Con una presencia en el embalse Alicurá –compartido por las provincias de Neuquén y Río Negro- que se remonta a la década de 1990, la firma Truchas Alicurá lleva orgullosa el título de ser una de las más antiguas del lugar. Y quien recorra la ruta 273 podrá identificar algunas de sus jaulas de engorde, en las que producen unas 1700 toneladas de trucha arcoíris al año. Desde 2021 integra al Grupo San Isidro.
“Esta empresa es una de las más antiguas en cuanto a acuicultura en el embalse. De hecho, ha servido como escuela. Muchas de las personas que hoy trabajan en el embalse liderando algún otro centro productivo, de alguna manera estuvieron vinculadas a Truches Alicurá. La empresa ha llegado a tener seis trenes de producción y fue la primera que realizó exportaciones, tanto a Miami como a otros mercados”, contó a Bichos de Campo Marcelo Nesteriuc, responsable de esa unidad de negocio.
La apuesta actual de esa firma acuícola está hoy más ligada al mercado interno, en el que lideran con una producción de trucha “tamaño plato”.
“Desde que estamos en el negocio, el mercado interno siempre ha respondido. Si bien hemos pasado por los problemas que hemos pasado como país, nos ha servido para que el producto se diera a conocer. Hoy hay variables que no manejamos, como el tipo de cambio y los costos internos que tenemos, que no nos hacen una actividad competitiva en determinados mercados del exterior”, explicó Nesteriuc.
Uno de los principales costos de la actividad es el alimento, que por tener componentes atados al valor del dólar puede variar mucho en su precio. Por tal motivo, la empresa produce uno propio.
“Es una ventaja comparativa nuestra. Es alimento que solo usamos para consumo propio. Eso nos lleva a tener otra unidad de negocio dentro de la misma unidad de negocio”, señaló el empresario.
Todo el trabajo de Truchas Alicurá –al igual que sucede con otras firmas- se enmarca en una concesión que las provincias otorgan a quienes deciden explotar el lugar, lo que implica controles respecto de las cargas de peces y, en especial, del cuidado medioambiental.
“A la primera autoridad a la que nosotros reportamos es a la autoridad que te otorga la concesión. Tanto la provincia de Neuquén como la provincia de Río Negro. Después hay una autoridad de cuenca donde participan no solamente ambas provincias, sino también el Estado Nacional. Tenemos que pensar a la actividad desde el punto de vista integral. Tenemos la oportunidad de producir en un ambiente natural. La premisa, no sólo de Truchas Alicurá sino del Grupo San Isidro, es la de tener una producción responsable”, aseguró Nesteriuc.
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En ese sentido, un punto clave deviene del estatus sanitario que hoy mantiene Argentina, que la distingue de la situación que enfrentan otros países al no tener que usar antibióticos para eliminar patógenos que afectan a los peces.
“En lo que respecta al agua, es importante el seguimiento de la sanidad, porque es algo que nos distingue en Argentina, y es una carta de presentación. Como el espejo de agua es común para todos, existe una responsabilidad de todos. Pero arranca en la individual, teniendo en cuenta que esa situación de privilegio nos beneficia. Esta es una zona autodeclarada libre de enfermedades salmónidas reportables. Eso requiere de un esfuerzo por controlar permanentemente las aguas, y ser responsables en el lugar en donde operamos”, explicó.
-Si tuvieras que caracterizar a la acuicultura argentina hoy, ¿cómo lo harías?– le preguntamos.
-Hay productores que ya llevan muchos años realizando una producción artesanal y un trabajo excelente en cuanto a la trucha. Hará cosa de 5 años que empezó a haber otros actores dentro de la actividad, incluidos nosotros, en la búsqueda de realizar una actividad a otra escala, pero no solo tratando de alcanzar el mercado interno, sino también de poder mostrar este producto a las distintas partes del mundo. Si bien algunas empresas están más adelantadas en cuanto al nivel de tecnología e inversión, lo cierto es que todavía nos está faltando como país lograr ser lo todo competitivo que necesitamos para que nuestro producto se conozca en el mundo, y poder valorar el lugar y el ambiente en donde producimos.
-Si no llegamos por escala, podríamos apuntar a mejorar el producto que ofrecemos.
-Sí, la cantidad de toneladas que Argentina hoy produce respecto de los principales productores del mundo es chica, pero también es cierto que nos abre una oportunidad, nos abre un nicho en donde nuestra trucha tranquilamente puede competir. Incluso con mercados que son exigentes en cuanto al trabajo y a la responsabilidad con el medio ambiente. También sabemos que las grandes producciones en otros países han tenido sus dificultades y hoy por suerte nosotros estamos transitando una actividad sana. Es una actividad que tiene un montón de oportunidades, es una buena generadora de fuentes de empleo, y puede generar recursos como generan otras actividades a la hora de exportar. Creo que tiene proyección. Pensemos que generamos proteína y en el mundo se necesita. El consumo de pescado ha crecido a nivel mundial, nosotros en Argentina estamos muy por debajo de la media, incluso muy por debajo de Latinoamérica, por lo que tenemos ese potencial todavía para atender.