La ganadería pasa por un momento soñado. Los precios son buenos en cualquier eslabón productivo y también es favorable la relación con los insumos del sector. Gracias a la mejora de la oferta forrajera y a la positiva relación de la carne con el maíz también se incentiva el agregado de kilos.
El tipo de cambio juega a favor y las cotizaciones ganaderas son, por mucho, las más altas de la historia, aunque esto se transforme en un dolor de cabeza para los frigoríficos.
El ternero que venden los criadores promedia los 3,5 dólares por kilo. Con la venta de una vaca de descarte pero de buena gordura -que pesa 450/500 kilos- se embolsa casi 1 millón de pesos, poco menos de lo que se necesita para comprar una vaca de segunda parición, que cotiza en 1,2/1,4 millón de pesos y que en pocos meses más dará un ternero que vale 600.000 pesos.
El novillo con destino a la faena para el consumo interno vale 3.000/3.100 pesos en pie o 5.400 por kilo en gancho. La exportación tiene que hacer esfuerzos grandes, y en muchos casos trabajar a pérdida, para empatar esos precios. Esto habla de la firmeza de la demanda interna y por eso matarifes y frigoríficos pueden pagar esos valores.
Y como si fuera poco, el valor del dólar no se disparó y el gobierno facilitó su acceso. En este contexto los ganaderos están aprovechando la ecuación para expandir sus fronteras.
“Hay productores vendiendo hacienda, sobre todo vientres y especialmente vaquillonas, para comprar campos” dijo el consignatario Roberto Mondino, con sede en Del Campillo, Córdoba.
“Lo que pasa es que en dólares el precio de la hectárea no aumentó y si los de la hacienda. Una vaquillona preñada vale 1,3/1,5 millón de pesos, o cerca de 1.300 dólares y al poco tiempo te da un ternero que vale 500/600 dólares. Son valores muy altos”, agregó.
“No se trata de campos grandes sino de superficies más bien chicas. No es fácil conseguir campos y siempre son números grandes, pero está pasando y se debe al cambio de ánimo que hay en el sector que tiene renovadas expectativas”, comentó el experto.
Mondino precisó: “En la zona de Córdoba donde estamos, que es bien novillera, un campo agrícola-ganadero con zonas bajas se negocia en 5/6 mil dólares por hectárea. Más al sur, en el oeste bonaerense también hicimos operaciones a valores más altos”.
Según el operador también hay ganaderos buscando campos para alquilar y con variables que tiene el negocio se bancan el pago en quintales de soja.
“Hoy estamos viendo muchos ganaderos que están alquilando campos en quintales de soja. Son campos que están armados, que tienen buenos alambres, que tienen buenas aguadas. Ahí van ganaderos para hacer recrías y salir con un novillo a fin de año. Vemos también que se sembraron centenos de cobertura para sacarle unos kilos a ese hectárea”.
El valor de la hacienda también mejoró y de forma notable respecto del precio de los inmuebles urbanos, según analistas por metro cuadrado de una propiedad en ciudades como Buenos Aires se requieren de 500 kilos de novillos que tienen un valor de 5 dólares en gancho lo que significa 2500 dólares.
El piso de la serie se tocó en enero de 2024 cuando se derrumbaron los valores de los inmuebles y se necesitaban apenas 320 kilos de novillos.
Hubo varios picos entre 2017 y 2019, años en los cuales las intervenciones en los mercados, la debilidad del mercado de la carne y la incertidumbre que llevaba a que se buscara el refugio en ladrillos. En ese plazo se requería de 700 kilos de novillo por metro cuadrado.