Hace años que la situación de los productores en la zona de Chascomús se ha deteriorado en materia de inseguridad. A diferencia de los casos de abigeato más repetidos, que incluyen el robo y faena de animales para la posterior venta de carne en el mercado paralelo, aquí las denuncias apuntan casi en exclusiva a los “galgueros”: cazadores que emplean aquella veloz raza de perros para atrapar a sus presas, y que en el camino irrumpen en propiedad privada sin los permisos correspondientes.
La situación en esa localidad bonaerense es todavía más curiosa. Sucede que una de las grandes atracciones de la zona es la presencia de antílopes, que fueron introducidos décadas atrás para la caza deportiva, en tiempos donde los cotos estaban regulados. Ahora, esos animales se mezclan con la fauna autóctona, que incluye a ñandúes y mulitas, y atraen a grupos con gran cantidad de perros.
“Este problema se agrava desde hace varios años. En 2005 empezaron a aparecer galgos en cantidad, pero desde 2015 la situación se fue de control. Ya en la zona tenemos empresas de cacería ilegal, que por las redes sociales contactan a gente de todo el país y los traen a cazar, en combis, en camionetas. Ellos les cobran, los meten en la zona, y con un baquiano que conoce los campos entran y salen”, dijo a Bichos de Campo Manuel Anchorena, productor agropecuario y presidente del Foro de Seguridad de Chascomús.
“Este problema es uno general en la provincia, y desde el lado de la política siempre lo minimizaron. La realidad es que es toda gente que viene porque ya no puede correr más con sus perros. Nosotros no estamos a favor del maltrato animal y no estamos a favor de las carreras (prohibidas por ley en 2016), ni del estado en que tienen a esos animales. Por eso es que cansados creamos este Foro entre vecinos, para poder entrar al Concejo Deliberante y tener voz”, señaló el también agrónomo.
Uno de los puntos que más preocupa a los vecinos es el traspaso de estas tropas de cazadores a propiedad privada, donde no solo sueltan a sus perros –que corren entre los animales y provocan que muchas veces se rompan alambrados- sino que también han llegado a faenar algunas cabezas y hasta robar dentro de las casas.
“Cuando entran estos tipos, se te hace una avalancha literal de doscientas vacas, te rompen los cultivos, te llevan eléctricos. Ellos entran con vehículos a los campos, con autos, con camionetas, cortan cadenas. Hace dos meses a un vecino, además de todo esto, le mataron 7 ovejas con un rifle. Eso no les alcanzó y se metieron entre 7 y 8 personas en su casa. Y hasta hemos recibido amenazas luego de denunciar”, lamentó Anchorena.
Si bien en la zona hay presencia de patrullas rurales, la situación obligó a los vecinos a contactarse directamente con el Ministerio de Seguridad de la provincia, con quienes ahora mantienen diálogo permanente.
“Cuando hablamos con Adrián Pereyra, del Ministerio, le expresamos que no puede ser que no haya controles en la ruta, cuando viene gente con perros en una caja de madera. Acá viene gente todos los fines de semana de La Plata, de Guernica, De Ezeiza, incluso de otras provincias como Santa Fe. Sabemos que no van a ir presos, porque estamos en Argentina, pero tiene que haber algún tipo de llamado de atención”, señaló el productor.
En una carta circulada semanas atrás, lo vecinos señalaron: “Saben de los esfuerzos de la Patrulla Municipal, complementando la tarea rural con el monitoreo urbano. También conocemos el acompañamiento del Ministerio de Seguridad de la Provincia. Pero la “seguridad rural” parece un equipo de 11 jugadores, donde 6 juegas un partido y 5 otro. Algo del equipo hay que ajustar imperiosamente”.