Publicación original en mayo de 2019: Una avispa autóctona de esta región del mundo (está presente en Argentina, Chile y Uruguay) se convirtió en el primer insecto que multiplica el INTA para incursionar en una nueva tendencia global que aquí todavía es muy incipiente: el control de plagas mediante insectos benéficos. Aunque tiene nombre de Pokemón, la Goniozus legneri es una avispa pequeña de tres milímetros que se alimenta de las larvas de polillas y mariposas que atacan los árboles frutales.
La multiplicación de las Goniozus que saldrán a batallar por las diferentes regiones frutícolas de la Argentina se está realizando en el Centro de Multiplicación de Biocontroladores (Cemubio), que fue inaugurado en setiembre pasado dentro del predio del INTA Alto Valle, en Río Negro. Una vez que se ajuste el método, la idea es licenciar esta tecnología a empresas privadas para que realicen los tratamientos en las chacras de los productores interesados en esta técnica de control de insectos dañinos.
Bichos de Campo entrevistó a la principal responsable de ese laboratorio. Liliana Cichón, que tiene doble título de ingeniera agrónoma y doctora en Biología, habla con los nombres difíciles que utilizan los científicos. Pero le entendimos que básicamente esta poke-avispa tiene un apetito bastante “generalista” y disfruta de comer gusanitos de todo tipo, en especial la carpocapsa que ataca frutas de pepita (peras y manzanas) y la grafolita, que lo hace con frutas de carozo (durazno y ciruela). También se está probando en frutos secos (nogales) y en los viñedos, contra la lobesia botrana o polilla de la vid.
Mirá la entrevista completa con esta investigadora del INTA:
Esta avispa justiciera fue reconocida por primera vez en la región del Alto Valle en 2005 por el equipo de Sanidad Vegetal del INTA. Luego de diez años de estudios, ya se está desarrollando la técnica de cría y multiplicación en el Cemubio. “La idea fue buscar enemigos naturales autóctonos que tengan una buena performance en las regiones frutícolas y tratar de desarrollar tecnologías de producción en escala, en forma masiva, de manera que puedan estar disponibles para el sector productivo”, explicó Cichón.
El control biológico de plagas es algo bastante habitual en otras regiones del mundo, aunque no es nada frecuente su utilización en la fruticultura. “Es muy raro verlo en un ambiente abierto, pues generalmente estos insectos se manejan dentro de invernaderos. Pero en el tema frutales, como el consumo es en fresco, ha empezado a tallar el tema de la inocuidad. Lo que se trata de hacer es buscar herramientas que disminuyan el uso de agroquímicos” y en consecuencia los residuos en las frutas.
-¿La ideas es que los productores pidan cuator o cinco avispas? ¿Pero cómo se controla que no se vayan a la chacra de al lado?
-La idea es que el productor tenga disponibilidad de esta herramienta y diga: ‘la próxima temporada voy a necesitar tres liberaciones de avispas’. Una vez que recibe ese pedido, la biofábrica produce las avispas necesarias y es la misma empresa la que se dedica a la aplicación en el monte, porque es una tecnología muy sensible, muy delicada- respondió la investigadora.
-¿Pero son efectivas estas avispas?
-Son muy efectivas, solamente que necesitan de un determinado manejo. Todo es tecnología.