juan Manuel Olmos, un armador central de lo que fue el albertismo.
Qué hará Sarquis como director, aún es incierto. Lo que ve Winograd es que, a pesar de ser una figura de peso, no desembarca en el mercado con un proyecto claro, y eso no es buen augurio para los que esperan que haya un cambio de fondo en algún momento.
“No puede decir que viene a colaborar. Esto no es un club de barrio, el mercado es una bomba a punto de estallar”, lanzó el empresario, que opta, una vez más y fiel a su estilo, a otra figura retórica: “Es como es como alguien que diga que va a ir de intendente de Sarajevo a celebrar el carnaval con una fiesta con espuma, maracas y carrozas”.
Entrevista de Sarquis a Canal Agrositio:
La pregunta que queda rondando en el aire es si es factible, entonces, que su figura sea sólo testimonial. En definitiva, el Mercado Central ha demostrado ser, desde hace décadas, el refugio de muchas figuras políticas y de proyectos contradictorios.
Desde Guillermo Moreno en adelante, hubo quienes hablaron de huella de carbono y agricultura social, como lo fue el sucesor de Miguelez en 2018, Belisario Álvarez de Toledo; otros, como Nahuel Levaggi, un referente de la UTT que presidió el mercado durante la cuarentena, que le dieron un sesgo comunitario y propusieron el control de precios; y otros, como Miguelez, que han resultado ser hábiles armadores político-territoriales.