Fernando Luis tiene una cabaña Limangus, raza que de la mezcla del Limousin, de origen francés y el británico Angus. “El Limangus se desarrolló desde hace 40 años y desde hace casi 30 que tenemos registros genealógicos de los reproductores. La raza reúne lo mejor de las dos que le dieron origen. El Limousin le aporta muy buena producción muscular y por eso los novillos tienen rindes tan altos al gancho, y el Angus la adaptabilidad al ambiente”, explicó el criador.
Luis señaló que la raza comenzó a crecer fuerte en los últimos años, al punto que ya pelea el segundo puesto en la región pampeana y está avanzando mucho también en todo el país. “Así lo indican las estadísticas de venta de material genético de la Cámara de Biotecnolgía Animal (Cabia)”, señaló.
Su cabaña se llama La Elisa y está en Olavarría. Allí produce los mejores reproductores de la raza, de hecho dos de los que llevó a Palermo fueron grandes campeones en la reciente exposición de otoño de Limangus.
Sus siete hijos (Alfonso. Felipe, Teresa, Martina, Anita, Isidro y Emma) fueron criados en el campo y todos se dedican a las actividades rurales.
Entre los mayores hay algunos que crían y doman caballos, hay algunos profesionales del agro y otros trabajan en empresas proveedoras de insumos. Anita, de 21 años, está codo a codo con el papá criando vacunos; le sigue Isidro que estudia Agronomía y luego la menor del clan que todavía está terminando la primaria.
Fernando se emociona cuando habla de sus hijos, a los que les pudo transmitir su amor por la producción agropecuaria.
Anita hizo la tecnicatura en producción agropecuaria en el ISEA de la Sociedad Rural Argentina y por nada en el mundo se hubiera perdido estar en esta edición de la Exposición Rural de Palermo.
“Para mí el campo es todo, nací y me crie ahí y no me imagino haciendo otra cosa”, cuenta con la sonrisa ancha mientras cuida de los animales que están exponiendo en Palermo.
Todos los días se encarga de revisar la hacienda, darle de comer, ver que los animales tengan el forraje suficiente, que no tengan problemas y crezcan sanos, como se cuida a un hijo. “Me encanta hacer eso, todos mamamos desde que nacimos esta forma de vida”, señaló.
A Anita y Fernando los acompaña Isidro, que tiene 20 años y la mitad de la carrera de ingeniero agrónomo adentro. El también forma parte de la tropa que está cuidando de la hacienda que participa de las juras este año en la Rural.
“Amamos esto porque mis viejos nos lo transmitieron, porque los vimos felices. Por ahora la ganadería es lo que más me gusta, si no cambio de idea voy a seguir ese camino cuando me reciba”, avisa el muchacho.
Fernando contó a Bichos de Campo cómo es su planteo ganadero. En la cabaña hay 500 madres, pedigree y puras controladas. Tiene un destete de más del 90% y cuando nacen los terneros elige los que considera que tienen futuro como reproductores machos, mientras que a los demás los vende como invernada. Los mismo hace con las vacas: se guarda las que van para reposición de las madres de pedigree y puras controladas, y el resto las comercializa a otros criadores que buscan mejorar sus rodeos.
La primera selección de los animales se hace al destete. Se miran los aplomos, su tamaño, todo lo que dé indicios de cómo evolucionará ese animal. Entonces separa los que van para el rodeo de pedigrée y los que se venderán como invernada.
En general las vaquillona para venta las entora entre los 18 y 24 meses, pero también logra buena producción de terneros con hembras entoradas a los 15 meses, para reponer el propio rodeo.
Por las dimensiones y características del campo decidió enforcarse en un solo eslabón de la cadena y eligió la producción de reproductores machos y hembras, pedrigree y puro controlado “No tengo escala para hacer recría o engorde para carne y como me gusta hacer esto decidí meterme a fondo y dar lo mejor de mí”.