Sol Carrettoni es muchas personalidades en una. La chica del skate (o la patineta), la rockera que con su guitarra tocaba en “Sweet sahumerio”, pero también la apasionada por los fierros de campo, la que hace videos en sus redes contando cómo labura en el campo familiar, y la que pide mayor apertura o participación para que las mujeres como ella puedan estar en los asados de las concesionarias donde se “corta el bacalao”, sin que a su padre lo incomode (ni a ella, ni a los otros) porque es la única.
Sol tiene 26 años y es la protagonista del último capítulo de El podcast de tu vida. Se crió en Alberti, provincia de Buenos Aires, en una familia de campo, estudió agronomía en La Plata, viajó y trabajó en Estados Unidos y reconoce: “Pensé que era otra cosa, cuando me fui, valoré más lo que tenemos acá”.
Y además, de todo como en botica: “Mi abuela era muy buena cocinera, igual que mi mamá ¿yo? Un desastre, esa parte no la heredé”, se ríe. Pasen y lean…
-Te criaste en una familia rural, de campo. ¿Cómo fue aquella niñez rural? Haciendo qué, alguna anécdota…
-Somos cuatro hermanos, yo y tres más, y en una época en la que la tecnología no estaba como ahora, asique hacíamos de todo. Yo jugaba mucho en un monte, donde dejábamos la leña para el invierno y ahí hacía casitas, hacía tortas de barro. Siempre los seguía a mis hermanos, porque soy la más chiquita. A mí me crió mi hermana, mi vieja estaba cansada ya… jaja..
-Si cerrás los ojos, ¿Qué olores, sabores, colores recordás de esa época?
-Tenía una abuela que hacía unos ravioles riquísimos. Pero era chiquita yo. Los hizo, ponele, hasta que yo tuve 6 años, después se puso más grande y dejó de hacerlos. Eran unos ravioles famosos en la familia. Mi vieja cocina muy bien. Cocinó para toda la familia siempre, imagínate que somos seis y de buen comer, y la cocina para la gente del campo. Cuando era chiquita me hacía unos caramelos de miel… que después no me hizo más… se los voy a reclamar (se ríe).
-¿Alguna receta y habilidad culinaria te quedó?
-Quedó en la nada eso. Yo soy muy mala cocinando. Me cocino, pero no salgo de milanesa y alguna verdura. Y por eso extraño mucho las comidas de mi vieja, aunque cuando estamos trabajando en el campo seguimos comiéndola, pero no es lo mismo.
-Algunos dicen que vas al campo y a laburar para comer…
-Jajaj… y están en lo correcto.
-¿A qué edad manejaste la primera máquina? ¿Qué máquina era?
-Cuando era chica, si bien hacía mucha vida de campo, las máquinas me quedaban lejos, pero me en algún momento de mi vida me empezaron a llamar más la atención las maquinarias y empecé a enfocarme en eso. yendo a tu pregunta, el último año de secundaria, 16-17 años ponele, fue el primer día que mi viejo me mandó con un tractor de un campo a otro y dije ¡guau! ¡Estoy manejando un tractor sola! Porque siempre me lo daban adentro de la chacra, el más viejito, no me lo daban para más que eso. Era un CASE 155 y sentí, ¡Ahora si!
-¿Tenés algún momento que creas te haya marcado en la elección que hiciste de la carrera? ¿Cómo fue pasar de tocar la guitarra, andar en skate a La Plata y agronomía?
-Creo que siempre mi plan era seguir en el campo. La familia te lleva a elegir eso. Y lo agradezco. A mí desde que estaba en la escuela que me gustaba el campo. Pero andaba mucho en patineta en la balanza del campo, tocaba la guitarra, mucho rock, nunca se me dio por el folclore, pero la música está buenísima para hacer un hobbie, te lleva, te distrae.
-¿Seguís tocando ahora?
-Tenía una banda que hacíamos covers de Soda Stereo en Alberti, y después me fui a estudiar y dejamos. Se llamaba “Sweet sahumerio”, como una canción de Ceratti.
-¿Qué legado recibiste de tus viejos? Claramente, no la cocina por parte de tu madre… jaja…
-Creo que lo pude ver más de grande. Te diría estos últimos años. El valor de la familia y de la tolerancia que ellos tienen juntos. Ellos crecieron juntos. Yo le decía siempre a mi viejo que el mejor negocio que hizo fue elegir a su mujer, porque mi vieja siempre lo apoyó en todo. El labura muchísimo y ella atrás también. Mi viejo me enseñó que el nombre se respeta, que hay que hacer las cosas bien siempre y laburar. Mi viejo a veces no hay nada para hacer y me pone a palear… que yo… está todo bien… pero no es necesario, se pueden automatizar, pero él necesita verte haciendo algo. Pero lo valoro. Y mi vieja es un sol. Ella siempre me apoya y es mi sostén. De ellos recibí perseverancia, tolerancia y cultura de trabajo.
-¿Cómo se llaman?
-María y Elbio.
-¿Y les gusta lo que hacés en redes?
-A mi viejo no. Y yo le digo, “pero bueno, pa, yo no muestro tu trabajo”. En las redes no tengo padre… (se ríe). Después, cuando me fui a Estados Unidos le mandaba a todo el mundo mis notas, pero es su forma de ser, nunca me lo va a decir. Está bueno mostrar lo que hacemos en el campo.
-En algún momento, contabas, hiciste una experiencia fuera del país creo. ¿Cómo te fue? ¿Qué cosas, no técnicas, sino para la vida, aprendiste?
-Era la primera vez que viajaba en avión sola. Ahorré mucho tiempo para hacerlo. Me gustaba Estados Unidos. Me costó hacer la visa, porque sos joven, piensan que te vas a ir a laburar… Fui a conocer y ver si podía evaluar opciones de trabajo para volver a Argentina y que me den la visa de trabajo. La cultura de allá me dio una bofetada porque me imaginaba al yanki de otra manera, la gente es bastante fría, yo pensaba que me iba a gustar su cultura y no. Valoré más lo nuestro.
-¿Y qué hiciste?
-Llegué, recorrí un montón. Tengo mis primos ahí, me bancaron en la casa. Es costoso bancarse solo allá. Me traje contactos. Me volvió a contactar la empresa con la que estuve, pero no. Pero lo que me quedé del viaje, en lo personal, es que me abrió mucho la cabeza, y me marcó mucho estar viviendo en la casa de otra persona. Por más que sean mis primos, que me den un cuarto, una semana, todo bien, pero un mes me costó. Me sentí mal tanto tiempo en la casa de alguien, porque lo estás invadiendo. Me hacían sentir como en casa, pero bueno…
-¿Qué le recomendarías a alguien que, como vos hace unos años, quiere irse a hacer una experiencia afuera?
-Primero tenés que saber inglés. Yo perdí un montón de oportunidades por no hablar el idioma. Intenté hacer contactos desde acá y no pude conseguir mucho. Y después que haga contactos desde acá. Si hubiese sabido inglés me hubiera sido más fácil. Y llevar dinero porque a mí me dijeron que tenían algo para mí y llegué y no tenían nada. Y estaba a miles de kilómetros de mi casa. A veces uno se piensa que es fácil y no.
-¿Tuviste que laburar de otras cosas allá? Para ganarte el mango…
-Eehhh… si… esto es medio cancelable, porque yo estaba con visa de trabajo… pero con la empresa que trabajé era creadora de contenidos y no lo podían poner como un trabajo. Después estuve en Miami, porque me dijeron que había trabajo y después me dijeron que no. Yo me había ido de Arizona a Miami, de una punta a la otra, y no sabía qué hacer. Y bueno, después lavaba platos por hora y lo que venga.
-¿Cómo te ha ido siendo mujer en el medio rural? sobre todo cuando saliste del paraguas de la familia, los Carretoni de Alberti, y tuviste que andar por otros lugares.
-Si, en Estados Unidos me ayudaron mucho las redes que me veían laburando en el campo. Si no, es más difícil. Siendo extranjera y mujer no me daban trabajo. Porque si me tenían que poner a palear un silo les iba a dar cosa.
-A tu viejo no le daba cosa… jaja…
-No, claro, cuanto más sucia y sufriendo mejor. Je. Y agradezco eso. Pero me sigue pasando que hace un tiempo había un asado de una concesionaria, que le compramos con mis hermanos la cosechadora y eran todos hombres y mi viejo me pasa. Buscar y me dice que iba a ser la única mujer, le ponía incómodo que vaya yo. Son asados que van sólo hombres, pero bueno, yo soy cliente también. No sé si las mujeres no se meten en ese ambiente, pero me pierdo un montón de networking por ser todos hombres. A mí me incomoda, a los hombres les incomoda, pero la verdad es que estamos todos laburando a la par, mis hermanos y yo. Esas cosas, todavía digo… no juzgo al que organiza, pero si fuéramos más mujeres no sería tan incómodo.
-¿La última de esta parte tiene que ver con qué es lo que más te gusta de lo que hacés hoy?
-La cosecha. Me motiva mucho, me pone ansiosa. En época de cosecha duermo poquísimo, cosechamos hasta tarde y arrancamos temprano. Me motiva lo que hago en las redes. Pero bueno, uno va pasando el tiempo y va cambiando los objetivos. A mí me encanta la parte de administración y gerenciamiento, que en casa no lo hacemos mucho porque somos la familia y laburamos todos y ya. Pero me encantaría poder hacerlo más adelante. Y en lo de redes, me gusta llevar información a la gente.
-Quiero hacer dos clics en cosas que dijiste. ¿Qué te gusta de la cosecha? Más allá de ver el resultado. ¿Subirte a la cosechadora, la logística?
-Es el lío que tenés en cosecha. La logística, te cruzás con tu hermano que viene trayendo cereal en el camión, y vos vas a la planta a descargarlo o a llevar una cubierta que se rompió. Y que estemos la familia es muy lindo. Es logística tremenda, difícil de construir. Las empresas familiares muchas veces son un quilombo, lo hablo con muchos. Porque todos los días estás a punto de irte. Pero cuando todo va y funciona sentís, “qué bueno que estoy acá”.
-El otro clic que quiero hacer de lo que venías diciendo es en las redes sociales. Vos tenés 26 años, venís usando redes hace mucho, sos nativa digital. ¿Cómo ves el futuro de esta carrera de publicar en redes?
-Si, tal cual. En mi vida a lo que le pongo fichas realmente es a mi laburo en el campo que es lo que no se me va a ir. Las redes es algo esporádico. Me ha pasado que antes estuve en la gerencia de un acopio que era de mi tío y mi viejo y desaparecí un poco, y dejás de existir, si no estás generando contenido todo el tiempo chau, la gente se olvida. Es muy así. Tenés que estar todo el tiempo generando contenido e información para poder subsistir. La verdad es que no sé para donde va todo esto. A mi me encantaría poder subsistir en redes pero le pongo fichas a mi trabajo en el campo. Estoy 16 horas en el campo y las redes las dejo para después, termino editando mientras como, a la noche.
-Como preludio del pin-pong les hago la pregunta animal. ¿Qué vinculo tenés con perros, gatos, mascotas en general?
-Tengo. Ahora tenemos 4 en el campo y dos que están en casa en Alberti. Después siempre terneros guachos dando vueltas por el patio. Cuando era chica tenía gatos, conejos.
-¿Y cómo se llaman los de ahora?
-Ahora está “Anonimus”, porque llegó al campo sin nombre; “Rocky”, “Tinto” y “Copita”. Y hay una gata, de mi vieja, que le decimos “Ella”, porque está en otro nivel (se ríe).
-Bueno ahora sí llegamos al pin-pong y te pregunto por un país, ciudad, lugar que hayas conocido y que te gustaría volver.
-Iowa, al pueblito Garner. Yo vivía en el campo con una amiga.
-¿Y uno que te gustaría conocer?
-Egipto, Dubai, China… me gustaría viajar por todos lados.
-¿Tenés algún toc?
-(piensa) No… creo que no. Aunque sí la casa bastante ordenada. ¡Ah! Y las remeras. Si, el placard de la ropa pierdo mucho tiempo poniendo las remeras ordenaditas y por color, también los pantalones, las camperas.
-¿Qué desayunás?
-Tostadas con queso crema y huevo, palta. Y después, lo que venga. Primero café y después mate y mate.
-¿Algún superpoder que te gustaría tener?
-Ser invisible. Hago lo que quiero. Me subo al avión y viajo por el mundo.
-¿Series, películas? ¿Qué te gusta mirar?
-Comedia me gusta mucho. Me gusta Jim Carrey, cuando estoy triste me levanta el ánimo. Pero me engancho con lo que venga.
– ¿Tenés algún hobbie?
-Ahora estoy aprendiendo a volar. Me levante pensando cuándo voy a volar de nuevo. Estoy haciendo el curso de piloto privado. Está buenísimo. Me estoy aprendiendo toda la aerodinámica…
-Te va a servir para pulverizar después…
-Si, ja.
-Si pudieses subirte al “Delorean”, el auto de “Volver al futuro”, ¿A qué fecha irías?
-Me hubiese gustado en la época de mis viejos o mi abuela, para ver si la agricultura era así en serio. Arando con los bueyes y todo eso. Era una época bien distinta.
-¿Un tema musical? ¿Por dónde vas cuando escuchás música?
-Tendría que ser una chacarera… todos me van a juzgar por esto, pero elijo, cuando estoy bajón y necesito una musiquita, se llama “One day” – Vandaag” (N de la R: Vandaag en holandés significa “hoy”, es un tema del productor holandés Bakermat). No sé si es el tema que más me representa y pero va bien para cerrar esta charla. La letra dice que tiene un sueño y algún día lo va a hacer. Cuando estás medio triste, levanta.