Fundada en 1954 por la familia Saputo, inmigrantes sicilianos llegados a Canadá con apenas 500 dólares y una bicicleta, Saputo Inc. creció desde un pequeño emprendimiento artesanal en Montreal hasta convertirse en uno de los principales procesadores de productos lácteos del mundo. Sin embargo, muy pocos argentinos la conocen.
Hoy la compañía opera más de 67 plantas distribuidas en Canadá, Estados Unidos, Argentina, Australia y Reino Unido, emplea a 19.600 personas y distribuye sus productos en más de 60 países bajo marcas reconocidas como Frigo Cheese Heads, Montchevre, Armstrong, Cathedral City y La Paulina, entre otras.
El ingreso de Saputo al mercado argentino se concretó en 2003, con la compra de Molfino Hermanos, entonces el tercer mayor procesador de leche del país que estaba bajo la órbita del Grupo de capitales nacionales Pérez Cómpanc y por la que pagó más de 50 millones de dólares.
Esta operación incluyó también a La Paulina, una tradicional marca argentina fundada en 1921 en Villa María (Córdoba), que desde entonces se convirtió en la principal insignia local del grupo. Con esta adquisición, Saputo no solo ganó capacidad industrial y acceso al mercado interno, sino también una plataforma exportadora de alto potencial.
Actualmente la compañía procesa 3,65 millones de litros de leche por día en sus plantas de Rafaela (Santa Fe) y Tío Pujio (Córdoba), lo que la convierte en la líder nacional en procesamiento de leche cruda, con una participación del 12,5% del volumen industrial total del país.
La estrategia de Saputo en Argentina se basa en tres pilares: eficiencia operativa, integración vertical y vocación exportadora. Con una productividad promedio de 3.800 litros por operario por día, se posiciona como una de las operaciones más eficientes de todo el grupo a nivel global.
La empresa abastece tanto al mercado interno como a más de 30 destinos internacionales, y es el principal exportador de quesos del país, en particular de muzzarella. También produce y comercializa manteca, leche en polvo, crema, caseína y proteína de suero.
Además la compañía implementó un modelo de integración vertical que comienza con la recepción de leche de más de 600 tambos y se extiende hasta la distribución de productos terminados. Esto le permite responder con agilidad a los cambios del mercado y asegurar estándares de calidad consistentes en toda la cadena.
En lo que respecta a los números globales de la compañía, en los primeros nueve meses de su ejercicio fiscal 2025, cerrado el 31 de diciembre de 2024, la firma reportó ingresos por 14.308 millones de dólares canadienses (alrededor de 10.200 millones dólares), un 11,8% más que en el mismo período del año anterior. En este marco, registró una pérdida neta de 250 millones de dólares canadienses (179 millones de dólares), producto de un cargo contable por deterioro de activos intangibles en el Reino Unido y mayores costos financieros y fiscales.
Mientras tanto, la filial argentina, integrada en la División Internacional junto con Australia, enfrentó un escenario desafiante. Según el balance, “en Argentina, la devaluación del peso no mantuvo el ritmo de la inflación, lo que derivó en mayores costos de producción, incluyendo mayores costos de la leche”. A esto se sumó una menor disponibilidad de materia prima: “La reducción en la disponibilidad de leche en Argentina también contribuyó al aumento de los costos”, señaló la compañía.
La rentabilidad de las exportaciones también se vio afectada y así lo explica la empresa en su balance: “La devaluación más moderada del peso argentino, en comparación con el mismo trimestre del año fiscal anterior, condujo a una menor rentabilidad de las ventas de exportación denominadas en dólares estadounidenses”.
Finalmente, de cara al cierre del ejercicio, la empresa anticipa una reducción en el nivel de inversiones de capital, tras completar gran parte de su Plan Estratégico Global 2023–2025, que incluyó expansión de capacidad y automatización. Esta decisión busca incrementar la generación de caja libre y destinar recursos a recompras de acciones: en el último trimestre, Saputo compró más de 1,2 millones de acciones propias por 32 millones de dólares canadienses, y amplió su programa de recompra hasta el 5% del capital.