Con una extensa trayectoria profesional que lo tuvo al frente de la Dirección de Ganadería en la provincia de Buenos Aires; de la Subsecretaría de Ganadería de la Nación; de la Dirección Nacional de Sanidad Animal dentro de Senasa, y posteriormente al frente de ese organismo como su presidente, Jorge Dillon es otra de las voces autorizadas en materia de fiebre aftosa, que Bichos de Campo decidió consultar.
En el marco de la 51° Reunión Ordinaria de la Comisión Sudamericana de Lucha contra la Fiebre Aftosa (Cosalfa), que se está realizando por estos días en Bolivia, el veterinario analizó: “Que países como Bolivia y Brasil se hayan presentado a la OMSA, para que la Comisión Ad hoc estudie su situación y proponga su reconocimiento como países libres sin vacunación, es muy importante. Fundamentalmente lo es para Brasil que es el principal exportador de carne del mundo. Que un país con esa potencia en cuanto a exportación y producción se presente para esto, habla sin duda alguna de la fortaleza que ellos entienden que tienen para detectar rápidamente un problema y conjurarlo”.
A continuación, afirmó: “Nadie quiere tener esta enfermedad en el mundo, pero me parece que a la fiebre aftosa hay que tenerle respeto porque es una enfermedad que, en una población virgen o que no está vacunada, puede matar animales y si se distribuye genera muchos problemas. Pero si vos tenés un sistema sanitario fortalecido, algo que incluye a todos los actores, a productores, a veterinarios atentos, que es lo que está pasando en Europa en este momento, los problemas no son graves con su detección y acción a tiempo. ¿Qué quiero decir? Que hay que tenerle respeto pero no miedo”.
-¿Ve en Argentina a un sistema sanitario fortalecido? ¿O cree que le falta?- le preguntamos.
-Creo que le falta, definitivamente. Y digámoslo con todas las letras: en el Servicio Nacional no están reduciendo la planta de personal como lo hacen otras instituciones. Este gobierno ha decidido no hacer eso con el Senasa, pero es cierto que del Senasa se van por mes 30 personas, porque buscan otro trabajo con una mejor remuneración y hasta satisfacciones en cuanto a su prestación de servicios. Lamentablemente esos son los más capacitados, los mejores, que los toma la actividad privada. Por un lado uno diría que es bueno que eso ocurra, pero por otro lado, ¿con qué nos quedamos dentro del Servicio? ¿Con los mejores recursos?
Dillon consideró que esa es una problemática debe ser atendida estratégicamente no solo en Senasa sino en todas las instituciones técnicas del país, como en el CONICET y en el INTA, para asegurar equipos técnicos calificados.
“Sin duda alguna eso es vital porque genera confianza en el mundo, y la confianza es la que abre los mercados, más allá de si tenemos aftosa, si identificamos los animales con microchips y armamos bien el sistema de trazabilidad que incluya a los frigoríficos. La confianza es lo que perdimos en el 2001 cuando escondimos la aftosa, se distribuyó en todo el país, y generó la vergüenza nacional que a mí me facturaron desde que fui Director en el 2005, hasta que terminé mi gestión como presidente en el 2017. Si vos tenés un Servicio Sanitario Nacional fortalecido, te van a comprar carne, semen, embriones, animales en pie sin problema”.
-En ese marco, ¿cómo ve que se lleve adelante una discusión como la que dan otros países de dejar de vacunar?
-Lo que me parece que Argentina tiene que hacer como un país que pretende ser un activo participante del comercio mundial de carnes, es hacer un planteo de la misma manera que en el año 1992 se planteó un programa para control de erradicación de la enfermedad. Tardaron 10 meses en hacerlo todas las instituciones, se pusieron de acuerdo y logramos ser libres con vacunación. Por eso creo que hay que hacer un plan de ese tipo hacia el futuro para ver cuándo y bajo qué condiciones. Esto obviamente tiene que ser discutido, propuesto y plasmado en un programa con participación de todos los sectores y bajo la coordinación de Senasa, y ahí se tiene que discutir aspectos sanitarios, económicos, políticos, demostrar objetivamente que no tenemos problemas.
En este sentido, el veterinario alertó: “Ojo, tengamos en cuenta todo lo que hay que hacer en cuanto a que los productores y los veterinarios sepan detectar un caso de fiebre aftosa, que lo notifiquen sin miedo, que se fortalezcan las fronteras, los bancos de antígenos, que adecuen al Laboratorio Nacional con equipamiento y capacitación de los recursos humanos para el diagnóstico. En fin, muchas cosas que hay que hacer, que no se hacen de la noche a la mañana. Eso puede tardar años, y más en el estado de situación en que está hoy en el país y el servicio oficial”.
-¿Y qué es lo que nos detiene de tener ese programa? Porque finalmente estamos hablando de que el debate no se da.
-La decisión política de Senasa. Ellos tienen que conducir eso. El armado de una propuesta tiene que incluir a todos los sectores involucrados y eso lo tiene que ordenar Senasa. Y si Senasa no plantea hacerlo, como lo hicimos en el 92’, obviamente nadie lo va a hacer. Nadie por si solo va a tomar algo que es responsabilidad de Senasa, como lo es conducir la elaboración de un programa para ver si consideramos conveniente suspender la vacunación. Yo no estoy diciendo que hay que suspenderla, porque hoy sería una locura de la noche a la mañana hacerlo. Hay que establecer las condiciones para dejar de vacuna.
-Se entiende que cualquier decisión involucraría una transición y muchos pasos precios.
-Fíjate que Brasil en el 2016 planteó el programa para dejar de ser libre con vacunación. Lo planteó a 10 años. Se adelantaron un año, pero estuvieron 10 años trabajando para mejorar el sistema. A lo mejor a nosotros también nos implica 10 años, dado el estatus quo que hoy tenemos, respecto a las capacidades del servicio oficial y a las capacidades de la actividad privada. Yo no estoy poniendo fechas, yo lo que digo es, señores, armemos un programa y seamos consistentes y confiables para el mundo. Yo creo que eso es lo que realmente abre marcados. La Mesa de Enlace planteó a Senasa dejar de vacunar las categorías adultas en la campaña de fin de año. Yo podría decir desde lo técnico que es razonable. A mí lo que no me parece bueno es que eso se plantee solo. Esto tiene que estar en el marco de un programa hacia el futuro.
-¿Cómo ves que se llevó adelante la discusión por la barrera sanitaria en la Patagonia?
-La resolución 180, por lo cual permitía el ingreso de carne con hueso a la Patagonia, generó una reacción de los patagónicos que creo que es lógica. Ellos dicen que tienen un estatus superior al del resto del país, y si bien la OMSA dice que no habría problema, obviamente eso hay que discutirlo con los países con los cuales tenemos acuerdos. Entiendo que algo se discutió con Europa, y Europa dijo que mientras se mantengan las mismas condiciones con las que nosotros exportamos, no hay problema. Y esas condiciones, en realidad, sí pueden ser un problema, porque nosotros ingresamos a la Patagonia con carne que está madurada, con un pH menor a 5 y sin ganglios, y eso en realidad es una exigencia para un país que está infectado y tiene un programa de control. Nosotros en la Argentina tenemos una zona libre con vacunación. Nos ponemos sobre exigentes sobre nuestro propio y el mensaje al mundo cuál es, ¿seguimos con problemas en el norte del Río Colorado?
En este sentido, Dillon señaló: “Ahí hay otra cuestión que es geopolítica, que es ojo con que la introducción baje mucho los precios de la hacienda patagónica. Con los altos costos que tienen pueden generarse problemas de rentabilidad. Ahí hay que analizar otras cuestiones: ¿mejoramos la infraestructura, la comunicación, los créditos, exenciones impositivas? ¿Buscamos algún aliciente para que los productos se queden en la meseta patagónica o vamos a dejar que abandonen los campos y se transformen en desiertos llenos de guanacos, de puma, de zorros, de perros asilvestrados y perdamos todas esas tierras productivas?
-Otra fuente consultada nos marcaba que si bien en la región no hay circulación viral, hay un país que no genera confianza al no informar de su estatus, como lo es Venezuela. ¿Eso podría supone un riesgo para nosotros en el marco de esta discusión por la vacuna?
-Lo primero que uno dice es que estamos lejos de Venezuela. Pero el virus no se transmite solamente por tener a los animales al lado. De manera hipotética, se puede traer de forma mecánica porque alguien estuvo en un campo con fiebre aftosa, le quedó bosta en un zapato y la trajo para acá. Ahora bien, en el mundo hay 110 países con fiebre aftosa. Muchos tienen cepas de virus que nosotros no utilizamos para vacuna, como las que circulan en África y Asia, y esos virus nunca llegaron a la región. Creo que el punto es tener respeto pero no miedo.